LONDRES — Carlos Alcaraz tiene que hacer algo que nunca ha tenido que hacer antes: aprender a superar una derrota en una final de Grand Slam.
Alcaraz tenía un récord de 5-0 en finales de torneos importantes hasta el domingo, cuando su reinado en Wimbledon terminó con un marcador de 4-6, 6-4, 6-4, 6-4 contra el número 1, Jannik Sinner.
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"Es siempre malo perder partidos", dijo Alcaraz, el número 2 del mundo. "Pero es peor cuando pierdes en una final."
La verdad es que no está acostumbrado a perder.
Alcaraz había ganado 20 partidos seguidos en el All England Club, consiguiendo los títulos de 2023 y 2024 con victorias sobre Novak Djokovic.
Llegó al domingo con una racha de 24 partidos sin perder esta temporada.
Y había ganado los últimos cinco encuentros contra Sinner, incluida su épica final de cinco sets en Roland Garros cinco semanas antes.
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"Solo quiero quedarme con los buenos momentos y olvidar los malos", dijo Alcaraz. "Quiero pensar: ‘Bueno, jugé una final de Grand Slam’, y olvidar que la perdí."
Empezó bien en la pista central, ganando el primer set con un juego espectacular. Por ejemplo, un saque de 140 mph para ponerse 5-4 y un golpe cruzado ganador para romper el saque después.
Pero, a medida que avanzaba el partido, su capacidad para devolver el saque de Sinner disminuyó: en los últimos tres sets, solo tuvo tres oportunidades de break y no convirtió ninguna. Otro problema fue que su saque, aunque rápido, fue irregular.
Tuvo 15 aces, pero también siete dobles faltas. Solo acertó el 53% de sus primeros saques. Perdió su saque cinco veces, al menos una vez por set.
Un problema fue su segundo saque, porque Sinner devolvía con fuerza esos golpes más lentos.
"Fue complicado hoy, un poco", admitió Alcaraz, reconociendo que Sinner es "uno de los mejores devolvedores del circuito, sin duda."
"Con los nervios y todo, fue difícil servir mejor," dijo. "Tengo que mejora eso, definitivamente."
También reconoció que si tuvo un bajón, fue más por el juego de Sinner que por cansancio.
"Me presionó al límite en cada punto. Mentalmente, a veces es difícil mantener el enfoque cuando ves que tu rival juega tan bien," explicó. "En algunos momentos, no sabía qué hacer, porque desde el fondo, sentía que él era mejor y no podía hacer nada."