La administracion de Trump esta liderando una inicitativa de paz ambiciosa, pero controvertida, con el objetivo de poner fin al conflicto de larga duración en la República Democrática del Congo, que también ha atraído a Ruanda.
Sus esfuerzos de mediación no son sorprendentes, ya que la RDC – una nación en el corazón de Africa – tiene riquezas minerales que Estados Unidos requiere para impulsar las revoluciones de TI y ahora de IA, gran parte de los cuales actualmente van a China.
Se espera que el presidente estadounidense Donald Trump reciba a los líderes de la RDC y de Ruanda – Félix Tshisekedi y Paul Kagame – en las próximas semanas para sellar un acuerdo de paz que ha elogiado como un “triunfo glorioso”, esperando respaldarlo con acuerdos que impulsen la inversión estadounidense en la región.
El director ejecutivo de la fundación World Peace, el profesor Alex de Waal, dijo a la BBC que la administración Trump está promoviendo “un nuevo modelo de construcción de paz, combinando un rendimiento populista con acuerdos comerciales”.
“Trump ha hecho esto en Ucrania también. Quiere obtener la gloria para aumentar su propia posición política y asegurar minerales que son de interés para Estados Unidos”, dijo el profesor De Waal.
Sin embargo, él notó que “en la RDC, China ya ha capturado muchos de los minerales, así que Estados Unidos está tratando de ponerse al día”.
Dijo que hasta ahora las empresas estadounidenses han sido cautelosas sobre invertir en la RDC debido a preocupaciones de seguridad y el “riesgo moral” de tratar con los llamados “minerales de sangre” – minerales que financian rebeliones – pero esto podría cambiar a medida que la administración Trump implemente su modelo de paz.
El profesor De Waal dijo que esto también podría ocurrir en otros estados afectados por conflictos como Sudán, donde se esperaba que la administración Trump – junto con naciones árabes como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto – se involucrara en esfuerzos de mediación después de que iniciativas anteriores fracasaron.
Añadió que el modelo de paz de la administración Trump no podía ser descartado de inmediato, especialmente si detiene las luchas que han matado a miles de personas y desplazado a millones en conflictos que han durado más de 30 años en el este de la RDC.
“Trump puede hacer que las diferentes partes hablen y agitar las cosas”, dijo el profesor De Waal.
Pero la profesora Hanri Mostert, una académica en derecho mineral en la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, dijo a la BBC que la RDC “corría el riesgo de comprometer su soberanía sobre sus minerales”.
La RDC podría encontrarse atrapada en acuerdos por años, a cambio de garantías de seguridad vagas, dijo.
Esto era reminiscentne de los acuerdos de “trueque de recursos” que persiguieron China y Rusia en numerosos estados africanos, añadió la profesora Mostert.
Cito como ejemplo Angola, donde China construyó infraestructura a cambio de petróleo.
“Incluso cuando los precios del petróleo subieron, Angola no podría obtener más valor por ello”, dijo la profesora Mostert.
El Departamento de Estado de EE.UU. dijo en 2023 que la RDC tiene un estimado de $25bil en reservas minerales.
Esto incluye cobalto, cobre, litio, manganeso y tántalo – necesarios para fabricar los componentes electrónicos utilizados en computadoras, vehículos eléctricos, teléfonos móviles, turbinas eólicas y hardware militar.
“¿Por cuánto tiempo tendrá que la RDC dar su cobalto a inversores de EE.UU.? ¿Serán 20 años o 50 años? ¿Cuál es el precio de la paz?” preguntó la profesora Mostert.
El portavoz del gobierno de la RDC, Patrick Muyaya, confirmó al programa Newsday de la BBC en marzo que su país quería suministrar a EE.UU. “algunos minerales críticos” a cambio de un acuerdo de seguridad.
El grupo rebelde M23 lanzó una ofensiva importante a principios de este año, apoderándose de enormes áreas del este de la RDC y contrabandeando minerales a través de la frontera hacia Ruanda, dijeron expertos de la ONU en un informe a principios de este mes.
Los minerales fueron luego mezclados con la producción ruandesa, y “su exportación posterior a actores de abajo alcanzó niveles sin precedentes”, agregaron los expertos de la ONU.
Ruanda niega acusaciones de que apoya al M23, aunque la ONU ha proporcionado evidencia de que tiene miles de soldados en la RDC.
En lo que parece ser un intento de abordar el problema del contrabando de minerales, el acuerdo de paz mediado por EE.UU. entre la RDC y Ruanda prevé un “marco de integración económica regional” aún por negociar entre los dos estados rivales.
Esto “asegurará que las rutas económicas ilícitas sean bloqueadas” y “creará asociaciones e inversiones mutuamente beneficiosas” para “mayor prosperidad – especialmente para la población de la región”.
“Estamos obteniendo, para los Estados Unidos, muchos de los derechos minerales del Congo como parte de ello”, dijo Trump, antes del acuerdo de paz firmado por representantes de los dos gobiernos el 27 de junio en Washington.
Un investigador de la RDC con el Instituto de Estudios de Seguridad de Sudáfrica, Bram Verelst, dijo a la BBC que la iniciativa de EE.UU. estaba funcionando en conjunto con otra liderada por Catar, un aliado cercano de EE.UU.
El Sr. Verelst dijo que el enfoque de EE.UU. estaba principalmente en la dimensión regional, mientras que el de Catar estaba en cuestiones internas entre el gobierno de la RDC y el grupo rebelde M23, que ha establecido su propia administración en el este tras capturar la capital regional, Goma.
El profesor Jason Stearns, un politólogo basado en Canadá que se especializa en la región, dijo a la BBC que Catar, como otros estados del Golfo ricos en petróleo, estaba expandiéndose en África “para proyectar poder, influencia, pero también para buscar oportunidades económicas”.
Añadió que se involucró en esfuerzos de mediación a pedido de Ruanda, que percibía a EE.UU. como favorable a la RDC, algo que Washington niega.
El profesor Stearns dijo que Catar tenía intereses económicos “masivos” en Ruanda, señalando que el estado del Golfo estaba construyendo un nuevo aeropuerto de varios miles de millones de dólares en Kigali y estaba en negociaciones para adquirir una participación del 49% en la aerolínea nacional.
Explicó que EE.UU. y Catar estaban trabajando juntos, pero no era ideal tener dos procesos porque “no quieres terminar en una situación donde hay un acuerdo de paz entre la RDC y Ruanda, pero Ruanda dice: ‘No controlamos al M23’, y el M23 sigue escalando [el conflicto] en el este de la RDC”.
“Así que es muy importante que los dos procesos estén estrechamente vinculados entre sí, ya que los actores están tan conectados”, añadió el profesor Stearns.
Bajo el acuerdo de paz, la RDC y Ruanda acordaron lanzar un “mecanismo de coordinación de seguridad” dentro de los 30 días posteriores al acuerdo del 27 de junio.
El Sr. Verelst dijo que se esperaba que un alto el fuego entrara en vigor el martes, seguido por el gobierno de la RDC y el M23 firmando un acuerdo de paz integral para el 18 de agosto, basándose en la “declaración de principios” que ya habían negociado.
El analista del Grupo de Crisis Internacional (ICG) con sede en la RDC, Onesphore Sematumba, dijo que EE.UU. y Catar estaban logrando acuerdos en “tiempo récord” desde el ascenso de Trump a la presidencia de EE.UU. en enero.
El Sr. Sematumba dijo que su intervención se produjo después de que varios esfuerzos de mediación liderados por África “no lograron hacer que las partes firmaran ni un solo documento” desde 2022.
“Los actores regionales no tienen el mismo poder para influenciar a Kigali y Kinshasa”, añadió.
“Pero entre la firma de un acuerdo y la consecución de la paz, el camino puede ser largo, y será largo en este caso,” advirtio el Sr. Sematumba.
Una pregunta clave es si el M23 cederá el territorio bajo su control, como exige el gobierno de Tshisekedi.
El Sr. Sematumba dijo que el M23 había acordado “la autoridad del estado” que se estableciera en toda la RDC, sin embargo, los rebeldes también han dicho que no cederían un “solo centímetro” de tierra.
“Personalmente, creo que la transición debería ser gradual, y para ciertas áreas debería haber algún tipo de co-gestión. Pero todo dependerá de la tacto de los mediadores y su capacidad para romper el hielo”, añadió el Sr. Sematumba.
Dijo que el éxito de la iniciativa de paz también dependía de lo que el acuerdo llamaba el “levantamiento de medidas defensivas” por parte de Ruanda, interpretado ampliamente como la retirada de sus tropas del este de la RDC.
Mientras Ruanda niega respaldar al M23, dice que quiere acabar con el FDLR, una milicia surgida de aquellos que llevaron a cabo el genocidio de 1994 en Ruanda y luego huyeron a la RDC. Ruanda ha acusado al ejército congoleño de trabajar con el FDLR.
El acuerdo de paz especifica que el FDLR debe ser “neutralizado”, sin embargo, esto se ha intentado varias veces en las últimas tres décadas.
“Para Ruanda, la neutralización del FDLR es un prerequisito para la retirada de sus fuerzas, mientras que la RDC dice que las dos deben lograrse simultáneamente”, señaló el Sr. Sematumba, diciendo que los mediadores tendrían que encontrar una solución, ya que estos problemas han llevado al fracaso de iniciativas de paz anteriores.
“Solo siguiendo las diferentes interpretaciones dadas por las partes a los textos firmados, puedes sentir todas las dificultades que quedan por delante,” dijo el Sr. Sematumba.
La profesora Mostert estuvo de acuerdo en que la diplomacia por sí sola no podría lograr la paz, y que se necesitaba una iniciativa más amplia.
“Se construye la paz transformando el dolor. Eso requiere más que diplomacia. Requiere diálogo, participación descentralizada y dignificar las experiencias de la gente”, dijo.
“Por eso creo que es importante que los hacedores de acuerdos y los legisladores permanezcan conscientes de los traumas históricos, incluyendo décadas de explotación de recursos,” añadió la profesora Mostert.
Así que si quiere que la paz se mantenga el tiempo suficiente para que las empresas estadounidenses obtengan beneficios, Donald Trump puede que tenga que mantener la presión por algún tiempo más.
