Un hombre fue golpeado hasta quedar inconsciente durante un ataque homófobo la semana pasada en la que se conoce como la capital gay del sur de España.
La víctima, de 39 años, aguardaba la llegada de un Uber cuando varios individuos se abalanzaron sobre él, dejándolo magullado y sangrando en la cuneta.
El suceso tuvo lugar alrededor de las seis de la mañana del viernes, una vez que los establecimientos nocturnos habían cerrado.
El hombre había accedido a la estación de tren de La Nogalera, pero al constatar que el próximo tren tardaba treinta minutos, decidió salir con la esperanza de hallar un taxi.
No obstante, en lugar de encontrar una forma de regresar a casa, se topó con tres sujetos que le espetaron: “¡Dame de beber, maldito maricón!”.
Tembloroso por el miedo, la víctima intentó contactar con un conductor de Uber, pero los agresores, creyendo que llamaba a la policía, iniciaron la agresión.
Un puñetazo en el rostro lo dejó inconsciente y, tras caer al suelo, los atacantes le propinaron patadas en las costillas, ocasionándole un ojo morado y contusiones en la cabeza.
Cuando recobró el conocimiento, los agresores ya habían huido y, afortunadamente, dos transeúntes acudieron en su auxilio.
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“Me colocaron una venda porque sangraba y me acompañaron a la comisaría”, relató el hombre.
Los agentes le aconsejaron que acudiera al centro de salud más cercano y registraron el incidente como un ataque homófobo.
Tras ser atendido en el Hospital Regional de Málaga, la víctima se puso en contacto con el Equipo de Atención a la Mujer, una organización especializada en delitos de odio.
Dicho grupo activó su Protocolo de Actuación en Delitos de Odio y le brindó al hombre “atención, compañía y apoyo”.
Asimismo, se ha iniciado una investigación con el objetivo de recabar información y testimonios para esclarecer los hechos y determinar si existió dicha motivación en la agresión.
La víctima afirma que los agresores no son habituales de la zona de La Nogalera –la ‘capital gay del sur’ en Torremolinos–, donde la clientela frecuenta los mismos bares y todos se conocen.
Ha descrito a dos de los jóvenes como barbudos y de aproximadamente veinticinco años, aunque no puede ofrecer datos del tercer hombre por no haberlo visto con claridad.
Está convencido de que la agresión quedó registrada por las cámaras de seguridad de un club cercano.
Una vez concluida la investigación de la organización, se remitirán las conclusiones a la Autoridad Judicial para su evaluación.
La víctima insiste en que nadie debería sentirse intimidado por su orientación sexual y espera con desespero hallar a los responsables del ataque.
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