Ciudades chinas enfrentan demoras en el metro mientras Pekín combate el gasto superfluo y la elevada deuda

China está frenando algunas expansiones de su metro, incluso en ciertas ciudades prósperas. Los analistas dicen que esta decisión refleja un cambio: se pasa del auge de infraestructura financiado por deuda del pasado a una nueva era de disciplina fiscal y eficiencia en la inversión.

Centros económicos ricos del este, como Ningbo y Suzhou, se encuentran entre los que enfrentan obstáculos regulatorios para obtener la aprobación de Pekín para nuevas líneas, mientras los responsables políticos examinan proyectos deficitarios.

En una respuesta en línea a consultas públicas, la Comisión Municipal de Desarrollo y Reforma de Ningbo dijo este mes que las métricas de uso del metro de la ciudad “necesitan mejorar más” y actualmente no cumplen con las condiciones requeridas para enviarlas al principal planificador económico del país para su aprobación.

La comisión local señaló que Pekín ha emitido estándares más estrictos y está requiriendo que proyectos aprobados previamente pero no construídos sean presentados nuevamente para su revisión.

“Dado que las operaciones del metro en la mayoría de las ciudades chinas generan pérdidas y requieren subsidios, el hecho de que sus fuentes de financiación ahora sean extremadamente limitadas significa que el gobierno tiene que ser más riguroso”, dijo Zhao Jian, director del Centro de Investigación de Urbanización de China en la Universidad de Jiaotong de Pekín.

Esta supervisión más estricta, antes más común en ciudades más pequeñas o menos desarrolladas, se ha extendido a potencias económicas. Suzhou, ubicada en la provincia de Jiangsu al oeste de Shanghai, tiene una población de casi 13 millones y posee uno de los productos internos brutos más altos de la nación.

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