Al menos 19 personas han muerto en un bombardeo aéreo contra un presunto campamento de rebeldes en la provincia colombiana de Guaviare, según informó el ejército del país.
El ataque se dirigió a una facción disidente del grupo rebelde FARC, que se dedica al narcotráfico.
El presidente de izquierdas de Colombia, Gustavo Petro, en el pasado era reacio a utilizar ataques aéreos contra campamentos rebeldes. Sin embargo, tras el fracaso de las conversaciones de paz con varios grupos armados del país, dió luz verde a esta ofensiva militar.
Este bombardeo se produce después de que la administración Trump acusara a Petro de permitir la expansión del comercio de drogas, algo que el presidente colombiano ha negado.
El ministro de Defensa colombiano, Pedro Sánchez, dijo que el presidente Petro autorizó el ataque aéreo después de enterarse de “la amenaza inminente que [el grupo] representaba para la población y las fuerzas de seguridad”.
Sánchez afirmó que el campamento pertenecía a miembros de un grupo disidente liderado por un comandante conocido con el alias de Iván Mordisco.
Mordisco formó parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) pero se separó del grupo rebelde cuando este negociaba un acuerdo de paz con el gobierno, el cual él no apoyaba.
Se le considera el líder rebelde disidente más poderoso de Colombia, cuyo grupo se dedica a la minería ilegal y la extorsión, además del tráfico de drogas.
El ministro de Defensa Sánchez describió a Mordisco como “uno de los criminales y narcotraficantes más peligrosos” del país.
Durante la operación militar, las fuerzas de seguridad también detuvieron a tres personas y liberaron a tres niños que habían sido reclutados por el grupo.
El reclutamiento forzado de niños por parte de grupos armados ha ido en aumento en los últimos años en Colombia, según grupos de derechos humanos, que han documentado cómo niños de hasta nueve años son secuestrados o alejados de sus padres con falsas promesas.
Después de que Petro, el primer presidente de izquierda de Colombia, asumiera el cargo, inició conversaciones de paz con varios grupos armados en un intento de cumplir su promesa de campaña de traer “paz total” al país.
El grupo de Mordisco fue uno de los que entró en negociaciones, pero estas se rompieron después de seis meses cuando Mordisco lideró una retirada.
El gobierno culpa al grupo por un mortífero ataque con explosivos contra una instalación militar en la ciudad de Cali en agosto.
Tras esa explosión, Petro describió a Mordisco como “un narcotraficante disfrazado de revolucionario”.
Petro está bajo presión por parte de Estados Unidos para combatir el narcotráfico.
Colombia es el mayor productor mundial de cocaína y el Secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, dice que Petro “ha permitido que los carteles de drogas florezcan y se ha negado a detener esta actividad”.
El mes pasado, el gobierno estadounidense impuso sanciones financieras al presidente colombiano.
Petro, a su vez, ha acusado al gobierno de Estados Unidos de “asesinato” por los ataques estadounidenses contra barcos en el Caribe y el Pacífico que supuestamente transportaban drogas.
El martes, volvió a expresar su oposición a los ataques de EE. UU. -en los que han muerto al menos 76 personas- y ordenó a su gobierno suspender el intercambio de inteligencia con las agencias de seguridad estadounidenses.
En su publicación en X, dijo que “la lucha contra las drogas debe subordinarse a los derechos humanos del pueblo caribeño”.