Comerciantes de Palma hasta la coronilla de los instagrammers

“Entran sin ni siquiera saludar, se plantan frente al espejo y se hacen selfies del trasero. Se van sin decir nada.” Vanita, comerciante de Palma, ha tenido que poner un cartel de ‘prohibido hacer fotos’, hasta tal punto está harta de los turistas *instagramers* que entran a sacar fotografías o grabar vídeos.

“Ya sean adolescentes o adultos, entran en la tienda, se miran al espejo, sacan morritos, me graban. Incluso entran en el probador y se toman fotos. Pero no piden permiso ni nada.” Añade que se prueban ropa, toman fotos para subir a las redes y se marchan sin dejar ni un solo euro en caja.

Varios comercios del centro de Palma están hasta la coronilla de los turistas *instagramers* que abarrotan sus establecimientos solo para hacer fotos y vídeos. Como comenta un comerciante de la C. Colom: “La gente es tremendamente maleducada. Entran, graban sin pedir permiso ni saludar, te filman y luego se van.”

En la mercería Ca Donya Àngela, que ha anunciado su cierre tras 340 años, el propietario, Miquel Aguiló, tiene una caja para donativos de un euro por hacer fotos. Tras su mostrador hay una llamativa pared de estanterías repletas de botones de todos los colores y formas. Por desgracia, es un imán para Instagram, y eso no se traduce en un aumento de las ventas.

Una galería de arte en la calle Colom tiene ahora un letrero que dice: ‘Esto no es un museo.’ Piden a la gente que no entre al local solo para sacar fotos. Es una epidemia que tiene frustrados y desbordados a los comerciantes, hartos de ser meros decorados para una postal.

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