El desfile anual de Métiers d’Art de Chanel es básicamente el equivalente de alta costura de la mente de un diseñador, y este fue el primero de Matthieu Blazy. Una celebración para todos los talleres de la marca: bordado, plumas, sombrerería, lo que sea, mostrando su artesanía francesa en un gran momento de pasarela, esta vez en el 168 de Bowery.
Todo empezó con un cortometraje dirigido por Michel Gondry, y A$AP Rocky proponiéndole matrimonio a Margaret Qualley fuera de una parada del metro de Nueva York. ¿Qué tiene de malo el Louvre? Nada, todo el espectáculo fue “una historia de amor entre Chanel y Nueva York” donde Blazy “dio vida a personalidades únicas, cruzando caminos en el metro neoyorquino. Vistas a través de una lente cinematográfica, son las heroínas de sus propias historias”, como declaró la casa Chanel. Un brindis por el difunto Karl Lagerfeld y sus supermercados; la gente favorita de la marca siempre ha sabido escenificar el contraste. “Todos tomamos el metro. Es caótico, es un lío. La gente ahí crea un choque de cultura pop. Es muy igualitario. Borra las clases sociales, está el que toma decisiones, el estudiante, la madre con prisa… nos pertenece a todos”. Blazy le contó a BoF, qué ambientazo para el subsuelo de NYC, la verdad.
Los invitados pasaron por una seguridad estilo metro neoyorquino, recibidos por los periódicos personalizados de la marca “La Gazette” llenos de entrevistas a Blazy y perfiles de los artesanos. Poco a poco, la primera fila se llenó con el dúo del cortometraje, Anna Wintour, Linda Evangelista, Jon Bon Jovi, Dapper Dan, Martin Scorsese, Teyana Taylor, Emily Ratajkowski y otros creativos líderes de varios campos tomando asiento.
El desfile empezó con parte de las modelos bajando las escaleras de la estación y otra parte saliendo de un tren que llegaba. La apertura fue Bhavitha Mandava, una chica literalmente descubierta en el metro de NYC para el último desfile de Bottega Veneta de Matthieu Blazy; el círculo más completo. La colección tomó inspiración tanto del siglo pasado como del actual, presentando de todo, desde chaquetas de tweed clásicas, hasta trajes de poder de los 80, peinados de los años 20, streetwear americano, hasta estampados animales vibrantes, todo tejido con la historia de la casa y un futuro por escribir. La pasarela estuvo llena de gemas “ocultas” con referencias al drama de Diana Vreeland, al ajetreo neoyorquino de Jackie Kennedy, el chic de Audrey Hepburn, el amor por la ciudad de Frank Sinatra, la peluca de Andy Warhol, la Gran Manzana, el skyline de la ciudad, la obsesión turística con el “I love NY”, incluso Superman hizo su aparición.
“Cuando [Chanel] volvió a Nueva York, fue al centro y vio a mujeres que no eran de clase alta que habían adoptado el estilo Chanel — no era Chanel, pero parecía Chanel. Cuando regresó a París, de repente tuvo energía otra vez y siguió diseñando”, dijo Blazy a WWD después del cierre. Así que sí, esta colección gritaba amor por NYC y el legado de Chanel, toda la artesanía y tradición aún intactas; no importa que las modelos se chocaran, eso era solo la energía de la parada de Bowery. Pero Blazy agregó ese toque, haciendolo sentir vivo, moderno y totalmente listo para la nueva generación de hoy.
