MICHAEL COY analiza algunos de los rituales asociados a las festividades invernales.
Al igual que ocurrió con Halloween, en España se ha tendido a adoptar la Navidad de forma un tanto precipitada y sin mucho criterio.
Existe un fuerte deseo por “vivir” la Navidad tal como se retrata en las películas, pero hay que ser anglosajón para captar todos los matices correctamente.
Por ejemplo, ¿cuándo has oído a un amigo español hablar de Ebenezer Scrooge? ¿O del acebo?
Si visitaras un hogar español para la comida de Navidad, es más probable que te sirvan marisco que pavo, ¡y ni se te ocurra pensar en los mince pies!
La verdad del asunto es que vivimos en una cultura que valora más la Epifanía que el propio día de Navidad.
Para ser teológico un momento, los españoles consideran que el nacimiento de Cristo no es lo crucial; lo que importa es cuándo el mundo exterior (nosotros) se enteró de que había llegado nuestro Salvador.
Así pues, el 6 de enero (Epifanía) es la verdadera celebración. Ese es el día en que los niños españoles reciben sus muñecas y juegos de Meccano.
Los tres Reyes Magos fueron los primeros gentiles en conocer a Jesús. En consecuencia, “Reyes” es tradicionalmente la principal fiesta invernal en España.
El resultado es un batiburrillo navideño confuso que, aunque es día festivo, no termina de colmar las expectativas. Como dirían los españoles, la Navidad no es ni una cosa ni la otra: “ni fu ni fa”.
Los españoles, sin duda, conocen todos nuestros villancicos familiares. En tiendas, autobuses o bancos, se oye ‘bowers of holly’ y ‘deep and crisp and even’ por todas partes, todo el día, constantemente.
También puedes contar con pinceladas de Slade, George Michael e incluso The Pogues.
Existen muchísimos villancicos españoles, pero España ha hecho un mejor trabajo que nosotros manteniendo su festividad religiosa separada de la orgía de autocomplacencia y comercialismo estridente que hemos llegado a conocer.
No obstante, hay dos canciones que seguramente escucharás hasta la saciedad. “Feliz Navidad” de José Feliciano sonará mucho; de hecho, por su letra bilingüe, es posible que el personal del bar o restaurante la pongan específicamente para ti.
La otra es la demasiado pegadiza “Marimorena”: demasiado pegadiza porque, como descubrirás, termina volviéndote loco.
En general, las letras en español no son precisamente de calidad shakespeariana, pero esta en particular toca fondo.
La ‘Nochebuena’ es la víspera de Navidad, y una ‘marimorena’ puede traducirse como una juerga o festejo bullicioso. ‘Ande’ significa “vamos”.
Pronto estarás cantando, pues la canción no es muy sofisticada y es fácil de aprender:
Ande, ande, ande,
la marimorena,
ande, ande, ande,
por la Nochebuena.
Pero hay algunas tradiciones navideñas que hacen mejor que nosotros.
La ‘zambomba’ es un artilugio musical (más precisamente, un instrumento de percusión) divertido de probar. Se parece a un bongó, pero tiene un palo que atraviesa la membrana del tambor.
Deslizando el palo arriba y abajo, el intérprete genera un sonido zumbón, similar a un didgeridoo. Solo sale a la luz en Navidad.
Sal a tomar algo al mediodía de Nochebuena. Si te detienes en un bar frecuentado por clientela española, encontrarás varios tocadores de zambomba dirigiendo el canto comunitario.
Es muy divertido y entretenido. Tras un par de jerez medicinales, ¡estarás tocando la zambomba tú mismo!
La comunidad gitana suele tener mala prensa. Sí, conocemos los temas de drogas y la delincuencia menor, pero hay que decir a su favor que son puntillosos en observar las grandes festividades religiosas.
Los gitanos saben, por una especie de ósmosis, dónde reunirse.
Les encanta improvisar un canto navideño, que, curiosamente, también se llama ‘zambomba’. Si tienes la suerte de encontrar uno, únete. Pronto te harán levantarte de la silla y bailar.
Otra canción acierta, aunque sea por accidente. “Veinticinco de diciembre, fun fun fun”.
Obviamente, habla del veinticinco de diciember. La palabra española para ‘una buena juerga’ es “juerga”, así que aquí ‘fun’ se usa como un relleno útil pero sin significado, algo así como ‘tralalá’.
Pero la Navidad en España es divertida, ¡así que sal y disfruta!
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