Hace aproximadamente diez años que veo esta película casi cada noviembre. Es una rareza, una película sobre el Día de Acción de Gracias, que celebra esa festividad incómoda que queda entre los clásicos claros de Halloween y Navidad. Stuck in Love es una comedia romántica independiente del 2012, el debut como director del escritor Josh Boone, quien luego haría ‘Bajo la Misma Estrella’. Tiene un reparto increíble con Greg Kinnear, Lily Collins, Nat Wolff, Jennifer Connelly y Logan Lerman (además de roles menores para Kristen Bell, Patrick Schwarzenegger, Glen Powell, y un cameo del autor Stephen King).
La película sigue a Bill Borgens (Kinnear), un novelista infelizmente divorciado que fomenta las ambiciones literarias de sus dos hijos adolescentes animándolos a escribir, aunque él no escribe desde hace años desde que se divorció. Mientras, él obsesiona sobre su exmujer, Erica (Connelly), quien ya se volvió a casar.
Empieza en Acción de Gracias con Bill y su hijo antisocial, Rusty (Wolff), que están en su casa haciendo puré de patatas, abriendo un lata de boniatos y preparando un pavo. Durante esta escena suena ‘Home’ de Edward Sharpe and the Magnetic Zeros, la canción folk del 2009 que recientemente generó un debate viral sobre si es una de las peores canciones jamás hechas (yo sigo firmemente a favor de ‘Home’ por esta película). En la cena también conocemos a Sam (Collins), la hija de Bill, una ‘nepo baby’ literaria que intenta definirse fuera de la sombra de su padre y que está en casa de visita desde la universidad.
Sam está claramente desilucionada por el divorcio de sus padres y tiene una visión cínica del amor. “Si el amor es poner un plato en la mesa para alguien que nunca va a volver a casa, creo que lo voy a dejar pasar,” le dice a su hermano pequeño, Rusty, hablando de su padre que sufre por amor. “Eso es jodidamente deprimente, Sam,” responde Rusty, que es el más romántico de los dos hermanos.
La película mezcla una sensibilidad indie nostálgica de principios de los 2010 con los tópicos comunes de las comedias románticas: adolescentes emocionales, segundas oportunidades y bandas sonoras melancólicas llenas de música con palmas y frases ingeniosas dignas de Tumblr.
Yo vi ‘Stuck in Love’ por primera vez en mi último año de secundaria a mediados de los 2010, pero realmente empezó a resonar conmigo durante mis años angustiosos de instituto. Yo estaba enamorada de un chico con el que solo me comunicaba por Snapchat, pensaba que era más guay que la mayoría de mis compañeros porque escuchaba a los Arctic Monkeys y estaba empezando a ganar conciencia política a través de Teen Vogue (y Twitter). En mi cabeza, Sam era aspiracional: una feminista y escritora decidida que era con razón escéptica de los hombres y sus intenciones (en una escena, liga con un chico en un bar y despotrica sobre la monogamia y la familia nuclear siendo “ilusiones socialmente aceptadas”). Yo también me identificaba con el anhelo de Rusty por su crush y con lo inalcanzable que se sentía en ese momento una vida social de instituto llena de fiestas y amor juvenil.
Al verla otra vez ahora, veo que cada personaje está realmente estancado, no necesariamente en el amor, sino en sus formas obstinadas, y solo experimentan crecimiento cuando salen de su zona de confort. Sam se suaviza y abre su corazón a Lou (interpretado por un Lerman con cara de bebé), su compañero de universidad “buena persona” que traspasa su cinismo. Rusty deja de ser tan pasivo y arriesga su corazón por su enamorada. Bill crea un perfil en una aplicación de citas e intenta superar a su ex, aunque sea solo por un momento. Yo también me encuentro un poco menos testaruda al revisitar la película ahora; lucho menos por ser una Rusty o una Sam y prefiero un término medio de romanticismo esperanzado con un toque de escepticismo.
En el acto final de la película, volvemos a Acción de Gracias un año después. El familiar silbido de ‘Home’ suena otra vez y Rusty y Bill están preparando la cena. Una Sam menos cínica lleva a su nuevo novio Lou como su acompañante. Entonces viene una sorpresa: un golpe en la puerta de una Erica con los ojos llorosos que le dice a Bill: “Me he perdido un poco.” Pero, por supuesto, siempre hay un lugar para ella en la mesa.
Aunque ‘Stuck in Love’ no se promociona como una película de Acción de Gracias, es una de las mejores entradas no oficiales para la festividad, con un final perfecto y circular. A pesar de sus clichés y melancolía, la película es una alegría genuina que nunca deja de despertar en mí un sentido de esperanza. Siempre me parece una llamada a la acción que me anima a vivir la vida de forma activa en vez de dejar que me pase a través de diferentes fases. Ha inspirado solicitudes de ingreso a la universidad casi imposibles, mudanzas a través del país, declaraciones de amor, mensajes de texto arriesgados y viajes por el mundo.
Eso es lo que solidifica esta película como un clásico de Acción de Gracias. Más que solo empezar y terminar en la festividad, es reflexiva, transicional y está llena de gente imperfecta que lo está intentando. Un poco como si el Día de Acción de Gracias fuera el hijo del medio raro de las festividades de fin de año, ‘Stuck in Love’ trata sobre los períodos extraños de transición en la vida y de abrirnos a nuevos comienzos.
