España dio oficialmente inicio a un segundo verano de protestas contra el turismo masivo este fin de semana, con manifestantes tomando las calles en diversas ciudades del país bajo consignas como “boicot a Airbnb” y “compradores extranjeros de propiedades ricos al infierno”.
Miles de personas desafiaron las alertas por ola de calor y salieron a protestar en distintas ciudades españolas, marcando así el comienzo de un segundo verano consecutivo de manifestaciones antiturismo.
Esto sigue a la ola de activismo antiturístico del año pasado, donde algunas tácticas extremas acapararon titulares internacionales. También ha habido protestas esta primavera en Canarias y en la capital catalana.
El domingo, residentes se manifestaron en Barcelona, Granada, San Sebastián y Palma de Mallorca, uniéndose a vecinos preocupados de otras quince ciudades europeas. En España, la mayor protesta tuvo lugar en Baleares, donde miles en Palma ignoraron una alerta naranja por temperaturas de hasta 39 grados.
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Bajo la plataforma Menys Turisme Més Vida (Menos Turismo Más Vida), unos 8.000 locales, según estimaciones policiales, protestaron contra los impactos negativos del turismo desregulado en la capital balear y el archipiélago en general, especialmente en temporada alta.
Manifestantes participan en una protesta contra el turismo masivo y los precios de la vivienda en Palma de Mallorca, el 15 de junio de 2025. (Foto: JAIME REINA / AFP)
“Estamos aquí por una vida digna, para frenar la turistificación de las ciudades y establecer límites”, declaró Jaume Pujol, portavoz de la plataforma, subrayando la necesidad de “decrecimiento turístico” y cómo la masiva afluencia desplaza a los locales y encarece la vivienda.
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Con pancartas en catalán e inglés –incluyendo mensajes como “Compradores extranjeros ricos al infierno”–, los organizadores exigieron medidas como prohibir alquileres vacacionales, reducir vuelos a las islas y mantener la moratoria a megacruceros.
Manifestantes sostienen carteles con el lema “Compradores extranjeros ricos al infierno” durante una protesta en Palma de Mallorca, el 15 de junio de 2025. (Foto: JAIME REINA / AFP)
En San Sebastián, unas cincuenta asociaciones salieron a las calles para denunciar lo que denominan “emergencia habitacional” causada por pisos turísticos y segundas residencias. Unos 300 personas corearon: “Queremos vivir aquí. Basta de turistificación”.
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En Barcelona, la Asamblea de Barrios por la Disminución del Turismo (ABDT) convocó una manifestación para frenar el crecimiento del sector. “El turismo nos roba el pan, la casa y el futuro”, gritaban los asistentes.
Mossos d’Esquadra bloquean a manifestantes durante una protesta contra el turismo masivo en Barcelona, el 15 de junio de 2025. (Foto: LLUIS GENE / AFP)
Unos 600 participantes según la policía – cifra muy inferior a la de 2024–. Los organizadores pidieron llevar pistolas de agua, recordando las polémicas tácticas del verano pasado.
Según El País, algunos usaron dichas pistolas y atacaron el escaparate de Louis Vuitton en protesta por un desfile en Park Güell. También hubo bombas fumígenas y pintadas pro Palestina.
Turistas observan desde un hotel mientras manifestantes cubren ventanas durante una protesta en Barcelona, el 15 de junio de 2025. (Foto: LLUIS GENE / AFP)
España, que recibió 94 millones de visitantes en 2024, vivió numerosas protestas el verano pasado en ciudades como Madrid, Valencia, Sevilla, Granada, Baleares, Canarias y Barcelona.
En la segunda ciudad de España, las primeras grandes manifestaciones de julio 2024 saltaron a la fama por rociar turistas con agua. Esto generó debate sobre la eficacia de tales métodos y su impacto en un sector que aporta el 12% del PIB.
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