El Ayuntamiento de Alicante ha anunciado obras urgentes de seguridad en el Castillo de Santa Bárbara tras hallarse en informes técnicos un “grave e inminente riesgo de desprendimientos” en el Monte Benacantil, donde se erige la fortaleza. La medida conlleva un contrato de emergencia de 1,5 millones de euros para instalar mallas de protección que estabilicen la ladera bajo la torre mayor. Los trabajos, con una duración estimada de seis meses, buscan prevenir posibles caídas de rocas que pudieran poner en peligro a visitantes y empleados.
El Castillo de Santa Bárbara, uno de los emblemas más icónicos de Alicante, atrae anualmente a cientos de miles de turistas. No solo es un símbolo cultural de la ciudad, sino también un motor clave del turismo, captando visitantes de cruceros, grupos internacionales y viajeros independientes. Cualquier cierre, alerta de seguridad o percepción de riesgo en el lugar tiene consecuencias inmediatas en la imagen de Alicante como destino seguro y atractivo.
No es la primera vez que se alerta sobre la seguridad del castillo. En abril de 2024, una mujer de 76 años falleció al caer de una zona sin protección del recinto durante una visita familiar. El accidente generó un amplio debate sobre la idoneidad de las medidas de seguridad y la señalización en el monumento. Aunque se colocaron barreras temporales, los críticos sostienen que las soluciones a largo plazo se han demorado. La intervención de emergencia actual ha reavivado estas preocupaciones y aumentado la presión sobre el gobierno local.
Los partidos de la oposición también han cuestionado la adjudicación del contrato, señalando que se otorgó directamente a una constructora sin licitación competitiva y planteando dudas sobre si la empresa cuenta con la experiencia adecuada para trabajar en un bien de patrimonio cultural protegido. Mientras, desde el consistorio se ha insistido en que la decisión se tomó para proteger la seguridad ciudadana y evitar un mayor daño reputacional en el sector turístico de Alicante.
El tan esperado Plan Director del castillo, encargado en 2022, sigue pendiente de publicación. Ahora se anuncia que se presentará en las próximas semanas, delineando una hoja de ruta para la restauración, conservación y mejora de la seguridad a largo plazo. Hasta entonces, las actuaciones de urgencia se centrarán únicamente en mitigar los riesgos inmediatos.
Para Alicante, lo que está en juego es alto. El castillo suele ser la primera parada de los visitantes internacionales y un pilar de la promoción turística de la ciudad. Garantizar su seguridad y accesibilidad no es solo una obligación cultural, sino también una necesidad económica, dado el papel central que desempeña el monumento en el posicionamiento de Alicante como destino mediterráneo de primer nivel.