Activistas de un grupo pro-Palestina en Mallorca llevaron a cabo un acto de vandalismo y protesta el domingo en un hotel de Palmanova, donde arrojaron tinta roja a la piscina, simulando sangre, en muestra de solidaridad con el pueblo palestino. El hotel es de una cadena israelí.
En un comunicado difundido por el colectivo, los activistas explican que la acción se produce tras «más de 700 días de escalada de genocidio sionista contra el pueblo palestino, arraigado en el colonialismo y al servicio de intereses imperialistas». También señalaron a la cadena hotelera como «una empresa israelí clave para el financiamiento y el blanqueo del genocidio».
El texto acusa a la cadena de utilizar sus establecimientos para reforzar el control colonial en Palestina y de ser parte de una «maquinaria propagandística que busca blanquear el genocidio», citando como ejemplos conferencias organizadas por la embajada israelí en algunos de sus hoteles europeos y estancias gratuitas para soldados israelíes involucrados en ataques contra familias palestinas, incluidos más de 35.000 menores.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció el lunes que su Ejecutivo incrementaría la presión sobre Israel prohibiendo que buques y aeronaves con destino a Israel que transporten armas hagan escala en puertos españoles o entren en el espacio aéreo nacional. También declaró que el Gobierno español aumentaría la ayuda a la Autoridad Palestina y a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), e impondría un embargo a los productos fabricados en los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados.
«Esperamos que estas medidas sirvan para presionar al primer ministro Netanyahu y a su gobierno para aliviar parte del sufrimiento que padece la población palestina», manifestó Sánchez en un discurso público emitido por televisiones locales. España también prohibirá la entrada al país a cualquier persona que haya participado directamente en lo que Sánchez calificó de «genocidio».