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Una mujer israelí-rusa, Elizabeth Tsurkov, que estuvo cautiva durante dos años y medio por militantes en Irak, ha contado a la BBC desde Israel, donde se está recuperando, como inventaba "confesiones" para que sus captores dejaran de torturarla.
Liberada en septiembre, Tsurkov afirma que sufrió abusos extremos durante 100 días, lo que la dejó con secuelas físicas y mentales.
Advertencia: Este artículo contiene contenido angustiante que incluye descripciones de tortura.
"Mi salud no está muy bien", dice la señora Tsurkov. La entrevista que concedió a BBC Newshour se realizó en el centro de Israel, sentada en una cama. Ya han pasado casi tres meses desde su liberación en Irak, donde estuvo retenida 903 días. Los primeros cuatro meses y medio fueron especialmente brutales: afirma que fue atada y colgada del techo, azotada, agredida sexualmente y electrocutada.
En marzo de 2023, la señora Tsurkov, una estudiante de doctorado de 39 años en la Universidad de Princeton (EE.UU.), vivía en Bagdad haciendo trabajo de campo para su tesis en política comparada. Acordó encontrarse con una mujer que se describió como amiga de un amigo. Esa mujer nunca apareció. Tsurkov comenzó a caminar hacia su casa. Dice que un auto se detuvo detrás de ella y dos hombres la arrastraron adentro, golpeándola y agrediéndola sexualmente. La llevaron a las afueras de la capital.
"Durante el primer mes, me tuvieron en ayunas y me interrogaron, pero en ese momento no sabían de mi ciudadanía israelí. Están simplemente convencidos de que todos los extranjeros son espías."
Tsurkov había insistido en que era ciudadana rusa. Pero entonces los secuestradores accedieron a su teléfono, y "como no soy una espía y no tengo múltiples dispositivos encriptados, todo mostró que soy israelí".
Dice que entonces comenzó la tortura: electrocuciónes, golpizas, azotes, abusos sexuales y lo que ella llama "especialidades" de Medio Oriente. "Me colgaban del techo con las manos esposadas a la espalda. Me colgaban con las manos por encima de la cabeza". Y "un método particular que se usa en Irak. Se llama ‘el escorpión’. Te esposan con los hombros cruzados detrás de la espalda. A menudo provoca dislocación de hombros".
La señora Tsurkov cree que estuvo bajo custodia de miembros de Kataib Hezbollah, una de las milicias más poderosas respaldadas por Irán en Irak, designada como organización terrorista por EE.UU. y otros países. Estas milicias son parte de las Fuerzas de Movilización Popular y se considera ampliamente que ejercen un poder considerable entre bambalinas en el gobierno y el comercio del país.
En los breves periodos entre torturas, intentaba idear estrategias. "Tuve que aprender todo tipo de teorías conspirativas extrañas. Viven en una realidad alternativa en la que Israel, Estados Unidos y Arabia Saudita crearon juntos al ISIS, y EE.UU. propaga la homosexualidad a través de cafés para un solo sexo."
Creaba confeciones sobre sí misma para intentar evitar la tortura, basándose en tramas de espías y la "visión del mundo bastante demente" de sus captores, sin implicar a ningún iraquí. Muchos de sus amigos, dice, eran activistas a quienes los militantes también querían secuestrar y torturar.
Pero su estrategia tenía una gran desventaja. "Me torturaban para que les diera estas confesiones que inventaba, y luego simplemente se volvieron codiciosos. Así que volvían, me colgaban de las muñecas y comenzaban a golpearme con un palo y a usar métodos de tortura aún más duros, diciendo: ‘Quiero algo nuevo’."
La señora Tsurkov dice que no entiende por qué, después de 100 días de abuso, la trasladaron a otro lugar. Seguía en confinamiento solitario sin luz exterior, pero las torturas cesaron.
De lo que sí está segura es de cómo se logró su liberación. El empresario estadounidense Mark Savaya, que hizo campaña para Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024, fue nombrado enviado especial de EE.UU. para Irak en octubre.
Según la señora Tsurkov, un mes antes, él había viajado a Bagdad para hablar con el primer ministro Mohammed Shia al-Sudani. Entre los mensajes que transmitió, dice ella, estaba que el presidente Trump estaba extremadamente molesto por su cautiverio, y que si no era liberada en una semana, el liderazgo de Kataib Hezbollah sería eliminado. En pocos días, ella fue liberada.
Cuando anunció la liberación de la señora Tsurkov el 9 de septiembre, el primer ministro iraquí lo describió como "la culminación de extensos esfuerzos realizados por nuestros servicios de seguridad a lo largo de muchos meses". También subrayó el compromiso de Irak con el estado de derecho y la autoridad estatal.
No mencionó a Kataib Hezbollah ni ninguna amenaza de EE.UU. Pero dos semanas después, un alto funcionario de Kataib Hezbollah, Abu Ali al-Askari, emitió un comunicado diciendo que el gobierno de Sudani había buscado la liberación de la señora Tsurkov para evitar un ataque estadounidense a Irak y para obligar a EE.UU. a cumplir su acuerdo de retirar sus fuerzas del país. También afirmó que Tsurkov fue liberada después de "dar toda la información que tenía" bajo interrogatorio por parte de la "entidad" que la retenía.
El Departamento de Estado de EE.UU. no respondió a una solicitud de comentarios de la BBC.
El largo camino de rehabilitación -mental y física- de la señora Tsurkov comienza en Israel. Pero está decidida a completar su doctorado en Princeton. Desde su liberación, ha visto cómo los partidos asociados con las milicias respaldadas por Irán ganaron fuerza en las recientes elecciones parlamentarias en Irak. Más ampliamente, dice, son los iraquíes comunes los que salen perdiendo por un "sistema horriblemente corrupto en un país increíblemente rico", donde los comandantes de las milicias "siguen operando por encima de la ley".
La señora Tsurkov, que ha vivido en Israel desde su liberación, dice ver un país transformado tras los ataques del 7 de octubre de 2023 liderados por Hamás y la prolongada guerra de Israel en Gaza.
La BBC comenta: "Estoy en terapia y muchos de los síntomas típicos del trastorno de estrés postraumático son experimentados colectivamente por los israelís desde el 7 de octubre. Hay una gran sensación de inseguridad y un deseo de liberar la rabia que existe en la gente."
La Sra. Tsurkov ha sido una crítica de larga data de la política del gobierno israelí hacia los palestinos y en la región. Tiene un amplio círculo de amigos palestinos, libaneses e iraquíes. Trabajó para la ONG israelí Gisha, que hace campaña para proteger la libertad de movimiento de los palestinos.
Ella dice que los eventos de los últimos dos años la han dejado mucho más pesimista sobre la posibilidad de paz. “El 7 de octubre fue una masacre literal de la izquierda, porque mucha de la gente que vive en los kibbutzim, las comunidades junto a la frontera con Gaza, eran activistas por la paz. Y es una masacre de la izquierda en el sentido de que las voces que apoyan la paz se han vuelto mucho más débiles y demonizadas.”
De manera más inmediata, ella tiene su propia recuperación en la que concentrarse. Dice que antes había trabajado con víctimas de tortura. “Pero nada te prepara para el horror de sufrirla.” También revela el costo de las falsas confesiones. “De alguna manera se filtra; quizás como la situación de una esposa maltratada que internaliza hasta cierto punto la visión que el abusador tiene de ella.”
Hay un hecho clave a lo que aferrarse: que ella salió. “Seguro, me queda recuperación por delante. Pero creo que tuve suerte, en una situación muy desafortunada.”
