Con la cantidad actual de películas apocalípticas sobre robots, es fácil olvidar que Hollywood lleva décadas tratando el tema de la inteligencia artifical, mucho antes de que existiera algo parecido en el mundo real. Y ahora que vivimos en una época en la que un chatbot puede escribir un soneto aceptable, quizás es sorprendente que no haya habido un gran cambio en cómo los cineastas abordan este rincón particular de la ciencia ficción.
The Creator (2023) de Gareth Edwards es esencialmente la misma historia sobre las IAs como una nueva clase oprimida que The Creation of the Humanoids de 1962, con la diferencia de que la primera tiene un presupuesto de 80 millones de dólares en efectos visuales y monjes robots, mientras que la segunda tiene una producción de teatro amateur. Tanto Moon (2009) como 2001: Una odisea del espacio (1968) tratan sobre la ansiedad de estar atrapado con una máquina de voz suave que sabe más que tú. Her (2013) es básicamente Electric Dreams (1984) pero con menos arpegios de synth-pop.
Nadie sugiere que Hollywood debería hacer películas sobre lo que la IA hace en realidad. Parece poco probable que el público llene los cines para ver una farsa tecnológica de tres actos en la que un algoritmo malvado admite que no puede responder la pregunta del héroe porque “todavía no tiene acceso a los datos”. Pero al menos deberíamos estar obteniendo algo que parezca inspirado en los desarrollos recientes, en lugar de versiones caras y recicladas de historias que ya todos hemos visto.
Por lo que se ve en su tráiler debut, Good Luck, Have Fun, Don’t Die de Gore Verbinski quizás no sea la reinvención audaz del cine de IA que deseamos, pero al menos apunta hacia algo nuevo. Esta vez, la IA en cuestión no parece muy interesada en salvar o destruir a la humanidad; en su lugar, actúa como un director de juego caótico y alterador de la realidad, sometiendo a los humanos a una sala de escape cósmica por razones que solo ella entiende. ¿Habrán tomado las máquinas del futuro nota de los YouTubers actuales que transmiten en vivo su propia realidad digital día y noche? ¿Será todo esto una gran burla a expensas de la humanidad por parte de una deidad divina?
Quizás esto tiene más que ver con la ‘deadpoolización’ del cine de superproducción moderno, pero la sensación que me da este tráiler es que Hollywood finalmente se ha quedado sin formas de hacer que la IA dé miedo, sea sabia o tenga alma, y ha decidido convertirla en un motor de sinsentidos lleno de fallos. Un hombre nervioso del futuro (Sam Rockwell) irrumpe en un restaurante para informar a un grupo de desconocidos que deben ayudarlo a prevenir el apocalipsis de la IA. De repente, saltamos entre robots-araña, callejones distópicos con luces de neón y lo que parece ser un ungulado gigante caminando por las afueras de la ciudad, todo intercalado con frases ingeniosas de personas que parecen querer narrar su propio apocalipsis en tiempo real. Glifos triangulares místicos están por todas partes y las escenas de acción llegan con el ritmo de una línea de tiempo que claramente se reinicia cada 30 segundos.
Hay un claro guiño a Todo en todas lados al mismo tiempo en el caos acelerado de los cortes, pero al menos no nos dan otra parábola pesada sobre almas robóticas, iluminación digital o el hubris del hombre. La película de Verbinski también cuenta con Juno Temple y Haley Lu Richardson y se estrena en febrero, cuando presumiblemente descubriremos qué combinación de comandos causó que la línea de tiempo fallara tan gravemente en primer lugar.
