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Uno podría pensar que los autos eléctricos por fin están ganando terreno en Estados Unidos. Después de todo, las ventas de autos a batería superaron los 1.2 millones el año pasado, más de cinco veces la cifra de solo cuatro años antes. Las ventas de híbridos se triplicaron.
Los coches eléctricos representaron el 10% de las ventas totales en agosto, un nuevo récord, según S&P Global Mobility. Y en las actualizaciones para inversores esta semana, General Motors, Ford, Tesla y otras empresas reportaron ventas récord de eléctricos en los últimos tres meses.
Esto marcó un punto positivo en una industria que lidia con el impacto de las tasas de interés aún altas y compradores preocupados por la inflación, los aranceles y la economía en general.
Pero los analistas dicen que este auge fue causado por una carrera para comprar antes de que terminara un subsidio gubernamental que ayudaba a reducir hasta $7,500 del precio de ciertos vehículos eléctricos, híbridos enchufables o de celda de combustible.
Con ese crédito fiscal eliminado a finales de septiembre, las automotrices esperan que el impulso se revierta.
“Va a ser una industria vibrante, pero va a ser más pequeña, mucho más pequeña de lo que pensábamos”, dijo el director ejecutivo de Ford, Jim Farley, en un evento el martes.
“Espero que la demanda de vehículos eléctricos caiga bastante precipitadamente”, dijo el director financiero de General Motors, Paul Jacobson, en una conferencia el mes pasado, añadiendo que tomaría tiempo ver con qué rapidez volverían los compradores.
Incluso con las ganancias recientes, EE. UU., el segundo mercado automotriz más grande del mundo, se destacó como un rezagado en ventas de autos eléctricos en comparación con gran parte del resto del mundo.
En el Reino Unido, por ejemplo, las ventas de autos eléctricos e híbridos representaron casi el 30% de las nuevas ventas el año pasado, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), mientras que en Europa fueron aproximadamente una de cada cinco ventas.
En China, el mayor mercado automotor del mundo, las ventas de estos autos representaron casi la mitad del total el año pasado, según la AIE, y se espera que sean la mayoría este año.
La adopción en otros países, como Noruega y Nepal, es aún mayor.
Los vehículos eléctricos (EV) tienden a representar una proporción menor de las ventas en América Latina, África y otras partes de Asia, pero su crecimiento ha estado aumentando rápidamente.
### Diferencias en las políticas
Los analistas dicen que la adopción en EE. UU. se ha visto frenada por un apoyo gubernamental relativamente débil para el sector, lo que ha limitado los tipos de subsidios, programas de renovación y normas que han ayudado a la industria en lugares como China, el Reino Unido y Europa.
El expresidente Joe Biden impulsó firmemente aumentar la adopción, con el objetivo de que los autos eléctricos representaran la mitad de todas las ventas en EE. UU. para 2030.
Su administración endureció las normas sobre emisiones, impulsó la demanda mediante compras para flotas gubernamentales, alentó a los fabricantes a invertir con préstamos y subvenciones para inversiones en EV, gastó miles de millones en construir estaciones de carga y amplió el crédito fiscal de $7,500 como un incentivo para los compradores.
Los partidarios presentaron estos esfuerzos en parte como una necesidad competitiva, advirtiendo que sin ellos los fabricantes estadounidenses arriesgaban perder terreno frente a competidores de China y otros países.
Pero el presidente Donald Trump, quien recientemente llamó al cambio climático un “engaño”, ha impulsado eliminar muchas de esas medidas, incluido el crédito de $7,500, argumentando que estaban obligando a la gente a comprar autos que de otra manera no querrían.
“Estamos diciendo… no vas a ser forzado a hacer todos esos coches”, dijo este verano, mientras firmaba un proyecto de ley destinado a derogar las normas de California, que habría eliminado gradualmente las ventas de autos solo a gasolina en el estado para 2035. “Puedes hacerlos, pero será por el mercado, juzgado por el mercado”.
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Los autos eléctricos se han vuelto más asequibles en EE. UU. en los últimos años, pero aún cuestan más que los vehículos a gasolina comparables.
Y fabricantes chinos como BYD, que han logrado avances rápidos en otros mercados gracias a sus precios bajos, han sido efectivamente excluidos de EE. UU., debido a los altos aranceles dirigidos a los autos fabricados en China, apoyados tanto por Biden como por Trump.
Hasta agosto, el precio promedio de transacción de un auto eléctrico en EE. UU. era de más de $57,000, según la firma de investigación automotriz Kelley Blue Book, aproximadamente un 16% más alto que el promedio de todos los autos.
El auto a batería menos costoso disponible, un Nissan Leaf, cuesta alrededor de $30,000. En comparación, en el Reino Unido se pueden encontrar varios modelos por menos de £20,000.
Los analistas dicen que lo que hagan los compradores a continuación depende de cómo las automotrices establezcan los precios en los próximos meses, ya que lidian no solo con el fin del crédito fiscal sino también con los aranceles a los autos extranjeros y ciertas partes de autos que Trump introdujo esta primavera.
Hyundai dijo esta semana que compensaría la pérdida del crédito fiscal bajando el precio de su gama de EV Ioniq. Pero Tesla dijo que el costo de los pagos de alquiler mensual de algunos de sus autos aumentaría.
Stephanie Brinley, directora asociada de S&P Global Mobility, dijo que no esperaba que muchas empresas siguieran el ejemplo de Hyundai, dadas las presiones de los aranceles.
Aunque algunos compradores podrían optar por EV de todos modos, “el próximo año va a ser difícil”, advirtió, señalando que su firma pronostica que las ventas totales de autos caerán aproximadamente un 2% en 2026. Las empresas de coches ya estaban reduciendo sus inversiones en coches eléctricos.
Según los investigadores, los cambios de política de Trump podrían reducir esas inversiones aún más.
“Es un golpe duro para la industria del coche eléctrico, no hay que andar con rodeos”, dijo Katherine Yusko, analista de investigación del American Security Project. “Las subvenciones eran inicialmente una forma de igualar las condiciones y ahora que han desaparecido, Estados Unidos tiene mucho terreno por recuperar.”
Sin embargo, la señora Brinley dijo que dudaba en declarar que EE.UU. está atrasado en una industria que todavía está probando alternativas tecnológicas.
“¿Es [el coche eléctrico] realmente la mejor opción?” comentó. “Decir que estamos atrasados supone que esta es la única y mejor solución, y creo que es un poco pronto para afirmar eso.”