Siempre se dice que el tartán nunca desaparece del todo. Cada dos o tres temporadas, vuelve con más fuerza, haciéndonos mirar las pasarelas y las predicciones de tendencias de otoño, preguntándonos si los cuadros están otra vez de moda. Y la verdad es que casi siempre lo están. Al frío le encantan estos cuadraditos. Aquí tienes un poco de su historia y cómo hacer que tu armario por fin admita que este estampado es genial.
Para la mayoría, el tartán es Escocia, pero el patrón es mucho más antiguo que los kilts y las gaitas. ¿La Europa de la Edad de Bronce? Cuadros. ¿Excavaciones en los Alpes? Cuadros. ¿Tribus celtas y africanas? También cuadros. No era moda, solo tejedores intentando hacer tela resistente. Pero sí, fue en Escocia donde el tartán consiguió su propia historia. Los clanes tenían sus tartanes únicos, como una identificación con patrones. Llevar el equivocado no era un error de estilo, sino de identidad, lealtad, política y territorio. Lo que empezó con líneas se convirtió en un sistema cultural en todas partes. Y ese sistema pasó de ser para la aristocracia, básicamente la segunda piel de la realeza, a un símbolo de la calle gracias a Vivienne Westwood y la cultura punk, y de alguna manera también se convirtió en un favorito del estilo ‘preppy’. Los cuadros tienen un viaje increíble. Y sin embargo, aquí estamos siglos después, tratándolos como si fuera una estética completamente nueva.
Hoy el tartán está en todas partes: abrigos oversize estructurados, faldas plisadas tipo Chopova Lowena, botas altas con tacón de aguja… viene de todas las formas posibles. Y por fin se lo merece. Y, madre mía, qué looks tan increíbles crea cuando se lleva bien. Mezclar y combinar es casi siempre la mejor opción para destacar con los cuadros. Mi consejo más simple es: busca ese tartán viejo de tus días de gloria en el instituto, identifica los colores principales del estampado y repítelos en una segunda prenda. Si te sientes atrevido/a, añade más piezas. ¿Empezando con un look más casual? Una bufanda a cuadros bajo una gorra de tartán puede funcionar. ¿Quieres algo más llamativo? Piensa en una falda maxi, quizás asimétrica sobre un pantalón, una chaqueta acolchada, un abrigo estructurado, botas con tacón y una corbata. Deja un respiro, una camisa blanca debajo, un bolso y gafas de sol. La conclusión del día es que hay un montón de opciones de tartán; no solo lo lleves, mézclalo y superpónlo. El efecto total siempre es más atrevido.
De la utilidad a la identidad, del estatus a la revolución, de las pasarelas a las calles, el tartán se ha ganado sus rayas con creces. Punks, tejedores, realeza… los cuadros lo han visto todo. Así que, sin importar como decidas llevarlos, ahora es tu momento. Eso sí, no son nada discretos, ¿y tú por qué deberías serlo? Haz que esos cuadros se sientan orgullosos.
