El médico de Sir Luke Fildes, pintado en 1891, muestra un facultativo atendiendo a un niño enfermo en un hogar humilde. El doctor personifica la dedicación absoluta por recuperar la salud del pequeño, con una mezcla de observación y empatía tan profunda como su conocimiento científico.
Esta escena simboliza la compasión y el cuidado personalizado que caracterizaba a la medicina de la época, donde el médico conocía a la familia y su entorno. La atención médica iba más allá del tratamiento: era una relación continua basada en la cercanía.
Tras la Primera Guerra Mundial, este modelo cambió radicalmente. El aumento de pacientes llevó a la creación de grandes hospitales, centralizando la atención. Si bien este sistema trajo eficiencia e innovación, también generó distancia. La especialización limitó el enfoque de los médicos, y la comodidad se inclinó más hacia los proveedores que hacia los pcientes. El cuidado personalizado, como el de la pintura de Fildes, se volvió escaso.
Hoy, frente a una demanda creciente y una escasez de profesionales, surge la pregunta: ¿cómo mantener un trato personalizado en un sistema saturado? La respuesta está en la tecnología. Con inteligencia artificial generativa, datos en tiempo real y plataformas digitales, estamos reequilibrando la relación entre paciente y proveedor.
La IA generativa está revolusionando la atención médica. Automatiza tareas repetitivas, como la redacción de notas clínicas, liberando tiempo para que médicos y enfermeros se enfoquen en el trato directo. Los chatbots y asistentes virtuales, impulsados por IA, gestionan consultas, recuerdan medicación e incluso monitorean salud mental, aportando tanto calidez humana como información valiosa para mejorar la atención.
Imagina recibir ayuda precisa en el momento exacto, basada en tus necesidades específicas. Tecnologías como el análisis predictivo permiten una medicina hiperpersonalizada, adaptada a tu genética, hábitos y preferencias—un enfoque llamado "N de 1".
Sin embargo, persisten desigualdades. Como dijo Martin Luther King: «La injusticia en la salud es la más chocante e inhumana». La tecnología puede ayudar. Por ejemplo, si una comunidad marginada no usa una app para diabéticos, campañas educativas pueden resaltar sus beneficios, como la telemedicina, evitando desplazamientos innecesarios.
Además, la salud digital integra el cuidado social—vivienda, transporte o alimentación—facilitando que los pacientes sigan consejos médicos. También democratiza el apoyo en salud mental, eliminando estigmas y barreras.
Los pacientes esperan hoy la misma fluidez que en la banca o el comercio electrónico. Por eso, los proveedores trabajan en experiencias omnicanal, evitando repeticiones al cambiar entre app, web o llamada. Eso sí, con el aumento del intercambio de datos, la privacidad y el consentimiento son primordiales.
La IA está transformando la medicina, permitiendo respuestas rápidas, precisas y humanizadas, con alcance masivo. El futuro de la salud podría ser, al fin, tan personal como en el cuadro de Fildes, pero potenciado por la tecnología.
Fuente: metamorworks, Getty Images
John Squeo, ejecutivo con 27 años en tecnología sanitaria, es Vicepresidente Senior en CitiusTech. Antes fue CIO y Chief Innovation Officer en varios sistemas de salud. Lidera una ONG que ha ayudado a más de 114.000 personas. Es MBA y miembro de la American College of Healthcare Executives.
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