La alcaldesa Lara y Prisi Aguilera visitan las obras finalistas.
Crédito: Ayuntamiento de Benalmádena
El túnel tranquilo junto al Casino Torrequebrada ha estallado en un caleidoscopio de color con el debut en Benalmádena de la Liga Nacional de Grafiti (LNG).
Diez aclamados artistas urbanos nacionales se dieron cita en el lugar, transformando el paso subterráneo en una galería a cielo abierto con murales que muestran una mezcla de cultura callejera, arte e identidad local. Las 10 vibrantes obras permanecerán en exhibición permanente, ofreciendo una galería de arte visual perdurable.
El evento fusionó el grafiti con una temática gastronómica para promocionar la diversa escena culinaria de Benalmádena. Según el alcalde Juan Antonio Lara, “Eventos como este rompen barreras, llevan el arte a las calles, y conectan con los vecinos, a la vez que dotan a este espacio de un nuevo carácter emocional.”
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Estudios han demostrado que el arte grafitero existente en superficies verticales disuade a otros vándalos grafiteros, quizás menos talentosos, de dejar su marca o “tags” en las paredes. Se dice que existe una regla no escrita entre vándalos del aerosol y artistas de no faltar al respeto a las pinturas del otro, reduciendo así los niveles de formas pintadas antiestéticas. El suburbano en cuestión era un punto popular para los *fly-taggers*, aquellos que pintan sus nombres sin respeto por quienes habitan la comunidad. Esta iniciativa espera disuadir a este tipo de vándalos de utilizar los muros públicos como su lienzo personal.
El primer premio fue para K-Lina (Carolina Carmona) de Almonte, Huelva—licienciada en Bellas Artes conocida por sus murales simbólicos inspirados en la naturaleza. Su pieza, cargada de emotividad y ejecutada con una técnica impecable, cautivó a jueces y público. Como fundadora del festival Doñana Jam, la obra de K-Lina a menudo aborda temáticas sociales a través del muralismo.
