Por el Dr. Claudio Vázquez
Todavía recuerdo a un colega que, tras una larga trayectoria como director médico, decidió dedicar sus últimos años antes de la jubilación a retomar lo que más amaba: atender pacientes.
Me comentaba, con asombro, cuánto había cambiado la sociedad desde la última vez que se sentó junto a una camilla de exploración.
En aquel entonces, decía, cualquier persona mayor de sesenta años era considerada anciana… y solía tener razón: fumaban, llevaban vidas sedentarias, hacían poco o ningún ejercicio y frecuentemente tenían sobrepeso.
Hoy, esa realidad es muy distinta. Se llega a los sesenta sintiéndose joven, con energía, con ganas de cuidarse y de disfrutar de la vida.
Muchos pasean con regularidad, practican yoga, montan en bicicleta, vigilan su alimentación e incluso disponen de su propio fisioterapeuta o entrenador personal.
Este cambio de mentalidad ha transformado por completo la manera en que envejecemos.
Cuidarse ya no es una tendencia, sino un estilo de vida.
Gracias a ello, las personas no solo viven más, sino que alcanzan la ‘tercera edad’ con mejor salud y una calidad de vida muy superior.
Pero si bien estos nuevos hábitos aportan mayor longevidad, la degeneración articular sigue siendo una realidad. Es un hecho inexorable.
Aunque podamos retrasar o mitigar sus efectos, tarde o temprano todos experimentamos, en algún grado, el desgaste natural de nuestras articulaciones.
Los estudios son concluyentes: alrededor del 80% de los casos de dolor crónico se deben a enfermedad articular degenerativa. Y surge la inevitable pregunta: ¿cómo podemos combatirla?
Lamento decir que no existe una solución única ni milagrosa. La clave reside en un enfoque multidisciplinar.
El peso corporal es, sin embargo, el enemigo silencioso definitivo de nuestras articulaciones.
Según diversos estudios, cada kilogramo extra añade entre tres y seis veces más carga a la rodilla con cada paso.
Dicho de otro modo, ganar 5 kg implica añadir unos 20 kg de presión adicional en cada zancada. Alcanzar y mantener un peso ideal es, por tanto, una de las mejores inversiones para la salud articular.
Pero hoy en día, no basta con caminar o montar en bicicleta por sí solos.
Ahora sabemos que el entrenamiento de fuerza (al menos dos veces por semana) es esencial para mantener el tono muscular y prevenir la sarcopenia, la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular.
Una musculatura fuerte actúa como un ‘amortiguador’ natural que protege las articulaciones del desgaste.
Los suplementos nutricionales también se han convertido en un gran aliado para el cuidado articular. Las vitaminas D y C, junto con minerales y colágeno hidrolizado, pueden ayudar a preservar la estructura y función de las articulaciones, especialmente cuando se combinan con ejercicio y una dieta equilibrada.
Cuando el dolor y la degeneración articular persisten, la medicina regenerativa ofrece alternativas seguras y eficaces.
Técnicas mínimamente invasivas, como las infiltraciones de ácido hialurónico o plasma rico en plaquetas (PRP), se emplean con excelentes resultados, ayudando a muchos pacientes activos a evitar la cirugía.
También es crucial escoger el tipo de ejercicio adecuado. Las articulaciones de carga (caderas, rodillas y tobillos) sufren más con actividades de alto impacto, como correr o caminar largas distancias. Esto no significa renunciar al ejercicio, sino elegir con sabiduría.
Recomiendo encarecidamente el trabajo en gimnasio, el ciclismo, la elíptica y la natación, pues son modalidades seguras y efectivas para mantenerse en forma sin dañar las articulaciones.
Como suelo decir a mis pacientes: no se trata de moverse menos, sino de aprender a moverse mejor.
La buena noticia es que, cuando la cirugía es necesaria, los resultados son excelentes.
Las prótesis de rodilla y cadera alcanzan ahora tasas de éxito superiores al 90%, permitiendo a los pacientes recuperar la movilidad y volver a sus actividades cotidianas.
En definitiva, no hay excusas para descuidar la salud. Manteniendo un peso saludable, fortaleciendo la musculatura, eligiendo el ejercicio correcto y buscando tratamientos oportunos, podemos seguir disfrutando del movimiento y de la vida plenamente.
Para más información sobre temas de salud, terapias mínimamente invasivas como las infiltraciones intraarticulares con ácido hialurónico o plasma rico en plaquetas (PRP), o para consultar cualquier duda relacionada con el fitness y la salud, pueden contactar al Dr. Claudio en [email protected]
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