El Carrer de Sa Lluna, la principal arteria comercial de Sóller y uno de los focos turísticos más concurridos, lleva varias semanas empapelado con decenas de carteles que exhiben los rostros de presuntos carteristas habituales de la zona. Estas imágenes, creadas y colocadas por los propios comerciantes, incluyen advertencias en varios idiomas con el texto “Pickpockets, ladrones, thieves” para alertar a los visitantes sobre la presencia recurrente de estos delincuentes e instar a la máxima cautela.
La iniciativa surgió al comienzo de la temporada turística ante la creciente preocupación de los negocios locales por el aumento de hurtos en el municipio. Los comerciantes alegan que el turista constituye su principal clientela, y la percepción de inseguridad amenaza directamente su sustento. Tras semanas constatando la actuación de los mismos individuos en la zona, optaron por esta medida de autoprotección.
La policía local también ha incrementado los dispositivos de vigilancia. La Delegación del Gobierno autorizó el despliegue de una veintena de agentes de paisano a principios del verano, quienes desde entonces patrullan las zonas más masificadas: el Carrer de Sa Lluna, la estación del tren y el paseo marítimo del Puerto de Sóller. Según datos difundidos en la prensa local a finales de junio, los agentes identificaron hasta a trece carteristas en una sola semana. Si bien muchos sospechosos son puestos en libertad al no hallarse objetos robados en los registros, otras intervenciones han culminado en detenciones.
La colaboración vecinal demuestra su eficacia
La policía ha expresado públicamente su agradecimiento, a través de sus canales sociales, por la cooperación ciudadana, especialmente de comerciantes y residentes que dan la voz de alarma al percatarse de movimientos sospechosos. En esas mismas plataformas, la Policía Local comparte periódicamente fotografías de individuos identificados como carteristas para prevenir nuevos hurtos. Tanto los agentes como los comerciantes coinciden en que la mayor presencia policial y la concienciación de los visitantes son herramientas clave para frenar la delincuencia en este popular destino turístico balear.
