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En Can Pastilla hay un número creciente de chabolas, al menos tres asentamientos. Uno de estos asentamientos se encuentra en las afueras de Can Pastilla. Un camino utilizado por los residentes ha sido bloqueado por los refugios improvisados.
La situación ha sido reportada a la agencia de servicios municipales Emaya de Palma, al ayuntamiento y a la división Seprona de la Guardia Civil. “A ver si hacen algo de una vez por todas”, dice un residente. Hasta el momento no ha habido respuesta a su queja.
Botellas esparcidas por todas partes. Foto: Fernando Fernández.
Más en el centro de Can Pastilla y cerca de una escuela hay un poblado de chabolas rodeado por grandes cantidades de basura. Hay botellas de vidrio por todas partes, creando ansiedades sobre el riesgo de incendio cuando llegue el clima cálido. Las chozas están a la vista de un hotel, aunque en su mayoría están protegidas por la vegetación.
Más lejos de la escuela hay otro asentamiento. Al igual que los demás, las personas son de diferentes orígenes, principalmente rumanos y africanos, así como españoles. Mariano, un minero jubilado, vive aquí con su esposa. Los residentes en la zona dicen que hay ratas. Quieren que el ayuntamiento haga algo con respecto al asentamiento, siendo las principales preocupaciones los riesgos para la salud y el potencial de incendios. Hay barbacoas de parrilla en esta zona semiboscosa.
La higiene personal es claramente un problema. No hay agua corriente. Pero una estructura ha sido designada como una especie de ducha para uso de las personas que viven allí. Hay botellas de gel de ducha y champú, así como grandes botellas de agua.
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