Los planes para erigir un rascacielos de diseño británico en el puerto de Málaga enfrentan un nuevo rechazo tras una queja de 80 páginas presentada por expertos locales al Ministerio de Transportes.
El informe, respaldado por prestigiosos arquitectos, economistas, académicos y urbanistas, y también remitido a la Autoridad Portuaria del Estado, arguye que el proyecto se ha tramitado con celeridad y marcaría de forma irreversible el perfil histórico de la ciudad.
Dicho documento surge tras un foro público celebrado el 24 de octubre en la Universidad de Málaga, organizado por el Instituto de Estudios Sociales y Urbanos (IEUS), donde se advirtió que la torre podría convertir suelo público en un enclave privado de lujo.
Carlos Álvarez, uno de los moderadores del evento, declaró: “Todo lo que había que decir sobre la torre del puerto ya se ha dicho. Quizás ahora haya que salir a la calle. Es el momento de la acción directa.”
El proyecto de construcción, diseñado por el arquitecto británico David Chipperfield, prevé un hotel revestido de cristal de 144 metros de altura al final del Muelle de Levante, con vistas a la bahía.
La nueva Torre del Puerto incluiría 382 suites, un centro de convenciones de 2.500 metros cuadrados, restaurantes, spa y una terraza-mirador en la azotea.
El grupo promotor, Andalusian Hospitality II —que incluye a Hesperia Hotels y al grupo catarí Al Alfia—, insistió en que el proyecto impulsaría la economía y crearía más de 1.000 empleos, posicionando a Málaga como un centro de turismo de alto standing.
Los desarrolladores también afirmaron que el plan abrirá nuevos espacios públicos junto al mar, incluyendo rutas peatonales y zonas ajardinadas.
No obstante, los críticos consideran que los beneficios están sobredimensionados.
El informe del IEUS subraya la ausencia de estudios medioambientales y de movilidad, cuestiona la viabilidad económica del hotel a largo plazo y advierte de que su altura dominará las vistas desde el centro de la ciudad.
Daniel Pérez, portavoz del PSOE en Málaga, tildó la torre de “aberración arquitectónica”, añadiendo que fomentaría el desarrollo de lujo a expensas de la calidad de vida.
Los partidarios, sin embargo, replican que Málaga debe continuar expandiendo su oferta turística para competir con destinos como Valencia o Barcelona.
El consejero delegado de Hesperia, Jordi Ferrer, aseguró que el proyecto cumple con la planificación especial del puerto —que permite estructuras de hasta 150 metros— y que incluye nuevos espacios públicos y paseos marítimos.
Ferrer añadió que la torre es “estratégicamente importante” para la ciudad y le permitiría “competir con destinos internacionales”.
A pesar del intenso debate, la decisión final recae ahora en Madrid. El Ministerio de Transportes y la Autoridad Portuaria deben emitir sus informes antes de que el proyecto pueda avanzar, lo que probablemente retrasará su inicio durante meses, si no años.
