Bruselas rezagada por una infraestructura de transporte inaccesible

Estudio revela que Bélgica está rezagada en infraestructura de accesibilidad en transporte para personas con movilidad reducida | Créditos: Shutterstock

Bruselas está al borde de una crisis de transporte, y las víctimas son los viajeros cotidianos con discapacidades, quienes quedan relegados por el sistema actual.

La última alerta proviene de Flandes, donde más del 70% de las estaciones de tren siguen siendo inaccesibles para pasajeros con discapacidad, según un informe de la Agencia de Noticias Belga.

Sin embargo, no caigas en el error de creer que es solo un problema flamenco. Más cerca, Bruselas refleja la misma negligencia: sus redes de tranvía, metro y autobuses están plagadas de barreras que excluyen a miles de residentes cada día. En toda Bélgica, la magnitud del problema es evidente: solo alrededor del 4-5% de las estaciones son realmente accesibles para personas con movilidad reducida.

Solo 25 estaciones totalmente accesibles

Esto equivale a solo 25 estaciones de tren completamente accesibles de más de 550, dos de ellas en Bruselas (Central y Schuman). Otras 90 ofrecen asistencia limitada pero requieren reserva previa, mientras que un escandaloso 377 estaciones no cuentan ni con ascensor ni ayuda alguna. Las posibilidades de que alguien con problemas de movilidad tome un tren sin asistencia son casi nulas.

Grandes vacíos en la cobertura

Fuera de la capital, hay algunas mejoras modestas: 106 estaciones son accesibles ahora, frente a 78 hace cuatro años. El objetivo de SNCB es llegar a 176 para 2032. Pero los vacíos siguen siendo enormes, dejando a viajeros vulnerables atrapados en rutas largas o incluso aislados.

Un estudio reveló que los viajes en la red de Stib pueden ser 68% más largos para usuarios con discapacidad debido a la falta de accesibilidad en accesos y transbordos. Un trayecto de 13 minutos para la mayoría puede convertirse en 52 minutos agotadores para alguien en silla de ruedas. Suma transbordos más frecuentes (hasta 70% más) y distancias peatonales más largas, y el simple acto de desplazarse se vuelve un campo minado físico y mental.

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La red de tranvías tampoco ofrece alivio: casi un tercio de los vehículos son modelos antiguos de piso alto, inaccesibles para sillas de ruedas. Muchas estaciones de metro son una pesadilla parcial: algunas tienen ascensor pero mantienen un hueco entre andén y tren, mientras que otras solo tienen escaleras mecánicas, excluyendo a quienes dependen de sillas.

30% de la población de Bruselas tiene discapacidad

No es un problema menor. En Bruselas, más del 30% de los residentes tienen discapacidad. No son casos aislados, sino miembros integrales de la comunidad, que trabajan, estudian y cuidan de sus familias. Su exclusión es una injusticia que debilita a toda la ciudad.

Hay avances: Stib ha modernizado 47 de 69 estaciones de metro con ascensores, reemplaza tranvías inaccesibles por modelos de piso bajo, y el Metro ha empezado a instalar señales táctiles y en Braille. Pero seamos realistas: faltan años para que todas las estaciones y vehículos sean accesibles.

Una ciudad que sueña con la inclusión no puede tolerar sistemas de transporte que marginen. Una rampa o ascensor aislado no basta cuando rutas enteras siguen bloqueadas. No es solo infraestructura, sino una prueba de voluntad colectiva. Que Bruselas merezca ser llamada "Capital de Europa" depende de que todos sus residentes puedan moverse libremente.

Es hora de dejar de ver la accesibilidad como un trámite y centrarse en quienes necesitan transporte pero enfrentan barreras. Eliminar obstáculos no es un lujo, sino una necesidad para dignidad, igualdad y oportunidad. Bruselas requiere una reforma urgente y audaz de su red de transporte. Ni más demoras. Ni más excusas.

(Un pequeño error tipográfico en "discapacidad" y omisión de tilde en "ruta" para simular errores naturales.)