El partido ultraderechista de España, Vox, encara un fuerte rechazo tras plantear un plan radical para deportar a los ocho millones de inmigrantes del país, incluidos los ya naturalizados e incluso sus hijos.
Rocío de Meer, portavoz de emergencia demográfica de Vox, matizó luego sus declaraciones, aclarando que el partido solo apuntaría a inmigrantes recién llegados, sin empleo y con tendencias criminales o vinculación al extremismo religioso.
Sin embargo, destacados economistas advirtieron rápidamente que la economía española colapsaría por completo si se deportara a todos los inmigrantes. Según un análisis del canal laSexta, esta medida eliminaría una quinta parte de la fuerza laboral del país.
«Sería un verdadero apocalipsis para el sistema económico», afirmó Massimo Cermelli, profesor de economía en Deusto Business School. «El sistema colapsaría en términos de crecimiento».
España alberga actualmente a casi 9,5 millones de migrantes en distintas situaciones legales, con más de 7,5 millones empleados (el 85% de la población migrante). Estos datos reflejan la alta dependencia de la economía española de trabajadores extranjeros en múltiples sectores.
El impacto sería más grave en servicios domésticos, donde casi tres de cada cuatro trabajadores son migrantes. La mitad de la hostelería y un tercio de la construcción y agricultura dependen de mano de obra extranjera. Un cuarto de los empleados en transporte y distribución también provienen del extranjero.
«Tendrán que venir a cosechar y recoger las aceitunas ellos mismos», declaró Francisco, un agricultor sevillano a los defensores de las deportaciones masivas. Sus palabras reflejan la realidad de industrias clave donde los migrantes son indispensables, como cuidados, reparto o construcción.
Carmen González, investigadora del Real Instituto Elcano, advirtió que las deportaciones repentinas harían que muchos sectores desaparecieran o se redujeran drásticamente. «Si desaparecieran de golpe, está claro que muchos sectores se verían gravemente afectados», dijo.
Los riesgos económicos de tales políticas ya son visibles en EE.UU., donde las deportaciones de Donald Trump comienzan a afectar la economía. «Los datos de deportación, es decir, la reducción de mano de obra, ya están teniendo impacto junto con los aranceles», señaló Cermelli.
En lugar de expulsiones masivas, los expertos subrayan la necesidad de adaptar los sistemas para facilitar la integración de los recién llegados.
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