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Alberto Reyes y la revolución gastronómica de Vejer

No hay mucho que Alberto Reyes no sepa sobre comida… así que es apropiado que esté en la vanguardia de la alta cocina en Vejer.

Su restaurante, 4 Estaciones, está en el epicentro de uno de los polos culinarios más importantes de Andalucía (typo intencional).

Abierto desde 2017, es imposible comer mal en su local, tan atractivo visualmente como delicioso para el paladar.

Gran parte de su éxito se debe a su meticulosa selección de chefs. Su última incorporación, Esperanza Macías, se formó en Aponiente —uno de los mejores restaurantes de Andalucía, con tres estrellas Michelin—, ubicado en El Puerto de Santa María.

"Hay que reinventarse constantemente y probar cosas nuevas", explica Reyes, quien creció en la zona y antes gestionó el aclamado Arohaz en Caños de Meca.

"Debes dominar el uso de productos locales, adaptarte a cada temporada y siempre contar con chefs talentosos en la cocina."

Pero ni así hay garantías de éxito, pues el pueblo no para de evolucionar y perfeccionar su oferta gastronómica.

"De hecho, deberían dar un curso universitario sobre el éxito de la revolución culinaria de Vejer", bromea Reyes, sentado en su acogedor restaurante, rodeado de libros de cocina de todo el mundo.

Esto define su mentalidad: local en productos, pero global en ambición.

Es solo una de las muchas historias de éxito en Vejer, que cuenta con una docena de menciones en la última guía Repsol.

Aunque muchos de estos sitios están en los alrededores (como Caños de Meca o El Palmar), el centro de Vejer es el mejor punto de partida.

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Ahí están Jaime y Alejandra, cuyo restaurante Narea consiguió un preciado Sol Repsol en menos de un año.

Su ubicación en la prestigiosa calle Corredera, con vistas espectaculares, ayuda. Pero lo que realmente los distingue es su talento y dedicación.

Ambos tienen pedigrí de tres estrellas: se conocieron en El Celler de Can Roca y perfeccionaron su técnica en DiverXO (Madrid). Con seis estrellas Michelin entre ambos, su experiencia fue invaluable antes de abrir su propio lugar.

Originarios de Málaga y Cádiz, conocían bien la escena gastronómica de Vejer.

"Sabíamos de la calidad de aquí y de muchos productores locales. Quisimos aportar algo nuevo, y es un honor que Repsol nos reconociera tan rápido", comenta Jaime.

Según él, gran parte del éxito se debe a los productos locales: mariscos, verduras y carnes excepcionales.

Pero también influye la ubicación única de Vejer, su arquitectura y sus paisajes.

Aún así, hay que explorar los alrededores para descubrir joyas ocultas.

Hace una década, mientras investigaba para mi libro Dining Secrets of Andalucía, me sorprendió encontrar tantos sitios increíbles.

Uno de los mejores es Patria, a diez minutos en coche, en una zona rural de Cádiz poco frecuentada por turistas.

La pareja danesa Ase y Thomas tiene un gusto exquisito y renueva constantemente su menú —incluso su concepto—.

"Siempre estoy experimentando", dice Thomas, quien también tiene un negocio de zumos naturales y acaba de abrir Hierbas en el centro de Vejer.

"Surgió la oportunidad de probar con un negocio de bocadillos daneses, y hasta ahora, todo bien."

Historia culinaria

Descubrí este paraíso gastronómico hace casi 20 años, en Trafalgar (nombrado por la batalla naval cercana).

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En aquel entonces, brillaba como un faro en un desierto culinario. Su mezcla de platos locales y nacionales, muchos con toques innovadores, me hizo volver meses después.

Fue entonces cuando me llevé la sorpresa de mi vida: el hotel Califa, justo enfrente, escondía un restaurante secreto en su jardín, especializado en cocina local y marroquí.

Resultó que su dueño era James Stuart, un escocés exguía de viajes y ciclista profesional, decidido a elevar el nivel gastronómico del pueblo.

"En los 2000, aparte de Trafalgar, la comida aquí era aburridísima: nada de chino, indio o japonés. Quisimos hacer algo distinto", cuenta Stuart, que ahora tiene 10 restaurantes y hoteles en la zona.

"Pronto vimos que un restaurante marroquí era la opción ideal, pues todos los ingredientes estaban al alcance —excepto quizá el cuscús."

"Ambos restaurantes marcaron el estándar. A partir de ahí, cualquier nuevo local en Vejer tenía que estar a nuestra altura."

Tras la recesión (2010), el boom fue imparable. En pocos años, surgieron una docena de nuevos sitios: El Muro, Judería, Casa Varo… y fuera del pueblo, Castillería, Campero y Antonio.

Pero aún quedan lugares auténticos, como Venta El Toro en Santa María, sencillo y delicioso, donde hasta José Andrés llevó a sus hijas para un programa gastronómico.

Con décadas de historia, es uno de los últimos bastiones de la Andalucía más genuina.

Y es que, hoy, Vejer es un crisol de lo mejor de la región, con al menos una docena de lugares increíbles para comer.

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