La esperanza de vida en España se situa actualmente en 84 años de media, aunque una nueva investigación advierte de que una parte significativa de esos años adicionales podría transcurrir con un estado de salud deficiente.
Un macroestudio poblacional de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) revela que la población española pasará más de diez años de su vejez con discapacidad, dolor crónico o una autonomía reducida.
Según el informe, los españoles que alcancen los 65 años podrán esperar vivir casi 22 años más, pero solo algo más de diez de ellos gozarán de buena salud.
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España se encuentra entre los países con mayor esperanza de vida total, compartiendo podio con Italia y Suecia, pero desciende al noveno puesto cuando el foco se pone en la salud durante la vejez.
Naciones como Suecia, Malta e Irlanda consiguen convertir más años de su jubilación en vida libre de discapacidad. Se destaca el caso de Suecia, que, a pesar de una esperanza de vida global menor, disfruta de casi 14 años saludables tras cumplir los 65.
El estudio también subraya diferencias notables entre hombres y mujeres.
Las mujeres en España viven aproximadamente 3,8 años más que los hombres, pero esos años extra están desproporcionadamente marcados por enfermedades, dolencias y afecciones crónicas.
Los investigadores afirman que esta brecha creciente entre vivir más y vivir bien se está convirtiendo en uno de los desafíos demográficos más importantes a los que se enfrenta España.
Ángel Soller, Vicedecano de la Facultad de Economía de la Universidad de Valencia y autor principal del estudio, sostiene que la cuestión no es meramente biológica, sino también social y política.
Argumenta que un envejecimiento saludable depende en gran medida del estilo de vida, la participación comunitaria y el contacto social, y aboga por políticas que promuevan un envejecimiento activo, hábitos más saludables y redes de apoyo más sólidas.
Soller indica que las personas que mantienen su implicación en la sociedad mediante el voluntariado, asociaciones o grupos comunitarios tienen muchas más probabilidades de conservar una buena salud en la vejez.
Señala décadas de investigación que demuestran la vinculación entre las relaciones sociales y una mayor esperanza de vida, incluyendo un meta-análisis de 148 estudios con más de 300.000 personas que halló que los fuertes vínculos sociales tienen un impacto en la supervivencia comparable a evitar el tabaquismo.
Estos hallazgos reflejan un estudio de *Nature* publicado en 2024 que advirtió de que la brecha entre la esperanza de vida y la esperanza de vida en buena salud se está ampliando a nivel mundial, registrándose algunas de las mayores diferencias en Europa.
Mientras la esperanza de vida en España sigue aumentando aproximadamente 0,2 años por año, la edad de inicio de la discapacidad apenas ha variado, lo que significa que las personas pasan más años viviendo con limitaciones.
Algunos ejemplos de una vejez activa y comprometida incluyen la participación en la comunidad, reuniones semanales con grupos de amigos, clubes o asociaciones vecinales.
También se recomienda la práctica regular de ejercicio adecuado a la edad, como la gimnasia acuática, mientras que mantener una amplia red de familiares y amistades se considera fundamental.
Los investigadores afirman que este estilo de vida refleja hábitos consistentemente vinculados a una vejez más saludable: movimiento, contacto social, propósito y una implicación regular con el mundo.
Mientras la población española continúa batiendo récords de longevidad, el estudio sostiene que la prioridad debe pasar ahora de añadir años a garantizar que esos años se vivan con calidad, independencia y conexión.
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