Vándalos del GRAFFITI han desatado una oleada de ataques contra sedes del Partido Socialista en toda España, tachando a sus líderes de "corruptos", "traidores" y epítetos aún peores, en una reacción creciente ante escándalos políticos y casos de corrupción.
En el tranquilo pueblo andaluz de Alhaurín de la Torre, la sede local del PSOE apareció pintarrajeada con un furioso mensaje en negro:
"Aquí vive el ladrón. ¡Dimite, Sánchez!"
Este ataque refleja una tendencia al alza: consignas similares han aparecido en León, donde edificios del PSOE amanecieron con pintadas como "¡Proxenetas!", "¡Sois corruptos!" o incluso "Casa de putas".
El PSOE —el partido progresista afín al laborismo— ha tachado los hechos de "vandalismo grave" y "ataque a la democracia y al Estado de derecho". Según fuentes del partido, no son casos aislados: más de 100 sedes han sido blanco desde finales de 2023. La tensión se disparó con casos como el de Koldo o los pactos con independentistas catalanes.
En Cantabria, la fachada de la sede apareció con la palabra "Mafia" semanas después de que un encapuchado lanzara artefactos explosivos al mismo edificio. No hubo heridos, pero el PSOE asegura que había 79 personas dentro.
El 14 de junio, en Cuenca, surgieron más pintadas: "Enemigos de España" y un retrato de Pedro Sánchez tachado con la leyenda "traidor".
José Aguilar, secretario del PSOE en Málaga, denunció:
"Quien crea que los socialistas vamos a callarnos o escondernos, se equivoca. Con más orgullo y rebeldía que nunca… seguimos."
Las Juventudes Socialistas también arremetieron, exigiendo condenar la corrupción "venga de donde venga" y denunciando "machismo, mentiras e hipocresía" en la vida pública.
El partido ha presentado denuncias en varias regiones y criticó el "silencio cómplice" del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Como guiño a sus raíces antifascistas, las juventudes cerraron su comunicado con un lema combativo:
"No nos callarán. No nos rendiremos. ¡No pasarán!"
