Cómo rescatar animales en España sin perderte en el intento

España registra una de las tasas más elevadas de abandono animal de Europa. Cientos de miles de perros, gatos y otros animales son dejados en la calle cada año, a menudo enfermos, heridos o desnutridos. Muchos son abandonados como resultado de la tenencia irresponsable, dificultades económicas o una falta de concienciación sobre los cuidados que requieren. Los refugios están saturados y con fondos insuficientes, los voluntarios enfrentan una enorme presión emocional y la realidad del trabajo de rescate resulta física y mentalmente exigente. Enfocar esta labor con conocimiento, preparación y realismo es la única forma de generar un impacto sostenible, tanto para los animales como para las personas implicadas.

Mi Trayectoria en el Rescate

Rescaté a mi primer perro en España cuando tenía once años. Rover, uno de los tantos «mil leches» —como se conoce coloquialmente a los animales mestizos en el país—, o «Heinz 57», como suelo llamarles yo, era tan solo uno más de los muchos animales sin hogar que vivían en las calles por entonces. Sin embargo, a diferencia de otros, él esperaba cada mañana y cada tarde en la entrada de nuestro piso en Lanjarón, y nos acompañaba al colegio y de vuelta a casa, al parque, e incluso en paseos nocturnos que organizaba especialmente para él. Le dimos de comer y le brindamos cariño, pero lamentablemente no podíamos quedárnoslo; iba en contra de la normativa de la comunidad.

Una tarde, al bajar, lo encontramos con media cabeza abierta a causa de una trampa para jabalíes. Mis padres movieron cielo y tierra para costear todos sus gastos veterinarios y le buscaron un alojamiento temporal. Meses después, cuando adquirimos nuestra propia cortijo, Rover pudo por fin venir a vivir con nosotros de forma permanente. Él fue el primero de los cientos de animales que han pasado bajo mi cuidado.

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A los dieciséis años, rescaté a mi animal de mayor tamaño hasta la fecha: Tsuki, un potro de un día de vida. Acababa de nacer el día que lo conocí. ¿Cuál era su destino? El matadero, junto con su madre. No podía costear el rescate de ambos, pero mi abuelo tenía algunos ahorros, suficientes para sacar a él. Trabajé para cubrir sus gastos, lo crié a biberón, lo crié, lo eduqué y, casi veinte años después, sigue a mi lado, leal, indulgente y cariñoso. Pocas personas me conocen sin él.

Para 2009, con veintiún años, vivía con mi entonces pareja en su cortijo, ocupándome de más de treinta animales: caballos, perros, gatos, un cerdo vietnamita, hurones e incluso una tarántula. Todos ellos, de un modo u otro, me encontraron a mí, o yo a ellos. La gente llegaba a abandonar camadas de cachorros o gatitos junto a mi verja. No había lugar para la razón; no podía negarles ayuda. Sentía la necesidad de ocuparme de todos ellos: los inocentes, los heridos, los maltratados. Ninguno tenía culpa alguna; la responsabilidad era de los seres humanos.

La realidad era que yo ganaba apenas 400€ al mes, por debajo del salario mínimo para las horas que trabajaba. Me alimentaba con lo estrictamente indispensable —pasta con salsa de tomate, arroz con verduras— para poder cubrir todas sus necesidades. Fue una etapa emocional y financieramente agotadora, que se prolongó durante unos diez años, hasta que por fin apareció la voz de la razón y tuve que aceptar que no podía salvarlos a todos y que los límites eran necesarios.

Hoy en día, sigo teniendo animales rescatados: un perro, iguanas, gallinas, un gato y mi caballo. He aprendido que no es necesario llevármelos a casa todos, y que decir «no» no me convierte en una mala persona. Muchos recién llegados a España caen en la misma dinámica, dedicando la totalidad de su sueldo a animales abandonados.

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Consejos para Quienes Deseen Ayudar a los Animales en España

* **¿Puedes costearlo?** Los problemas de salud o de comportamiento inesperados, la medicación, la alimentación o las visitas al veterinario suponen un gasto que se acumula con rapidez.
* **¿Tienes espacio?** La nueva ley de bienestar animal de España permite un máximo de cinco animales en el hogar, a menos que se esté registrado como entidad de protección animal.
* **¿Puedes cubrir sus necesidades?** Algunos animales pueden requerir alimentación especializada, recintos específicos o atención veterinaria continua.
* **Salud mental:** El trabajo de rescate es emocionalmente intenso. Cuantos más animales asumas, mayor será el desgaste; el desconsuelo, la ira y el estrés son frecuentes. Para algunas personas, la exposición continuada al maltrato y la negligencia puede endurecer el corazón; para otras, puede resultar profundamente dolorosa. Ser honesto con uno mismo acerca de los límites emocionales es fundamental.
* **¿Vas a permanecer en España?** Los residentes temporales podrían verse en la necesidad de realojar a sus mascotas en el futuro.
* **Establece límites:** No todos los animales pueden ser salvados. Decir «no» protege tanto a ti como a ellos.

Verdad Incómoda, la Realidad Sin Edulcorar

Muchos centros de acogida están desbordados de animales y carecen de financiación, voluntarios y espacio. Algunos animales pasan años sin ser adoptados debido a su edad, enfermedades o problemas de conducta. Mantener a un animal confinado en una jaula o un transportín, con ejercicio mínimo, no constituye una solución. La eutanasia es una palabra que muchos rechazan, pero en ciertos casos representa la opción más compasiva para animales que no pueden ser realojados por su agresividad, enfermedades crónicas o edad avanzada. Por duro que suene, no puedes salvarlos a todos, pero sí puedes marcar una diferencia significativa en aquellos a los que sí puedas ayudar.

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**Cómo Puedes Ayudar Sin Acabar en la Ruina**

* **Ofrézcase como voluntario:** Saque perros a pasear, ayude en la limpieza, realice recados o acompañe a los animales al veterinario.
* **Done:** Incluso 10€ al mes suponen una ayuda valiosa; consulte con los refugios qué necesitan: mantas, pienso o fondos para tratamientos veterinarios.
* **Organice eventos benéficos:** Ponga en marcha mercadillos de segunda mano, eventos o actividades patrocinadas.
* **Acogida temporal:** Muchas protectoras necesitan hogares de acogida. Los gastos veterinarios suelen correr por su cuenta; usted proporciona la alimentación.
* **Sea realista:** Llevar al límite sus finanzas o su salud mental perjudica tanto a usted como a los animales.

**Qué Hacer si Encuentra un Perro o Gato Enfermo o Herido**

* Pregúntese: ¿Puede, de forma realista, llevarlo a casa y cubrir sus necesidades?
* Si la respuesta es negativa, contacte con la Policía Local o la Guardia Civil. Pueden trasladar al animal a un centro de acogida; solicite los datos de contacto para realizar un seguimiento.
* Si conoce alguna protectora, llámeles para coordinar el traslado. Ofrézcase a realizar una pequeña donación si le es posible.

Esto garantiza que el animal reciba atención de inmediato, a la vez que le otorga un margen para tomar decisiones de forma racional.

**Conclusión**

Rescatar animales en España es una labor ardua, pero enormemente gratificante. La preparación, unas expectativas realistas, comprender los propios límites y aprender a decir «no» son aspectos clave. Mediante el voluntariado, el acogimiento temporal o la recaudación de fondos, puedes contribuir de forma significativa sin sufrir un desgaste personal. Los animales a los que ayudas, ya sea de forma directa o indirecta, se benefician de tu dedicación, y tú también, ofreciéndoles amor, cuidados, orientación y un futuro más esperanzador.