¿Asia está tambaleándose, pero alguien está ganando?

Osmond Chia
Corresponsal de negocios, BBC News

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El presidente Trump ha extendido el plazo para las negociaciones arancelarias, otra vez

"Profundamente lamentable" es como el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, describió la última amenaza arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump: un impuesto del 25% sobre productos japoneses.

Tokio, un aliado histórico de EE.UU., ha intentado evitar esto. Buscaba concesiones para sus fabricantes de autos, mientras resistía la presión de abrir su mercado al arroz estadounidense.

Han habido muchas rondas de negociaciones. El negociador arancelario de Japón ha viajado a Washington al menos siete veces desde abril, cuando Trump anunció impuestos generalizados contra amigos y rivales.

Aún así, esos viajes no dieron muchos frutos. Trump pasó de llamar a Tokio "duro" a "mimado" mientras las charlas se alargaban.

Esta semana, Japón se unió a la lista de 23 países que recibieron cartas arancelarias; 14 están en Asia. Desde Corea del Sur hasta Sri Lanka, muchos son centros manufactureros dependientes de exportaciones.

El viernes, Trump anunció un arancel del 35% para bienes importados de Canadá.

También dijo que planea subir impuestos generales del 10% hasta 20% para la mayoría de socios comerciales, ignorando preocupaciones sobre inflación.

"Todos los paises restantes pagarán, sea 20% o 15%. Lo resolveremos ahora", dijo a NBC News.

Los países tienen hasta el 1 de agosto para llegar a un acuerdo con EE.UU. Pero dudan de sus posibilidades, pues Japón, aliado leal que buscaba un trato, aún enfrenta altos aranceles.

Trump reinició el reloj arancelario… otra vez. ¿Quién gana y quién pierde?

Ganador: Negociadores que quieren más tiempo

En cierto modo, los países afectados por Trump se benefician de la extensión del plazo: tienen tres semanas más para lograr acuerdos.

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"Lo optimista es que hay presión para negociar antes del 1 de agosto", dijo Suan Teck Kin, de United Overseas Bank.

Economías como Tailandia y Malasia, que recibieron cartas esta semana, buscarán soluciones. También están atrapadas en las tensiones entre EE.UU. y China, por productos reexportados.

Expertos dicen que podrían haber más prórrogas, por la complejidad de los acuerdos.

Los países necesitarán tiempo para cumplir las demandas de Trump, que no son claras, según Alex Capri, de la Universidad Nacional de Singapur.

Por ejemplo, los bienes reexportados fueron gravados en el acuerdo con Vietnam, pero no está claro si aplica a productos terminados o componentes.

Necesitarán tecnología más sofisticada para rastrear cadenas de suministro, dijo Capri.

"Será un proceso lento, a largo plazo, con muchas partes involucradas".

Perdedor: Fabricantes asiáticos

Los aranceles llegaron para quedarse, y el comercio global pierde.

Empresas de EE.UU., Europa y China con negocios globales siguen en riesgo, señaló Capri. Esto afecta no solo a exportadores, sino también a importadores y consumidores estadounidenses.

Es un golpe para las ambiciones económicas de Asia, cuyo crecimiento se ha basado en manufacturas, desde electrónicos hasta textiles.

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Los trabajadores de la confección en Camboya dependen de una industria basada en exportaciones

No es sabio decir quién gana o pierde, porque el comercio internacional está muy interconectado, añadió Capri.

Pero algunos países perderán más.

Vietnam fue el primero en llegar a un acuerdo, pero tiene poca influencia y enfrenta aranceles de hasta 40%. Lo mismo pasa con Camboya, que negocia mientras Trump amenaza con un 35%.

Corea del Sur y Japón podrían resistir más, por su riqueza y poder geopolítico. India, con influencia propia, aún no recibió una carta. Un acuerdo parece cercano, pero se retrasa por puntos conflictivos, como el acceso a su mercado agrícola.

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Perdedor: La alianza EE.UU.-Japón

"Pese a su relación económica y militar cercana, Japón es tratado como otros socios asiáticos", dijo el economista Jesper Koll.

Esto podría cambiar la relación, sobre todo porque Japón, con sus grandes reservas, parece listo para el largo plazo.

"Japón ha sido un negociador duro, y eso ha molestado a Trump", añadió Koll.

A pesar de la escasez de arroz, el primer ministro Ishiba se niega a comprar arroz estadounidense para proteger a los agricultores locales. También rechazó aumentar el gasto militar, como pide EE.UU.

"Están bien preparados", argumentó Koll. Tras los aranceles de abril, Japón declaró emergencia económica y abrió centros de asesoría para empresas afectadas.

"Japón buscará un acuerdo creíble", dijo, porque ¿quién garantiza que Trump no cambiará de opinión otra vez?

Con elecciones este mes, sería sorprendente un acuerdo para agosto, según Koll.

"Nadie está feliz. ¿Pero causará una recesión en Japón? No."

Ganador: ¿EE.UU. o China?

Asia ha sido un campo de batalla entre Washington y Beijing, y los analistas dicen que Trump podría estar perdiendo terreno.

Algunos observadores creen que Trump exagera al extender el plazo otra vez.

"La posición negociadora de EE.UU. se debilita, pues muestran que no tienen tanto poder como quisieran", dijo David Jacks, profesor de economía.

Los acuerdos podrían redefinir relaciones comerciales construidas por décadas.

Trump envió las cartas por internet, no por canales diplomáticos, lo que podría ser contraproducente, dijo Capri, llamándolo "teatro político".

La confusión es un "gran regalo" para China, que intenta mostrarse como una alternativa estable frente a la imprevisibilidad de Trump.

Pero el mercado estadounidense no es fácil de reemplazar, y China también tiene tensiones con países como Vietnam o Japón.

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China negocia con EE.UU., pero tiene más tiempo: hasta el 13 de agosto.

Es difícil decir quién ganará más aliados en esta guerra comercial, pero la carrera sigue.

"Ambas partes ven la necesidad de un divorcio", dijo Jacks, "pero llevará años, si no décadas, lograrlo".