Annabelle Liang & Nick Marsh
Reportera de negocios & Corresponsal de transporte
Getty Images
Casi la mitad de los autos vendidos en China el año pasado eran eléctricos
"Conduzco un vehículo eléctrico porque soy pobre", dice Lu Yunfeng, un conductor privado, mientras carga su auto en las afueras de Guangzhou, al sur de China.
Sun Jingguo, que está cerca, está de acuerdo. "Manejar un coche de gasolina es muy caro. Ahorro dinero con un vehículo eléctrico", comenta.
"Además, protege el medio ambiente", agrega, apoyándose en su modelo blanco Beijing U7.
Es el tipo de conversación que los activistas climáticos sueñan escuchar. En muchos países, los vehículos eléctricos se consideran un lujo. Pero en China, donde casi la mitad de los autos vendidos son eléctricos, es una realidad común.
‘El rey de la colina’
A principios del siglo, los líderes chinos planearon dominar las tecnologías del futuro. De ser un país de bicicletas, China ahora lidera el mercado de vehículos eléctricos.
Para los más de 18 millones de habitantes de Guangzhou, el ruido de la hora pico ahora es un zumbido silencioso.
"En cuanto a vehículos eléctricos, China está 10 años adelante y es 10 veces mejor que cualquier otro país", dice el analista automotriz Michael Dunne.
Getty Images
Los fabricantes chinos de autos eléctricos buscan vender más en el extranjeroBYD, de China, lidera el mercado global, superando a Tesla este año. Su éxito se debe a un enorme mercado doméstico y ahora busca expandirse. Otras startups chinas también fabrican vehículos accesibles.
Entonces, ¿cómo logró China esta ventaja?
El gran plan
Los expertos señalan a Wan Gang, un ingeniero formado en Alemania que fue ministro de Ciencia en 2007. Él notó que, aunque China era el mayor mercado automotriz, dominaban las marcas extranjeras.
Las automotrices chinas no podían competir en calidad con las europeas, japonesas o estadounidenses. Pero tenían recursos, mano de obra calificada y proveedores. Así que Wan decidió cambiar las reglas con los eléctricos.
Aunque China incluyó los autos eléctricos en su plan económico desde 2001, no fue hasta la década de 2010 que empezó a dar grandes subsidios.
Según el CSIS, China invirtió $231 mil millones en la industria entre 2009 y 2023. Desde consumidores hasta fabricantes, todos reciben apoyo.
Esto impulsó a BYD a cambiar de baterías para móviles a autos eléctricos. CATL, que provee a Tesla y Volkswagen, ahora produce un tercio de las baterías mundiales.
China también domina la cadena de suministro y tiene la red de carga más grande del mundo.
"Si quieres fabricar una batería hoy, todo pasa por China", dice Dunne.
Algunos lo llaman "capitalismo de estado". Occidente lo ve como competencia desleal. Pero los ejecutivos chinos insisten en que todos tienen acceso a los mismos recursos.
"El gobierno chino hace lo mismo que en Europa o EE.UU., pero de forma más consistente", dice Brian Gu, presidente de XPeng.
XPeng es una de las "campeonas chinas", en el top 10 mundial. Atrae a jóvenes talentos y ofrece tecnología avanzada a precios bajos.
‘Un eléctrico tiene sentido para mí’
Los subsidios hacen que los autos eléctricos sean atractivos. Los consumidores reciben beneficios como placas de matrícula gratis y cargas subsidiadas.
Lu Yunfeng antes gastaba 200 yuanes para recorrer 400 km. Ahora gasta un cuarto. "Los ricos usan autos de gasolina. Para mí, un eléctrico es lógico", dice.
En Shanghai, Daisy cambia su batería en estaciones automáticas de Nio en menos de tres minutos.
El camino por delante
Los subsidios chinos son vistos como injustos por otros países. EE.UU., Canadá y la UE impusieron aranceles a los autos chinos, pero el Reino Unido no.
Varios países prohibirán la venta de autos de gasolina para 2030. China está mejor posicionada para ayudar.
"China piensa en un futuro donde fabrica casi todos los autos del mundo", dice Dunne.
Pero hay preocupaciones de seguridad. Algunos temen que los autos chinos puedan ser controlados remotamente. BYD lo niega.
Para Sun Jingguo, el mensaje es claro: "El mundo debería agradecer a China por esta tecnología".
Reporte adicional de Theo Leggett en Londres.
