Los mayores temores de los organizadores de la Vuelta a España se materializaron el domingo cuando el gran final de la extenuante carrera ciclista de tres semanas –el equivalente español al Tour de Francia– fue suspendido tras el bloqueo de la línea de meta en Madrid por decenas de miles de manifestantes pro Palestina.
Más de mil agentes policiales fueron desplegados en las calles de la capital española en un intento por neutralizar las amenazas de sabotaje de la 21ª y última etapa, representando la mayor operación de seguridad en la ciudad desde la cumbre de la OTAN de 2022. Sin embargo, los organizadores se vieron obligados a cancelar la carrera en su mitad tras estimarse que unos 100,000 activistas acudieron a una concentración en el centro de la ciudad.
La etapa final del domingo fue cancelada tras estallar violentos enfrentamientos entre manifestantes pro Palestina y la policía. Crédito: Cordon Press
Un total de 22 agentes resultaron heridos en estos violentos intercambios, donde algunos manifestantes, muchos de ellos exhibiendo banderas palestinas, derribaron vallas y lanzaron botellas, mientras que las fuerzas de seguridad respondieron con porras y gases lacrimógenos.
Los congregados corearon consignas como «Boicot a Israel», «No es una guerra, es un genocidio» y «No pasarán», el lema antifascista popularizado durante la Guerra Civil española, a medida que la protesta se congregaba cerca de la famosa Plaza de Colón y la Gran Vía de Madrid.
La edición de este año de la Vuelta –una de las tres prestigiosas Grandes Vueltas del ciclismo– se ha convertido en un imán para las críticas debido a la participación del Israel-Premier Tech, un equipo propiedad de Sylvan Adams, un empresario billonario israelí-canadiense, amigo íntimo del primer ministro israelí Binyamin Netanyahu y un declarado partidario de la ofensiva militar israelí en Gaza.
Varias etapas de la carrera de este año se han visto interrumpidas, con las etapas 11 y 16 acortadas anticipadamente debido a multitudes que bloquearon los kilómetros finales del recorrido.
Algunas protestas incluso han provocado caídas, como la de Javier Romo, del equipo Movistar, quien se vio forzado a abandonar la carrera tras lesionarse al golpear contra el asfalto cuando un manifestante pro Palestina intentó cruzar frente al pelotón y un policía corrió para interceptarlo.
En declaraciones a El Español el domingo, Sergio Samitier, corredor aragonés del equipo Cofidis, criticó duramente a quienes han protagonizado las protestas durante la carrera, advirtiendo que sus acciones ponían en peligro la vida de los participantes.
«¿Qué daño hemos hecho nosotros? Ninguno», dijo Samitier. «Somos nosotros los que estamos en peligro porque vamos a 80 km/h, nos lanzan clavos y nos matan. No puedes complacer a todos porque si emites un comunicado te dirán: ‘Un ciclista por 80.000 muertos en Gaza’».
Las protestas pro Palestina han ensombrecido esta edición de la Vuelta, con activistas protestando por la presencia del equipo Israel-Premier Tech, elogiado por Netanyahu. Crédito: Cordon Press
Ante las advertencias sobre intentos de sabotear el gran final del fin de semana, el director de la carrera se había mostrado contundente, insistiendo: «No hay reemplazo para la etapa de Madrid, absolutamente no».
No obstante, la última etapa de 104 km fue cancelada cuando aún faltaban más de 55 km por disputar, después de que organizadores y la Guardia Civil mantuvieran prolongadas deliberaciones al constatar que las decenas de miles de manifestantes concentrados en Madrid no cederían.
El ciclista danés y dos veces ganador del Tour de France, Jonas Vingegaard, que lideraba antes de la etapa final, fue declarado ganador y se llevará a casa la famosa jersey roja.
El corredor portugués Joao Almeida quedó en segundo lugar y el británico Tom Pidcock –del Q36.5 Pro Cycling– finalizó tercero.
No hubo ceremonia oficial para celebrar el final de la carrera de 3.100 km –pero el trío realizó una celebración improvisada en un aparcamiento cercano ya entrada la noche, formando un podio con tres cajas térmicas marcadas con los números uno, dos y tres.
La interrupción ha suscitado crecientes interrogantes sobre la participación del equipo Israel-Premier Tech en futuras carreras, elogiado la semana pasada por Netanyahu por «no ceder al odio y la intimidación» y por «hacer que Israel se sienta orgulloso».
La semana pasada, el equipo Israel-Premier Tech intentó prevenir las protestas anticipadas eliminando la palabra «Israel» del equipamiento utilizado por sus corredores.
Pero esa medida pareció hacer poco por aplacar la ira de los manifestantes.
Incluso el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, se sumó a la petición, instando a los organizadores a expulsar al equipo de la Vuelta en muestra de solidaridad con el pueblo palestino.
Según la policía, se estima que 100.000 personas asistieron a la manifestación en Madrid. Crédito: Cordon Press
Albares dijo a la cadena pública RNE que estaba «a favor» de la expulsión del equipo, incluso si la decisión final no correspondía al gobierno español, sino a la UCI, el organismo rector del ciclismo.
«Yo estaría a favor», declaró. «Hay que enviar un mensaje a Israel y a la sociedad israelí de que Europa e Israel sólo pueden tener relaciones normales cuando se respetan los derechos humanos».
La cancelación del domingo incluso ha provocado una agria disputa política en España después de que el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, pareciera respaldar a los activistas que hirieron a agentes de policía y forzaron la suspensión de la etapa final.
Hablando en Málaga el domingo por la mañana, Sánchez dijo: «Hoy termina la Vuelta y mostramos nuestro absoluto respeto y reconocimiento por los deportistas».
«Pero también nuestra admiración por el pueblo español que se moviliza por causas justas como la de Palestina. Hoy España brilla como ejemplo y como orgullo. Es un ejemplo para la comunidad internacional al dar un paso al frente en defensa de los derechos humanos».
Los comentarios fueron criticados por la oposición del conservador Partido Popular (PP), mientras que el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Sa’ar, recurrió a las redes sociales para tachar a Sánchez y su gobierno de «vergüenza para España».