Un líder de una milicia sudanesa ha sido declarado culpable de cometer crímenes de guerra y de lesa humanidad en la región de Darfur hace más de 20 años.
Ali Muhammad Ali Abd-Al-Rahman, también conocido como Ali Kushayb, fue uno de los líderes de los Janjaweed, un grupo apoyado por el gobierno que aterrorizó Darfur, causando la muerte de cientos de miles de personas.
Kushayb es la primera persona juzgada por la Corte Penal Internacional (CPI) por las atrocidades en Darfur. Él había argumentado que era un caso de identidad equivocada.
El conflicto duró desde 2003 hasta 2020 y fue uno de los desastres humanitarios más graves del mundo, con acusaciones de limpieza étnica y genocidio contra la población no árabe de la región.
Cinco años después de que terminó esa crisis, Darfur es un campo de batalla clave en otra guerra civil, esta vez entre el ejército de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), cuyo origen está en los Janjaweed.
Durante el juicio de Kushayb, los sobrevivientes describieron cómo sus aldeas fueron incendiadas, los hombres y niños masacrados y las mujeres forzadas a la esclavitud sexual.
El líder miliciano fue hallado culpable de 27 cargos, centrados en ataques cometidos entre 2003 y 2004.
Los jueces de la CPI determinaron que las tácticas brutales de los Janjaweed -incluyendo ejecuciones masivas, violencia sexual y tortura- fueron a menudo infligidas por Kushayb y sus hombres.
Antes del veredicto, un pequeño grupo de darfuríes esperó pacientemente para entrar a la corte, en la ciudad holandesa de La Haya.
No tenían ninguna duda sobre el papel fundamental que Kushayb tuvo en su sufrimiento, con un hombre diciendo: “Él era el que daba las órdenes. Él era el que conseguía las armas. Así que si me preguntas si él era importante en Darfur, te diré que era uno de los más importantes”.
La guerra de Darfur comenzó después de que el gobierno, dominado por árabes en ese entonces, armó a los Janjaweed en un intento de suprimir un levantamiento de rebeldes de grupos étnicos africanos negros.
Los Janjaweed atacaron sistemáticamente a aldeanos no árabes acusados de apoyar a los rebeldes, lo que llevó a acusaciones de genocidio.
Esa misma violencia sistemática todavía ocurre en Darfur como parte de la guerra civil actual de Sudán.
Muchos de los combatientes Janjaweed se han transformado en las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), el grupo paramilitar que lucha contra el ejército sudanés.
El Reino Unido, Estados Unidos y grupos de derechos humanos han acusado a las RSF de llevar a cabo limpieza étnica contra comunidades no árabes en Darfur desde que el conflicto comenzó en 2023.
A lo largo de los dos conflictos, ha habido una “larga externalización de milicias, supresión de la rebelión y violencia sexual utilizada como herramienta de guerra”, dijo el Dr. Matthew Benson-Strohmayer, Director de Investigación sobre Sudán en la London School of Economics, a la BBC.
El Sr. Benson-Strohmayer espera que el veredicto de la CPI impacte el conflicto actual, pero “sinceramente” duda que lo hará.
“Creo que la forma en que se está librando la guerra en Darfur en particular es realmente una guerra de terror”, dijo a la BBC. “Es una guerra muy masculina – violencia sexual contra mujeres, o el hambre siendo usado literalmente para acorralar poblaciones y matarlas de inanición”.
Kushayb será sentenciado en una fecha posterior.
