Azizullah Khan
BBC Urdu, informando desde Buner
Gavin Butler
BBC News, Singapur
BBC
Al menos 314 personas han muerto y 156 han resultado heridas debido a las lluvias e inundaciones repentinas en los últimos días.
Anidado entre las verdes montañas del norte de Pakistán, con un río fluyendo serenamente por su centro, Bishnoi era, hasta hace poco, un pueblo hermoso.
Pero aquella mañana del viernes, 15 de agosto, llovió fuertemente. Cuando los aldeanos se levantaron temprano y salieron a trabajar, no sabían cuán rápido todo iba a cambiar.
Según los locales, una repentina avalancha de agua arrasó Bishnoi, "llevando consigo rocas enormes, aplastando edificios a su paso y destruyendo el pueblo entero".
Cuando BBC Urdu visitó el lugar después del desastre, la zona estaba cubierta de piedras grandes, bloques de hormigón y árboles arrancados. Sin maquinaria pesada, los rescatistas y los lugareños trabajaban duro para limpiar los escombros con herramientas pequeñas.
"Hay una casa bajo cada piedra. La gente busca debajo de las rocas por si encuentran a alguien", explicó Israr Khan, un local. "Las casas están enterradas bajo la tierra".
En toda la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, al menos 314 personas han muerto y 156 han resultado heridas por las lluvias e inundaciones repentinas que comenzaron entre el jueves y el viernes por la noche.
El distrito de Buner, donde se encuentra Bishnoi, es el más afectado, con 217 víctimas mortales, según la Autoridad Provincial de Gestión de Desastres (PDMA).
Otro local contó que mucha gente murió en una casa donde se preparaba una boda. Otros dijeron que en Bishnoi habían entre 80 y 90 hogares, la mayoría dedicados a la agricultura.
Se estima que el 50% de las casas quedaron completamente destrozadas por la inundación. El resto ya no son habitables.
Una temporada de monzón devastadora
Las lluvias del monzón entre junio y septiembre aportan alrededor del 75% de las precipitaciones anuales del sur de Asia. Los deslizamientos de tierra e inundaciones son comunes, y 650 personas ya han muerto esta temporada.
En Pakistán, al menos 507 personas han muerto y más de 700 han resultado heridas en incidentes relacionados con las lluvias desde que el monzón comenzó a finales de junio, según la Agencia Nacional de Gestión de Desastres.
Punjab y partes de Islamabad están entre las zonas más golpeadas por fuertes lluvias e inundaciones repentinas este año. Pero ninguna ha sufrido tanto como el norte montañoso de Pakistán, hogar de Khyber Pakhtunkhwa y una de las áreas más glaciares de la región.
El calentamiento global está derritiendo estos glaciares rápidamente, lo que hace que rocas, tierra y otros materiales sean más vulnerables a desprenderse. Aunque aún no se ha determinado la causa exacta de las recientes inundaciones, los glaciólogos dicen que el deshielo es un factor.
Los meteorólogos han advertido que se esperan fuertes lluvias hasta el 21 de agosto en el noroeste, donde varias zonas han sido declaradas zonas de desastre.
"La búsqueda continúa"
En el camino hacia el mercado Pir Baba de Buner, los cultivos estaban aplastados a ambos lados de la carretera. Árboles arrancados y vehículos destrozados, algunos atrapados en el lodo o incrustados en paredes.
Al llegar al mercado, los detalles de la destrucción eran evidentes.
La fuerza de las inundaciones quedó clara al ver que el agua había llegado hasta el tercer piso. Algunas tiendas se derrumbaron. Sacos de azúcar y ropa de mujer yacían en el barro, pisoteados por vehículos.
Los comerciantes habían empezado a trabajar por su cuenta, removiendo lodo y agua de sus tiendas.
En Bishnoi, organizaciones como Al-Khidmat trabajaban sin descanso, repartiendo ayuda y montando un campamento médico. Rescatistas, militares y maquinaria pesada llegaban para las labores de reconstrucción.
Pero también llegaron personas de zonas lejanas para ayudar. En un momento, dos jóvenes se sentaron en una piedra, sus pies cubiertos de barro.
"Están mirando la casa de enfrente", explicó otro hombre.
La casa no era visible hasta que señaló los cimientos de lo que alguna vez fue un hogar para 20 familiares.
"Dieciocho de ellos ya no están", dijo. "Algunos cadáveres se han encontrado, pero la búsqueda sigue".
Dos personas sobrevivieron, pero estaban inconscientes y confundidas.
"No entienden lo que pasa", explicó el hombre. "Si alguien les pregunta algo, empiezan a llorar".
