Ante la creciente alarma en España: agresiones y sumisiones químicas no denunciadas

Por Jon Clarke, Josie Sharp y Rachel Gore

La advertencia fue emitida por el gobierno y la policía en Madrid a principios de agosto, sin embargo, no generó un gran revuelo en los medios de comunicación.

Esto ocurrió tras confirmarse cuatro casos de ‘spiking’ durante el famoso festival de San Fermín en Pamplona el mes anterior, y un incidente grave en una discoteca de Málaga en junio.

Posteriormente, el Ministerio de Igualdad puso en marcha una serie de iniciativas para recabar pruebas y proteger a los asistentes de festivales y ferias en todo el país.

Se establecieron los denominados ‘puntos violeta’ para auxiliar a víctimas y testigos de acoso sexual.

Bautizados así por el color asociado al movimiento feminista, fueron implementados en el Medusa Sunbeach Festival de Valencia.

El mayor festival de música electrónica del país, ubicado en Cullera, instaló carpas donde los asistentes podían analizar sus bebidas en busca de sustancias psicoactivas.

Las pruebas, de carácter sencillo, permiten detectar rápidamente si se ha introducido algún elemento en la bebida.

Las muestras se introducen en un tubo de ensayo con un reactivo químico; si la bebida contiene, por ejemplo, la droga de sumisión química GHB, esta adquiere un color rojo intenso.

Conocidos en ocasiones como ‘purple points’ o ‘puntas lilas’, en cuanto se obtiene un resultado positivo se alerta de inmediato a la policía.

Como ya reportó The Olive Press al lanzar nuestra campaña ‘Smash the Spiking’ hace una década, el término ‘sumisión química’ empezaba entonces a surgir como una amenaza para las mujeres que salían de noche.

Pronto nos percatamos de que el denominado ‘spiking’ o adulteración de bebidas ocurría con una frecuencia cada vez mayor.

Asimismo, también afectaba a algunos hombres, a menudo con el fin de robarles al salir de un club o bar, como le sucedió al reportero deportivo de la BBC Alan Tait en Puerto Banús en 2014.

De manera alarmante, este cayó en coma tras serle administrada ketamina y, con 45 años, despertó en una callejuela con cortes y magulladuras en la cabeza y el rostro. Le habían quitado la camisa y le habían desgarrado los pantalones.

Unos dos años después, en 2016, el responsable de seguridad James Hickey, de 36 años, manifestó a The Olive Press su consternación ante la creciente desfachatez de los criminales: “Resulta muy preocupante, pues parece que cualquiera puede ser un blanco”, afirmó el exsoldado del Royal Green Jackets.

“Un contacto policial me ha advertido de que los delitos relacionados con el ‘spiking’ son muy prevalentes en la costa”, continuó Hickey, quien se trasladó a Estepona tras trabajar ocho años en Oriente Medio.

“La gente necesita asegurarse de velar los unos por los otros.”

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El issue resurgió en 2022, cuando la policía confirmó una amenaza incluso más alarmante para los asistentes a fiestas: la inyección directa de drogas.

Se informó de que la incidencia de este tipo de delito, normalmente de índole sexual, aumentó de un 14% a un 35% solo en 2021, con más de 1.000 incidentes reportados.

Y el problema pareció incrementarse, con numerosas mujeres informando de un pequeño pinchazo mientras salían con amistades.

No obstante, de los aproximadamente 300 casos de ‘pinchazos’ investigados en toda España, los análisis revelaron de manera extraordinaria que ninguna víctima había sido inyectada con sustancias químicas.

A pesar de no detectarse dichas sustancias, se han planteado inquietudes respecto a la limpieza de las agujas empleadas, ya que podrían potencialmente transmitir infecciones graves como el VIH/SIDA.

Málaga

En Málaga, este verano, una turista se sometió a un análisis toxicológico tras ser drogada y agredida sexualmente en una discoteca del centro de la ciudad el 28 de junio.

La mujer denunció ante la policía que había sido tocada de manera inapropiada, lo que activó los protocolos de emergencia.

De camino al hospital, comentó al personal de emergencias que creía que el hombre le había inyectado una sustancia para provocarle somnolencia.

El equipo médico la examinó y halló una marca de punción en su hombro derecho que podría proceder de una aguja.

La Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional aún aguarda los resultados de los análisis de sangre y orina realizados en el hospital para determinar si hubo drogas involucradas.

Datos de la consejería de salud de Andalucía registraron 10 casos de ‘spiking’ denunciados en Málaga, con un total de 96 casos en toda la región el año pasado.

La mayoría de las víctimas fueron mujeres, con solo nueve casos reportados por hombres.

‘Las costas son un foco, pero no logro que nadie declare’

El ‘spiking’, acto de añadir drogas o alcohol a la comida o bebida de alguien sin su consentimiento, también puede llevarse a cabo inyectando sustancias a las víctimas con agujas.

El fenómeno del ‘needle spiking’ ganó popularidad en el Reino Unido antes de extenderse a España.

Desde entonces, se han denunciado ante la policía europea una oleada de alegaciones de este tipo, incluyendo 175 en Francia este año.

Lisa Burgess

La agente inmobiliaria Lisa Burgess, de 38 años, administradora del grupo de Facebook ‘Costa del Sol Chatter’, afirma que su ciudad natal, Fuengirola, es un punto caliente para el drogamiento y las agresiones sexuales, pero que ‘casi nunca se denuncian’.

Relató haber visto a una turista inconsciente en la playa este verano y a un hombre intentando robarle y quitarle la ropa. Cree que le habían administrado drogas.

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Lisa declaró: “Todo queda sin denunciar, no consigo que nadie dé un paso al frente.”

“Ninguno de los dueños de los bares quiere declarar, por temor a que su establecimiento sea señalado, y ahora está ocurriéndole también a más hombres.”

“En mi opinión, parece que un 30% son hombres y un 70% mujeres las víctimas actuales de drogamiento e intentos de agresión en la Costa del Sol.”

Aunque la mayoría de las presuntas víctimas afirmaron sentirse somnolientas, sufrir pérdida de memoria y de coordinación, las investigaciones policiales no han hallado evidencias que respalden estas afirmaciones, ya que los resultados de las pruebas han sido consistentemente negativos.

Ningún informe médico o investigación policial ha confirmado casos de ‘needle spiking’ ni en el Reino Unido ni en España.

Incluso sin casos confirmados de drogamiento, el fenómeno impulsó a numerosas discotecas en Europa a implementar más medidas de seguridad para proteger a potenciales víctimas.

Lisa señaló: “Creo que los bares deberían considerar la seguridad como una promoción, publicitándose como establecimientos libres de ‘spiking’.”

Y añadió: “Grupos podrían unirse para crear zonas libres de adulteración. Hacer de la seguridad parte de su imagen podría salvar vidas.”

MÁS INFORMACIÓN:

Mientras tanto, la detective María Luisa Calcerrada, investigadora principal de la Guardia Civil en Madrid, comunicó a The Olive Press que ‘ninguno de los 96 casos confirmados en Andalucía el año pasado involucró drogas’. Añadió: “No hemos tenido casos de agresión sexual facilitada por drogas. Todos los resultados han sido negativos. Pero sigue siendo un delito muy grave. No es un juego. Hay personas que están sufriendo daños. Los perpetradores no están organizados. Proceden de diversos entornos y tienen motivaciones diferentes. Pero siempre ocurre en lugares concurridos como clubs o festivales”, afirmó.

La profesora de toxicología forense Angelines Cruz, de la Universidad de Santiago de Compostela, advirtió sobre los riesgos mortales incluso cuando no se emplean drogas. “Si se reutilizan las mismas agujas en distintas víctimas, nos enfrentamos a un peligro real de propagación de enfermedades graves como la hepatitis o el VIH”, declaró a nuestra investigación.

Y Daniel Espasses, de 33 años, Presidente de la Asociación de Salones de Noche, informó a The Olive Press que ya existe un protocolo a nivel nacional. “Si alguien sufre un pinchazo o muestra síntomas, llamamos a la policía inmediatamente. Se envía una ambulancia, se realizan pruebas en el lugar y de nuevo en el hospital”, explicó. “También tenemos cámaras por todas partes y personal capacitado.”

¿Qué se puede hacer?

La comunidad científica ha desarrollado vasos, pajitas e incluso esmalte de uñas que reaccionan al entrar en contacto con una bebida adulterada con drogas.

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Una herramienta preventiva creada para proteger a las víctimas es la Pulsera Sentinel, ideada por la agencia creativa española Aglaya Creativos, con un coste de solo 8 euros.

La pulsera contiene una película protectora que reacciona a la presencia de drogas a los cinco segundos de aplicar unas gotas del líquido sospechoso sobre su superficie.

Los usuarios pueden entonces escanear el código QR en la pulsera para verificar si los resultados son positivos o negativos, acceder a información de emergencia y encontrar recursos educativos sobre cómo prevenir la adulteración de bebidas.

Otra opción es Drinks Guard, creado por la empresa española Guardians of Beauty.

Sus tiras reactivas emplean tecnología CYD para detectar trazas de drogas al depositar una gota del líquido. Cambian a naranja o azul desde el amarillo o rosa si detectan GHB, ketamina, escopolamina o drogas del tipo amina.

Un paquete de cinco tiras reactivas tiene un precio de venta de 15 euros.

En el festival San Miguel de Madrid de 2025, se repartieron gratuitamente 5.000 pulseras capaces de detectar la presencia de drogas en las bebidas.

Este proyecto piloto fue implementado para evitar el consumo de bebidas adulteradas.

En 2022, el gobierno español lanzó las Puntas Violetas en varias provincias para combatir la violencia de género, incluidas las agresiones sexuales, inaugurándose la 32ª sede de esta red en Málaga el 17 de junio.

Con independencia de la evidencia de sustancias, la Junta ha advertido a los perpetradores que pinchar a alguien con una aguja sigue siendo un delito, ya que puede causar daño y requiere asistencia médica.

Los síntomas

Somnolencia excesiva, cefaleas y náuseas son signos probables de ‘spiking’. También lo son los movimientos torpes, los vómitos, la visión borrosa o ver u oír cosas.

Otro indicio seguro es la pérdida de memoria, la desorientación y la ropa desaliñada.

Además, hay que prestar atención a la presencia de personas desconocidas, así como a testigos que afirmen que la víctima ‘se comportaba de manera extraña’ o ‘no había bebido lo suficiente’ para actuar de ese modo.

Si alguien cree haber sido víctima de ‘spiking’, ya sea por inyección o por haberle puesto algo en la bebida, debe comunicárselo inmediatamente a las personas con las que sale.

Ellos o uno mismo deben pedir ayuda inmediata al personal del establecimiento y alertar a la policía.

Acto seguido, es necesario acudir a un hospital para realizar un análisis de sustancias tóxicas en el torrente sanguíneo.

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