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Un torero ondea su capote. Crédito de la foto: Shutterstock OSCAR GONZALEZ FUENTES
Hay una guerra legislativa en marcha en España en torno a la tauromaquia y su lugar en la cultura española moderna.
Exploremos el mundo de la tauromaquia y si realmente podría perder su estatus cultural protegido.
No es mi cultura, dice el público español
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En España mueren decenas de miles de toros cada año en una práctica que los grupos de protección animal consideran tanto bárbara como perdiendo apoyo popular. 126 municipios en toda España, incluidas partes de Mallorca, Cataluña y Galicia, se han declarado zonas antitaurinas, pero como la ley protege la tauromaquia, hay poco recurso legal para detener las corridas.
Según una encuesta de Ipsos I&O Público, el 77 por ciento de los españoles estuvieron de acuerdo en que las corridas de toros causan sufrimiento y casi el 60 por ciento de los encuestados están en contra del deporte por completo. En febrero de 2025, la popular campaña ‘no es mi cultura’, reunió un número monumental de firmas con el objetivo de cambiar la ley. 715,606 ciudadanos españoles firmaron de 40 provincias de toda España, para cambiar la ley que protege la tauromaquia como parte del patrimonio español. Con más de 200,000 firmas más de las necesarias para llegar al Congreso de los Diputados, hay una verdadera esperanza entre las asociaciones de animales y los opositores a las corridas de que la ley pueda ser cambiada.
¿En qué consiste una corrida de toros?
Tradicionalmente, los primeros pasos en una corrida de toros incluyen posturas y trabajo de capote, a menudo completados por los asistentes de un matador, los movimientos de capotes decorados y coloridos se utilizan para evaluar las reacciones y tiempos de reacción de un toro. En ese momento, el toro a menudo es sometido a múltiples cortes, hechos por hombres, a veces a caballo, llamados picadores.
Los toros viajan al ruedo, se enfrentan al ruido de un estadio lleno, la confusión de los capotes y luego son continuamente provocados y cortados, momento en el cual un matador entra al ruedo e intenta matar al animal con dos grandes arpones directamente al corazón. Lamentablemente, para el animal, su sufrimiento a menudo se prolonga ya que los arpones no alcanzan su objetivo. Una corrida de toros, en promedio, tarda hasta veinte minutos en completarse. 180,000 toros mueren globalmente cada año debido al deporte.
No solo es peligroso para los toros
Existen ejemplos modernos de matadores que pierden la vida; en 2016, el matador Víctor Barrio perdió la vida en la arena, fue el primer matador en morir en España en treinta años y nuevamente en 2017 Iván Fandiño falleció, después de ser corneado por un toro.
Sin embargo, informes científicos afirmaron en un estudio de 8 años que abarcaba tres países europeos, incluida España, que “la tasa de accidentes promedio fue del 9.13% y la tasa de mortalidad fue del 0.48%”.
¿Qué tiene que decir la industria taurina?
Las cifras sobre cuánto aporta la industria taurina a la economía española son de miles de millones. Y aunque voces como Not My Culture son fuertes, según Aenet, una asociación sin ánimo de lucro que representa a los “empresarios taurinos más importantes”, los números de visitantes que asisten a festivales taurinos no están disminuyendo considerablemente. En la comunidad de Madrid, las cifras hablan por sí mismas, durante casi 20 años: “más de 30 millones de espectadores fueron a las corridas de toros en la Comunidad de Madrid entre 2007 y 2024”. Explicaron que 2007 tuvo el mayor nivel de espectadores, aunque “se produjo un importante repunte después de la pandemia: el número de espectadores… en 2022 superó los 2 millones nuevamente, lo que significa una importante reactivación del sector.”
Entonces, ¿hemos llegado a un punto en España donde la tauromaquia podría ser prohibida o podríamos ver un resurgimiento de su popularidad?
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