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A Jack le gusta tomarse una copa y una noche normal seguramente incluye varias pintas en su bar de siempre.
"Si te tomas tres pintas, eso es tranquilo, sin problema", dice este joven de 29 años. "Una noche fuerte, sin esforzarse, sería como seis pintas o más."
Jack creció en el Condado de Galway donde, según cuenta, los jóvenes suelen empezar a beber a los 14 o 15 años, "normalmente en un campo con una lata horrible de sidra".
"Y luego, cuando cumples 17, tu padre te lleva a un pub, te compra tu pinta de Guinness, y ahí es cuando se te queda la costumbre."
Irlanda tiene una relación complicada con el alcohol y muchos ven la bebida y la socialización como algo inseparable, parte del tejido social de la vida cotidiana.
Los pubs suelen ser el centro de las comunidades, donde a menudo hay música en vivo, y muchas canciones tradicionales celebran o hablan de los daños de pasarse de la cuenta. Grandes marcas como Guinness y Jamesons son importantes exportaciones.
Desde 2020, los supermercados y tiendas de todo el país han tenido que poner barreras físicas entre las secciones que venden bebidas alcohólicas y los productos generales. Además, algunas botellas y latas de alcohol ahora llevan algunas de las etiquetas de advertencia más severas del mundo.
Aunque se convirtió en ley irlandesa en 2023, la introducción obligatoria de las nuevas etiquetas –que señalan que el alcohol causa enfermedades hepáticas y está vinculado a cánceres mortales– se ha retrasado hasta 2028. El gobierno culpa a la incertidumbre del comercio mundial, pero algunos creen que es resultado de la presión de la industria de las bebidas alcohólicas.
Por su parte, el grupo de la industria, Drinks Ireland, dijo que sí pidió al gobierno irlandés un "respiro" con las etiquetas de advertencia sanitaria y que cree que deberían acordarse a nivel de toda la Unión Europea.
Fue cuando Jack se mudó a Dublín en 2015 para estudiar periodismo que realmente conoció la vida nocturna de la capital.
"Dublín es un lugar genial porque siempre hay bebida espontánea, y por eso es famosa", dice. "Es muy centrado en los pubs, con mucho consumo de alcohol."
Una gran noche de fin de semana para Jack suele comenzar con un previo en casa de alguien –quizás una botella de ginebra con tónica compartida entre él y tres amigos– antes de ir a una discoteca a tomar chupitos.
Aunque a veces bebe una cantidad considerable, Jack, que trabaja en publicidad, dice que conoce sus límites y se siente saludable.
"Soy una persona bastante en forma, corrí un maratón hace un año", cuenta. "Conozco mis límites. Mientras sepas cuáles son tus límites, creo que está bien, en cuanto a la salud."
Jack frente a un bar en la calle Drury, en el centro de Dublín.
Tres cuartas partes de la población bebe y las celebraciones, desde cumpleaños hasta bodas, a menudo involucran alcohol.
El consumo ha caído aproximadamente un tercio en los últimos 25 años, según cifras del grupo de la industria.
Los jóvenes, en promedio, ahora empiezan a beber a los 17 años, dos años más tarde que hace 20 años. Pero una vez que empiezan, su nivel de consumo y de consumo intensivo está entre los más altos de Europa.
Un informe del grupo de salud pública Alcohol Action Ireland encontró que la proporción de jóvenes de 15 a 24 años que consume alcohol había aumentado –del 66% en 2018 al 75% en 2024– y que dos de cada tres jóvenes de 15 a 24 años practican el consumo intensivo de alcohol regularmente.
Los activistas creen que las etiquetas de advertencia en Irlanda están teniendo un impacto gradual. Pero Amanda, de 23 años, que ha visto las etiquetas, no está tan segura.
"La miras y piensas: ‘Oh, acabo de tomarme eso. ¿Debería tomarme otra?’"
Amanda no cree que la gente preste mucha atención a las advertencias sanitarias y piensa que incluso podrían hacer que algunos tengan más ganas de beber.
"Simplemente creo que no les importa", dice.
En una noche de fiesta en Dublín, Amanda dice que normalmente se limitará a un máximo de tres copas.
"Me gusta tener control sobre lo que hago cuando salgo", explica. "Realmente no bebo mucho para desinhibirme."
Es consciente de cómo se percibe a los jóvenes en las redes sociales, y eso influye en sus propias decisiones sobre el alcohol.
"No me gusta sacarme fotos con una copa de vino o una Guinness", comenta. "No quieres quedar en posiciones comprometedoras, no quieres que la gente tenga una imagen negativa de ti."
Amanda ha visto las nuevas etiquetas de advertencia en el alcohol, pero no está segura de cuán efectivas serán.
Sean, de 21 años, vive en la capital y le gusta socializar con amigos –algunos beben, mientras que otros no.
A diferencia de otras partes de Europa, Sean dice que si quieres socializar por las tardes aquí no hay muchas opciones, aparte de ir al pub.
"No hay mucho que hacer en Dublín después de cierta hora", dice Sean. "Como a las seis o siete, la ciudad prácticamente cierra. A veces piensas: ‘Realmente no tengo ganas de tomarme una pinta, pero quiero sentarme en algún lugar y ver a mis amigos’ – así que tienes que pedirte una pinta."
Él también ha visto las etiquetas de advertencia, pero no está seguro de que vayan a disuadirle de beber.
"Todo el mundo sabe más o menos que es malo para la salud, pero lo hacemos igualmente", afirma.
Las etiquetas de advertencia en los cigarrillos son "mucho más gráficas", añade su amigo Mark.
Irlanda fue pionera en restringir el tabaco y desde 2004 no se puede fumar en el lugar de trabajo, restaurantes o bares.
Sean (izquierda) con sus amigos Mark, Ted, Nikita, Darragh y James en un patio cerca de Temple Bar, el centro de la vida nocturna de Dublín.
Incluso antes de la introducción de las nuevas etiquetas, algunos jóvenes irlandeses veinteañeros han descubierto que están mejor sin alcohol en sus vidas.
Mark casi no bebe. NurPhoto via Getty Images
"Es uno para mi cumpleaños y otro para Navidad", dice, en parte porque el alcohol es caro y es más barato elegir otra cosa.
"La verdad es que no me gusta mucho el sabor", dice el joven de 21 años. "La Guinness es quizás la única que tomaría, pero también por el costo: ahorro mucho dinero pidiendo sólo una Club Orange."
Helen tiene 27 años y cuando era más joven solía beber regularmente. Aunque no ha dejado el alcohol por completo, como Mark, dice que puede vivir perfectamente sin él.
"La última vez que tomé algo fue en febrero", dice Helen. "Simplemente fue disminuyendo hasta el punto en que estoy más o menos sobria, pero no me defino así porque quizás vuelva a beber, o tal vez no."
Sam y Helen son buenos amigos que se animan mutuamente a no beber.
El amigo de Helen, Sam, que empezó a beber a los "16 o 17 años", ha ido un paso más allá.
"Era un poco divertido, luego fui a la universidad y el consumo de alcohol como que despegó", dice Sam, que ahora tiene 27 años. "Un día me di cuenta de que esto se estaba yendo de las manos. Mi papá me dijo: ‘¿Qué estás haciendo con tu vida? Realmente necesitas dejarlo.’"
En 2021, Sam se apuntó a un curso de un año sin cerveza y luego dejó el alcohol completamente. Lleva ya tres años sin beber e incluso dejó de tocar la concertina en los bares porque estaba muy asociado a tomar algo durante una sesión. Cuando va a un bar, elige una bebida sin alcohol.
Pero dice que a veces parece difícil que la gente acepte que no bebe nada.
"Hay alguna persona que conoces y les dices que no bebes y te miran raro."
A diferencia de Sam, a Jack no le gustan las bebidas sin alcohol y piensa que son "una pérdida de tiempo, porque cuestan lo mismo que una pinta".
Ha pensado en dejar de beber, pero su fuerza de voluntad nunca dura mucho.
"Honestamente, es bastante difícil intentar empezar el viaje de la sobriedad en Irlanda, porque está intrínsecamente enredado en nuestra cultura", dice Jack.
"Siempre coqueteo con la idea de volme totalmente sobrio, pero luego me disuado instantáneamente y me tomo una pinta."
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La BBC le preguntó al gobierno irlandés por qué había pospuesto la introducción obligatoria de las nuevas etiquetas de advertencia alcohólica hasta 2028. Dijeron que la decisión de retrasarlo se tomó tras las preocupaciones planteadas sobre el impacto de su implementación en el entorno comercial global actual.
