Colaboración científica entre China y Estados Unidos bajo escrutinio en el Congreso

WASHINGTON – Durante muchos años, académicos estadounidenses y chinos trabajaron codo con codo en tecnologías de punta a través de investigaciones abiertas, donde los hallasgos se comparten libremente. Sin embargo, esta apertura, una práctica de larga data celebrada por promover el conocimiento, ahora está generando alarmas entre algunos legisladores estadounidenses.

A estos les preocupa que China —considerada ahora el rival más formidable para la dominancia militar estadounidense— se esté aprovechando de la investigación abierta para alcanzar a EE.UU. en tecnología militar e incluso obtener una ventaja. Y están pidiendo que se tomen medidas.

“Durante demasiado tiempo, nuestros adversarios han explotado las universidades y colegios estadounidenses para avanzar sus intereses, mientras arriesgan nuestra seguridad nacional e innovación,” declaró el Senador Tom Cotton, republicano de Arkansas y presidente del Comité de Inteligencia del Senado. Él ha presentado una ley para imponer nuevas restricciones a la colaboración en investigación con fondos federales con académicos de varias instituciones chinas que trabajan con el ejército chino, así como con instituciones de otros países considerados adversarios de los intereses de EE.UU.

El Comité Selecto de la Cámara sobre el Partido Comunista Chino ha convertido en prioridad proteger la investigación estadounidense, acusando a Pekín de convertir la investigación abierta en un “canal de talento extranjero y modernización militar.”

Las crecientes preocupaciones en el Capitolio amenazan con deshacer los profundos lazos académicos de dos generaciones entre ambos países, incluso cuando las dos mayores economías del mundo se están alejando la una de la otra mediante aranceles y barreras comerciales. La relación ha cambiado del compromiso a la competencia, si no es que a una enemistad directa.

“Los adversarios extranjeros están explotando cada vez más el ambiente abierto y colaborativo de las instituciones académicas de EE.UU. para su propio beneficio,” dijo James Cangialosi, director del Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad, el cual emitió un boletín en agosto instando a las universidades a hacer más para proteger la investigación de la intromisión extranjera.

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El comité de la Cámara de Representantes publicó tres informes solo en septiembre. Estos se enfocaron, respectivamente, en la investigación financiada por el Pentágono que involucra a académicos chinos vinculados al ejército; los institutos conjuntos entre EE.UU. y China que entrenan talento en STEM para China; y las políticas de visados que han traído a estudiantes chinos vinculados al ejército a programas de doctorado en universidades estadounidenses. Los informes recomiendan más legislación para proteger la investigación, políticas de visado más estrictas para evaluar a estudiantes y académicos chinos, y el fin de las colaboraciones académicas que podrían ser explotadas para impulsar el poderío militar chino.

Fuertes lazos entre la investigación china y estadounidense

Más de 500 universidades e institutos de EE.UU. han colaborado con investigadores militares chinos en los últimos años, ayudando a Pekín a desarrollar tecnologías avanzadas con aplicaciones militares, como comunicaciones antijamming y vehículos hipersónicos, de acuerdo con un informe del grupo de inteligencia privado Strider Technologies.

A pesar de los esfuerzos recientes del gobierno estadounidense por establecer barreras para evitar que esta colaboración impulse las capacidades militares chinas, la práctica sigue siendo prevalente, según Strider, con sede en Salt Lake City, Utah.

El informe identificó casi 2,500 publicaciones producidas en colaboración entre entidades estadounidenses e institutos de investigación afiliados al ejército chino en 2024 sobre investigación STEM, la cual incluye física, ingeniería, ciencia de materiales, informática, biología, medicina y geología. Aunque la cantidad alcanzó un máximo de más de 3,500 en 2019, antes de que algunas medidas restrictivas entraran en vigor, el nivel de colaboración se mantiene alto, dijo el informe.

Esta colaboración no solo facilita una “potencial transferencia ilícita de conocimiento,” sino que también apoya los “esfuerzos dirigidos por el estado chino para reclutar talento internacional de primer nivel, frecuentemente en detrimento de los intereses nacionales estadounidenses,” afirmó el informe.

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Las autoridades dicen que los países extranjeros pueden explotar la investigación estadounidense robando secretos para usarlos en entornos militares y comerciales, atrayendo a investigadores talentosos para empresas y universidades extranjeras, y reclutando estudiantes e investigadores como potenciales espías.

Fomentar un clima de investigación académica sólida requiere financiación y apoyo a largo plazo. Sin embargo, robar los frutos de ese trabajo puede ser tan fácil como hackear la red de una universidad, contratar a sus investigadores o apropiarse de la investigación misma. Por eso, dicen las autoridades, es tan tentador para los adversarios de EE.UU. que buscan aprovecharse de sus instituciones e investigación.

El informe de evaluación de amenazas más reciente del Departamento de Seguridad Nacional resalta la preocupación de que los adversarios de EE.UU. —y China en específico— busquen adquirir ilegalmente tecnología estadounidense. Las autoridades afirman que China pretende robar tecnología militar e informática que podría darle a EE.UU. una ventaja, así como las últimas innovaciones comerciales.

La industria busca un equilibrio

Abigail Coplin, profesora asistente de sociología y de ciencia, tecnología y sociedad en Vassar College, dijo que ya existen barreras para la investigación con fondos federales para proteger información clasificada y cualquier cosa considerada sensible.

Ella también dijo que la investigación abierta beneficia a ambas partes, también a EE.UU., y que las restricciones podrían ser contraproducentes al ahuyentar el talento.

“Los intereses de seguridad nacional y la competitividad económica estadounidense se verían mejor servidos continuando —si no es que aumentando— la financiación para investigación que implementando costosas restricciones,” dijo Coplin.

Arnie Bellini, un empresario e inversor tecnológico, también dijo que los esfuerzos por proteger la investigación estadounidense corren el riesgo de frenar el progreso si se exceden e impiden que las universidades o startups de EE.UU. compartan información sobre tecnología nueva y emergente. Mantenerse al nivel de China también requerirá grandes inversiones en esfuerzos para proteger la innovación, dijo Bellini, quien recientemente donó 40 millones de dólares para establecer una nueva facultad de investigación en ciberseguridad e inteligencia artificial en la Universidad del Sur de Florida.

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Bellini dijo que es imperativo fomentar la investigación y el desarrollo sin regalar secretos a los enemigos de Estados Unidos. “En EE.UU., es una realidad ahora que nuestras fronteras digitales están bajo asedio —y las empresas de todos los tamaños tienen razón en estar preocupadas,” declaró Bellini.

De acuerdo con cifras del Departamento de Justicia, aproximadamente el 80% de todos los casos de espionaje económico procesados en EE.UU. involucran actos presuntos que beneficiarían a China.

Algunos miembros del Congreso han presionado para reinstaurar un programa del Departamento de Justicia creado durante la primera administración Trump que buscaba investigar el espionaje intelectual chino. La llamada “IniciativaChina” terminó en 2022 después de que los críticos dijeron que no logró resolver el problema a la vez que perpetuaba estereotipos racistas sobre los académicos estadounidenses de origen asiático.

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