Ellie Violet Bramley
Periodista de moda
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En mayo de 1989, Dame Anna Wintour hizo algo que se convertiría en un sello de su época como directora de la revista Vogue en Estados Unidos: puso a una estrella del pop en la portada.
Solo un año después de asumir el cargo principal de la revista, Dame Anna ya se había hecho un nombre como una editora que entendía el zeitgeist de forma instintiva. Fue la primera en poner a una modelo en vaqueros en la portada de Vogue, y ahora, a Madonna.
“Si fue atrevido poner vaqueros en noviembre de 1988, creo que fue aún más atrevido que eligiera a Madonna,” dice Amy Odell, autora de ‘Anna: La Biografía’.
Para Marian Kwei, estilista y colaboradora de Vogue, esta jugada habla de la habilidad de Dame Anna para hacer que Vogue sea “relevante para nuestro tiempo, que sea contemporáneo, que sea accesible”.
“Antes, eran mujeres que podían comprar alta costura las que se interesaban por lo que Vogue tenía que decir,” comenta. “Pero Dame Anna se dió cuenta de la necesidad de conectar con los jóvenes que escuchaban a Madonna.”
Ahora, casi 40 años después, Dame Anna se prepara para colgar sus Manolo Blahnik’s, más o menos – aunque ya no será la editora jefe, permanecerá como directora editorial global. Más adelante en el pasillo estará su sucesora, la joven de 39 años Chloe Malle, quien asumirá el cargo de jefa de contenido editorial.
Aunque algunos han atribuido su presencia continua a una falta de voluntad para ceder el control total, también podría verse como un reconocimiento a su lugar insuperable en la industria de la moda, y el miedo a que si se fuera por completo, esta revista impresa – ya una reliquia para algunos – perdería su poca influencia restante.
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Anna Wintour en su oficina de Vogue
En el pasado, las revistas de moda como Vogue dominaban la industria. No tenían que luchar tanto por la atención, sino que simplemente decretaban desde lo alto lo que era o no era “chic”.
Que aún veas – o hayas visto alguna vez – a Vogue como un árbitro del buen gusto, o un reflejo de nuestro tiempo, depende de con quién hables.
“Creo que es más relevante de lo que la gente quiere admitir, honestamente,” dice Odell.
Para Anja Aronowsky Cronberg, fundadora y editora jefe de la publicación académica Vestoj, menos. Cuando era una adolescente en Suecia, “Vogue representaba el mundo exterior, algo glamuroso y diferente, y los horizontes amplios por los que yo anhelaba.”
Pero dejó de leerla hace 25 años.
Hoy, las revistas impresas luchan por sobrevivir en un panorama cada vez más saturado y rápido – una publicación mensual pierde mucha relevancia en un mundo digital que va minuto a minuto.
“No hay una sola revista que sea relevante en la forma en que Vogue pudo serlo en los años 80,” dice Cronberg.
“Hoy hay muchos otros medios para la cultura,” añade, como TikTok e Instagram.
Todo esto será un factor en el pensamiento de Malle mientras asume el trabajo de jefa de contenido editorial. Según los informes, ella planea sacar números con menos frecuencia, centrados en temas o eventos culturales en lugar de en los meses. Dice que quiere apostar por la idea de Vogue en papel como algo para coleccionar y valorar.
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Una de las formas en que Dame Anna ha mantenido a Vogue en la conversación es expandiendo el tipo de personas que invitaba a la portada.
Desde el debut de Madonna, Dame Anna ha puesto en la portada a miembros de la realeza, políticos, estrellas del pop, escritores y gimnastas.
“Definitivamente, ella tendió un puente entre la moda y el entretenimiento como editora jefe de Vogue,” dice Odell.
No siempre fue bien recibido. Cuando Dame Anna puso a Kanye West y Kim Kardashian en la portada en 2014, “generó mucho debate,” dice Kwei.
“Nadie quería vestirla realmente porque era una estrella de reality.”
Mirando la posición casi mitológica que los Kardashians han llegado a ocupar, la portada habla de la asombrosa capacidad de Dame Anna para anticipar la cultura – y, podría decirse, también para impulsarla.
Pero si Dame Anna sigue siendo la persona adecuada para estar al mando, y si la revista puede resistir las crecientes presiones financieras, está por verse.
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Es un mundo mucho más corporativo de lo que solía ser.
Su decisión de destacar a Lauren Sánchez, la ahora esposa de Jeff Bezos, también provocó acusaciones de que la revista se estaba vendiendo. Algunos lo interpretaron como una celebración de la riqueza y el lujo más que del estilo. Curiosamente, fue Malle quien aparentemente organizó el reportaje sobre la boda de la poderosa pareja y fue enviada a escribirlo.
Vanessa Friedman, crítica de moda jefe de The New York Times, señaló en un artículo reciente que “aunque las bodas de la élite son un sello de Vogue, casi nunca llegaban a su portada, y la Sra. Sánchez Bezos aparentemente no tenía ni la fama ni la experiencia como modelo que normalmente merece un tratamiento de portada.” La presencia de la pareja en la investidura de Donald Trump también atrajo críticas de algunos y contribuyó al rechazo de la portada, especialmente en las redes sociales.
Dame Anna, que ha apoyado a candidatos demócratas en el pasado, ha presentado a lo largo de los años a Hillary Clinton, Michelle Obama, Jill Biden y, más recientemente, a Kamala Harris. Es relevante que si invitará o no a Melania Trump a estar en la portada ha sido objeto de mucho debate – y lo sigue siendo, incluso cuando Malle asume el cargo.
Pero podría decirse que Vogue puede resistir más este tipo de críticas que la mayoría debido a su legendaria historia.
Lauren Sherman, la periodista de moda que dio la noticia del nombramiento de Malle, comenta a la BBC: “La marca Vogue es única y es una de las marcas de moda más importantes del mundo”.
Gran parte del prestigio de Vogue en el mundo está ligado al de la propia Dame Anna: la enigmática directora, con su icónico corte bob y su aire misterioso.
Ella ha mantinido cierta relevancia para la publicación casi por ser la relevancia en persona.
“Anna ha logrado permanecer relevante a través de todas las épocas que hemos vivido simplemente por ser lo más sinónimo posible de la cultura, la moda y la belleza”, dice Kwei.
Esto, a pesar de haber sido criticada por tardar en hacer que Vogue fuera más diversa en comparación con otras partes de la industria.
“Ella es una figura celebridad mainstream”, dice Odell. “¿Qué otro editor ha tenido un libro y una película icónica sobre ellos? ¡Vamos, la ha interpretado Meryl Streep!”.
Para Cronberg, ella es “una marca en sí misma en este momento”.
Entonces, ¿qué sigue?
“Creo que estamos a punto de ver cuánta de la relevancia de Vogue proviene de Dame Anna”, dice Odell.
Si bien Malle puede haber heredado el prestigio de la revista, “dependerá de Chloe y su equipo ver si pueden usarlo sabiamente para influir en la direción de la cultura”, dice Sherman.
Ellie Violet Bramley es escritora independiente y ex editora de moda y estilo de vida de The Guardian.
