Catarsis en la escena del crimen: cómo un videojuego y una serie oscuramente cómicos me convirtieron en especialista en limpieza de homicidios | Juegos

Últimamente he estado jugando un nuevo juego de simulador de trabajo, Crime Scene Cleaner, mientras veo la serie cómica de la BBC The Cleaner. Los dos tratan sobre el después de asesinatos horribles—a veces solo necesitas algo relajante para distraerte del día. En la serie, Greg Davies interpreta a Wicky, un empleado sarcástico de una empresa de limpieza apoyada por el gobierno, mientras que el protagonista de Crime Scene Cleaner, Kovalsky, es un humilde conserje que limpia sangre y tira basura para encubrir a un mafioso llamado Big Jim.

Las escenas del crimen en ambos son exageradas hasta lo ridículo. ¿O no? Nunca he visto un escena de crimen real, así que quizás tanta sangre en las paredes y muebles destrozados sea completamente normal.

Al ponerme en los zapatos de plástico de Kovalsky, el objetivo es dejar cada lugar exactamente como estaba antes del… ejem… incidente. A diferencia de Wicky, que lidia con vecinos molestos, Kovalsky no tiene compañía humana—solo cadáveres que carga y tira sin cuidado en su camioneta. Cada escena transcurre en silencio, con alguna charla ocasional con Big Jim o los monólogos secos de Kovalsky. Ambos son trabajadores cansados del mundo, haciendo lo necesario para superar cada escena manchada de sangre. Pero hay diferencias: Kovalsky roba dinero para ahorrar (paga las facturas médicas de su hija), mientras que Wicky solo quiere terminar a tiempo para el curry en el pub.

Crime Scene Cleaner es un concepto raro para un juego, como mezclar PowerWash Simulator y Hitman. Pero, a pesar de lo macabro, disfruto del proceso tranquilo y satisfactorio de limpiar: Kovalsky mete vidrios, pizza y platos rotos en bolsas, luego limpia las salpicaduras de sangre y vuelve a colocar los muebles. Es muy gratificante, aunque el juego insiste en que exprimas los trapos y esponjas demasiado.

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Explorar lugares extraños es común en ambos: el juego tiene una pizzería, un museo y una casa inteligente; la serie, una heladería, un teatro y una mansión. Me encanta que el juego me permita ser una versión más tranquila de Wicky, sin policías o asesinos molestando (como el genial papel de Helena Bonham Carter). La única compañía viva de Kovalsky es su pastor alemán juguetón. ¿Su nombre? Dexter, claro.

Al final de cada limpieza, me quedo admirando el resultado. Ambos, el juego y la serie, capturan la esencia de la comedia negra, donde lo terrorífico se vuelve graciosamente banal. En ambos, lo peor ya pasó… y solo quedan los restos.