Sin duda, la llegada del Anthology de los Beatles en 1995 fue algo muy importante. La serie de televisión se emitió en horario estelar a ambos lados del Atlántico, y la cadena ABC en Estados Unidos hasta cambió su nombre a ‘ABeatlesC’ en su honor. Los tres álbumes que la acompañaban (la primera vez que los Beatles permitían la publicación oficial de tomas descartadas) vendieron millones de copias. Su éxito ayudó a iniciar la industria moderna de los Beatles: un flujo constante de documentales, reediciones, remezclas, compilaciones y ediciones ampliadas autorizadas. Todo esto se basa en dos ideas: que el archivo de los Beatles contiene un tesoro inagotable y que la historia de la banda es tan rica que no hay límite para la cantidad de veces que se puede contar de manera fructífera bajo una nueva perspectiva.
Durante un tiempo, esas ideas parecían ser ciertas, pero recientemente, es difícil no pensar que Apple Corps podría estar intentando saciar un apetito insaciable de contenido con un armario cada vez más vacío. Puedes maravillarte con los mejores momentos de la serie Get Back de Peter Jackson y aún así preguntarte si el director no estaba estirando demasiado su material; si casi ocho horas de esto –más una película separada en Imax de la última actuación en vivo de los Beatles en la azotea de la sede de Apple en Londres, y una reedición del documental original de 1970 Let It Be– podrían haber sido demasiado de algo bueno.
Por su parte, el documental Beatles ’64 del año pasado, producido por Martin Scorsese, simplemente reeditó imágenes ya conocidas –muchas de ellas del documental de 1964 de los hermanos Maysles, What’s Happening! The Beatles in the USA, reeditado en 1991 como The First US Visit y otra vez por Apple en 2004– y las combinó con nuevas entrevistas que sugerían que todo lo que había que decir sobre los eventos de 1964 ya se había dicho, y que los dos Beatles sobrevivientes se habían quedado sin nuevos ángulos sobre un tema del que han estado respondiendo preguntas durante 60 años.
Una sensación similar de inutilidad rodea la nueva versión de Anthology. Llega con un cuarto álbum de tomas descartadas, pero 23 de sus 36 canciones ya se habían publicado antes, lo que significa que se les pide a los compradores de vinilo que paguen casi 70 libras por 50 minutos de música "nueva", la mayor parte de la cual es bastante insignificante para todos excepto para el devoto más incondicional de los Fabs. No hay rastro de Carnival of Light, el experimento casi mítico influenciado por Stockhausen que la banda grabó durante las sesiones de Sgt. Pepper, ni de la legendaria versión de 27 minutos de Helter Skelter. En su lugar, hay que conformarse con una primera toma tambaleante de su versión de Matchbox de Carl Perkins.
También hay un episodio "completamente nuevo" de la serie de televisión, que se concentra en la realización del documental original de Anthology y de Free as a Bird y Real Love, las dos demos de John Lennon que los miembros sobrevivientes convirtieron en canciones a mediados de los 90. Estos eventos ahora están tan lejos en el pasado como lo estaba la Beatlemanía cuando se produjo la serie Anthology. Extrañamente, las imágenes de hace 30 años –una explosión de colas de caballo, mullets, chalecos de cuero y mezclilla desteñida– parecen más pasadas de moda que las de los 60, ya que la ropa de los aristócratas del rock de los 90 aún no ha entrado en el reino del estilo clásico.
El problema es que el nuevo episodio no es para nada completamente nuevo. Esencialmente es el material extra de la edición en DVD de Anthology de 2003, extendido hasta los 50 minutos: los tres Beatles sobrevivientes siendo entrevistados juntos en la casa de George Harrison y en Abbey Road, improvisando libremente viejas canciones de rock’n’roll –y un primer esfuerzo de McCartney, Thinking of Linking– con guitarras acústicas y ukeleles; trabajando en las nuevas canciones en el estudio casero de Paul McCartney con el productor Jeff Lynne; y sentados frente a una mesa de mezclas mientras George Martin les reproduce grabaciones multipista de los años 60.
Parte del material es entrañable –hay un momento encantador donde Ringo se dirige a sus compañeros con un suplicante "Me gusta pasar el rato con vosotros"– y otra parte es extrañamente reveladora: se podía deducir mucho de la visible exasperación de George Harrison mientras las sesiones para Free as a Bird y Real Love se alargaban. (Fuera de cámara, famosamente se negó a trabajar en una tercera demo de Lennon, Now and Then, calificándola de "basura absoluta". McCartney y Starr finalmente terminaron la canción en 2023, 22 años después de la muerte de Harrison).
McCartney cuenta una historia graciosa sobre cómo conseguía que los ingenieros reticentes de Abbey Road siguieran trabajando en las sesiones de los Beatles después de su horario asignado, dosificando a escondidas anfetaminas en la tetera del estudio. Es agradable verlos juntos y más o menos felices, aunque no se puede pasar por alto cierta tensión entre Harrison y McCartney. Cuando Martin reproduce la multipista de You Never Give Me Your Money de McCartney, Harrison sugiere que suena "un poco cursi". McCartney se muestra notablemente disgustado.
Nada de esto es esencial o particularmente revelador. Al igual que el álbum Anthology 4, ha sido montado para sugerir valor añadido, que hay algo nuevo que decir sobre un tema que bien podría estar agotado.
The Beatles Anthology ya está en Disney+. El álbum Anthology 4 ya está disponible en Apple Records.
