El primer ministro Keir Starmer ha advertido que China representa "amenazas reales a la seguridad nacional del Reino Unido" y también ha criticado el Brexit.
En un discurso en el Guildhall de Londres, el líder dijo que las "promesas exageradas" hechas antes del referéndum no se han cumplido. "La forma en que se vendió y se llevó a cabo estuvo simplemente mal", añadió. "Todavía lidiamos con las consecuencias hoy".
Argumentó que sería "completamente imprudente" considerar el Brexit como un modelo para la política exterior futura, y atacó a políticos con una "actitud corrosiva y cerrada". Mencionó a Kemi Badenoch y Nigel Farage, que piden salir del Convenio Europeo de Derechos Humanos, y a Zack Polanski, que quiere abandonar la OTAN. Dijo que tales posturas "ofrecen resentimiento en lugar de esperanza" y muestran "una visión declinista de una Gran Bretaña menor".
Aunque Starmer se opuso al Brexit en la oposición, subrayó que el voto para salir "fue una expresión democrática justa, y siempre respetaré eso". En el Banquete de la Lady Alcaldesa, afirmó que el Labour ha dado "un paso decisivo para mirar hacia afuera de nuevo y reconstruir nuestro poder, tanto duro como blando".
‘Proteger nuestra seguridad es innegociable’
En otra parte del discurso, advirtió que el Reino Unido necesita una política hacia China que reconozca su amenaza a la seguridad nacional. "Durante años hemos sido inconsistentes. Tuvimos la ‘Edad de Oro’, que pasó a una ‘Edad de Hielo’. Rechazamos esa elección binaria", dijo. "Nuestra respuesta no estará guiada por el miedo, ni suavizada por la ilusión. Se basará en fortaleza, claridad y realismo sobrio".
China ha sido un tema importante tras acusaciones de espionaje en el parlamento y la polémica por la nueva "súper embajada" que Pekín quiere construir en el centro de Londres.
Análisis: No a todos gustará lo dicho por el PM
A los halcones de China en los bancos conservadores y en Reform no les gustará nada de esto. Gran parte del discurso se dedicó a China, hablando de un enfoque dual: ser duro en seguridad nacional, pero a la vez dialogar. Lamentó que un primer ministro británico no hable con su homólogo chino desde Theresa May en 2018. Este es quizás el discurso de política exterior más amplio y significativo de Starmer. Agradará a quienes quieren un enfoque más intervencionista, no aislacionista.
Sin embargo, Starmer defendió sus planes de visitar China el próximo año, diciendo que no comprometerse con la segunda economía mundial sería "asombroso" y una "abdicación del deber". La describió como "una nación de inmensa escala, ambición e ingenio".
Oportunidades ‘enormes’ para las empresas
Explicó su enfoque: "No se trata de equilibrar consideraciones económicas y de seguridad. No intercambiamos seguridad por un poco más de acceso económico. Proteger nuestra seguridad es innegociable – nuestro primer deber. Pero al tomar medidas firmes para mantenernos seguros, nos habilitamos para cooperar en otras áreas".
Añadió que quiere dar a las empresas "la confianza, claridad y apoyo" para aprovechar oportunidades en China. "En áreas como servicios financieros, industrias creativas, farmacéutica y bienes de lujo, las oportunidades de exportación son enormes".
‘Starmer sigue siendo sumiso con China’
Se entiende que el primer ministro aprobará los planes para la controvertida "súper embajada" china. La decisión final sobre la solicitud para el antiguo sitio de la Royal Mint se espera el 10 de diciembre.
Starmer ha sido activo en el escenario mundial, pero sus oponentes lo critican por pasar demasiado tiempo en cumbres internacionales en lugar de enfocarse en temas domésticos.
La secretaria de exteriores en la sombra, Dame Priti Patel, respondió al discurso diciendo: "Desde la continua violación de reglas económicas por parte de China hasta la represión transnacional de hongkoneses en Gran Bretaña, el ‘reinicio’ de Starmer con Pekín es un callejón de sentido único ingenuo. Starmer sigue siendo sumiso con China y está cautivado por promesas de comercio a medias. Su carta de amor al Partido Comunista Chino es un ardid desesperado. Keir Starmer se ha convertido en el idiota útil de Pekín en Gran Bretaña".
