Texto en español (nivel B2, con algún error ocasional):
El primer de julio marca el aniversario del lanzamiento oficial de la revista Ms, que llegó a los kioskos en 1972 con Wonder Woman en su portada, dominando una ciudad. En realidad, Ms debutó meses antes, el 20 de diciembre de 1971, como un suplemento de 40 páginas en New York magazine, donde la editora fundadora Gloria Steinem era escritora.
Sospechando que podría ser su única oportunidad, sus creadoras incluyeron artículos como La familia negra y el feminismo, Desexualizar el idioma inglés y Nosotras hemos abortado, una lista con firmas de 53 mujeres famosas, como Anaïs Nin, Susan Sontag y la propia Steinem. Las 300,000 copias se agotaron en ocho días. Pese a los críticos, fue un éxito: la primera revista estadounidense creada y dirigida íntegramente por mujeres.
La historia de esta revista revolucionaria y su impacto en el feminismo de segunda ola se detalla en el documental de HBO Dear Ms: A Revolution in Print, estrenado en el festival de Tribeca este año. Con imágenes de archivo y entrevistas a antiguas colaboradoras, el documental explora temas clave tratados por Ms: violencia doméstica, acoso laboral, raza y sexualidad.
Antes de Ms, términos como "violencia doméstica" o "acoso sexual" ni siquiera existían. Las mujeres tenían pocos derechos legales y las periodistas solían cubrir solo moda y hogar. Pero grupos feministas como Redstockings o New York Radical Women empezaban a formarse. Steinem, ya una escritora reconocida, informaba sobre el movimiento de liberación femenina, del cual era parte clave.
La respuesta a Ms fue abrumadora. "Muchos artículos siguen siendo relevantes", reflexiona Steinem en el documental. Pero su primera editora, Suzanne Braun Levine, admite: "No esperábamos tantas cartas de lectores". Ms publicó portadas sobre Shirley Chisholm, el trabajo doméstico no remunerado y el acoso laboral. Cuando le preguntaron a quién querían llegar, Steinem respondió: "A todos".
Sin embargo, no todo fue perfecto. "Intentaron ser una revista para todas, pero cometieron errores por no entender la interseccionalidad", explica Koroma. Activistas como Dorothy Pitman Hughes criticaron la falta de comprensión de las mujeres blancas sobre el racismo. Otras, como Alice Walker, dejaron Ms por sentirse alienadas ante la falta de diversidad.
A pesar de sus fallos, Ms sigue siendo un referente. "Es una protagonista compleja", dice Aldarondo. "Si solo hablas de lo bueno, la imagen queda incompleta. Lo admirable es que debatieron estos temas en sus páginas". El documental también aborda su polémica cobertura sobre pornografía, que muchas colaboradoras consideraban intrínsecamente machista, aunque otras, como la actriz Annie Sprinkle, defendieron el trabajo sexual como una elección empoderadora.
Detrás de cámaras, el equipo también tuvo conflictos. Pero, como resume Koroma: "El trabajo sigue pendiente. Siempre habrá que replantearse las cosas". *La ex redactora Lindsy Van Gelder dice: “Conocí feministas super buenas a las que les gustaba el porno. Aceptenlo.” Enfrentando la marginación de las trabajadoras sexuales, la revista Ms publicó en 1985 el artículo principal de Mary Kay Blakely, ¿Es la sexualidad de una mujer el porno de otra?. Todo el número fue una respuesta a la Ley Modelo Antipornografía de las activistas Andrea Dworkin y Catharine MacKinnon, que calificaba el porno como una violación de derechos civiles. Carole S. Vance, cofundadora del Feminist Anti-Censorship Task Force, lo describe en Dear Ms como “una herramienta para la derecha” que terminó perjudicando a las trabajadoras sexuales. Según Vance, Dworkin rechazó el diálogo; en cambio, la revista imprimió materiales, voces opuestas y la ley misma para “reflejar, no moldear” opiniones, dice Letty Cottin Pogrebin, editora fundadora. El odio llegó rápido, incluso de Dworkin, excompañera: “No quiero saber nada más de Ms—nunca.”
Gu revela algo más aterrador que cartas de odio: amenazas de muerte y bombas por sus historias más polémicas. “Hubo cambios reales gracias a estas mujeres,” dice Gu. “El peligro que enfrentaron no se puede ignorar. Me emociono cada vez que hablo de esto… Me beneficié mucho de su trabajo y estoy muy agradecida.”
Esos cambios incluyen reformas legales impulsadas por Ms sobre violencia doméstica y acoso laboral. En A Portable Friend, Gu analiza números clave: el Men’s Issue (1975), Battered Wives (1976) y uno sobre acoso sexual (1977). “En esa época no existía el término si una mujer era golpeada por su pareja,” explica Gu. Muestra testimonios desgarradores: “Si fuera un extraño, habría huido.” Van Gelder habla de su expareja que la golpeó. “¿Se lo dijiste a alguien?” pregunta Gu. “No realmente.”
En un archivo, la exsenadora Barbara Mikulski dice: “Mi primer proyecto como congresista fue para ayudar a mujeres maltratadas. La idea surgió de escucharlas y leer sobre eso en Ms.” Levine añade: “Lo sacamos a la luz. Luego vinieron refugios, leyes y una comunidad que apoyaba a las mujeres.” Lo mismo pasó con el acoso laboral: “Sin nombre, no hay respuesta,” dice Levine. “Al nombrarlo, todo cambió.”
Gu afirma que, aunque hay dudas sobre si Ms acuñó el término violencia doméstica, fueron las primeras en popularizarlo. Más tarde, colaboraron con el Working Women United Institute en un evento sobre acoso sexual.
A pesar de los obstáculos, la Dra. Lisa Coleman (Parte I) describe a Ms como una revista “que estaba aprendiendo.” Koroma dice: “Al principio es fácil criticar, pero al hablar con las fundadoras, entiendes que vivían en una época sin cuentas bancarias. Es inspirador.” Gu destaca que juzgar desde hoy nubla la visión: Ms fue “radical. No leías sobre aborto en Good Housekeeping*. Hay que ponerse en sus zapatos.”
Nuestras mayores enfrentaron luchas distintas pero igual de duras. “Hablen con sus madres, tías y abuelas,” dice Koroma. Aldarondo coincide: “Lo mejor de este proyecto fue aprender de ellas. Los jóvenes a veces ignoran a los mayores. Grave error. Yo creía saberlo todo, y aprendí muchísimo.”
