Rusia e Irán han firmado un memorándum de entendimiento para la construcción de pequeñas centrales nucleares en territorio iraní, según informó la corporación nuclear estatal rusa, Rosatom. Este movimiento se produce en el marco de un impulso diplomático por parte de Teherán para eludir la imposición de nuevas sanciones relacionadas con su programa nuclear.
El acuerdo fue rubricado este miércoles en Moscú por el director de Rosatom, Alexei Likachev, y el principal responsable nuclear iraní, Mohammad Eslami, quien también se desempeña como vicepresidente del país. Rosatom ha calificado el entendimiento como un “plan táctico”.
Historias recomendadas
Letanía de 3 fundamentosfinal de la nómina
Eslami había declarado previamente a medios estatales que el objetivo consiste en edificar ocho plantas de energía nuclear, en línea con la meta de Irán de alcanzar una capacidad de 20 GW para el año 2040.
Irán, que enfrenta recurrentes apagones durante los picos de demanda estival, cuenta actualmente con una única central nuclear operativa, ubicada en la ciudad meridional de Bushehr. Esta fue construida con asistencia rusa y posee una capacidad de aproximadamente 1 GW.
Este desarrollo tiene lugar en un contexto de sanciones inminentes, tras la votación del Consejo de Seguridad de la ONU el viernes pasado, que rechazó prorrogar indefinidamente las sanciones económicas vinculadas al programa nuclear iraní. En consecuencia, estas medidas coercitivas se reanudarán automáticamente el 28 de septiembre si no se logra un consenso sustancial previo. Rusia fue uno de los cuatro países que votaron a favor de evitar la reinstauración de las sanciones.
Irán ha rechazado contundentemente la decisión del Consejo de Seguridad, advirtiendo que la reimposición de sanciones “suspendería efectivamente” su cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el ente vigilante de la ONU.
La votación fue precedida por un ultimátum de 30 días emitido a finales de agosto por el Reino Unido, Francia y Alemania (conocidos como E3), amenazando con restablecer las sanciones a menos que Teherán acate sus exigencias.
El E3 ha acusado a Irán de violar sus compromisos nucleares, señalando, entre otras cosas, que ha acumulado uranio enriquecido en una cantidad cuarenta veces superior al límite establecido por el acuerdo nuclear de 2015, del cual el expresidente Trump se retiró unilateralmente en 2018. Dicho pacto permitía a Irán enriquecer uranio hasta una pureza del 3,67%.
Por su parte, Irán alega que únicamente incrementó su actividad nuclear después de que Estados Unidos abandonara el acuerdo y reinstaurara las sanciones, actuación que Teherán considera una violación flagrante del pacto de 2015.
Autoridades iraníes han acusado al trío europeo de hacer un uso indebido del mecanismo de solución de controversias contemplado en el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), el cual permite activar un “mecanismo de reversión automática” para imponer sanciones.
La reanudación de las sanciones conllevaría el congelamiento de activos iraníes en el extranjero, la prohibición de transferencias de armamento y sanciones al desarrollo de misiles balísticos, entre otras medidas.
Irán ha negado en repetidas ocasiones buscar armamento nuclear, reafirmando su derecho al desarrollo pacífico de la energía nuclear. Durante su intervención ante la Asamblea General de la ONU el miércoles, el presidente Masoud Pezeshkian aseguró que su país jamás perseguirá la bomba atómica.
Previamente, el martes, el líder supreno, el ayatolá Ali Khamenei, afirmó que Teherán no negociará directamente con Estados Unidos respecto a su programa nuclear, tildando cualquier diálogo bilateral de “callejón sin salida”.
Las tensiones se recrudecieron notablemente el pasado junio, cuando Israel llevó a cabo una campaña de ataques de 12 días de duración contra Irán, con fuerzas israelíes y estadounidenses impactando varias instalaciones nucleares.
