Se comenta que hay al menos un turista británico entre los 28 heridos. Crédito de la foto: Captura de vídeo de Francisco Moura Pinheiro
Un trágico descarrilamiento del icónico funicular de la Gloria de Lisboa ha dejado al menos 15 personas fallecidas y otras 28 heridas, según las autoridades portuguesas, siendo uno de ellos un turista británico. El accidente, que se desencadenó la tarde del miércoles 3 de septiembre, ha sido descrito como uno de los días más oscuros en la historia moderna del transporte de la capital.
El siniestro ocurrió alrededor de las 18:00 horas cuando el funicular de la Gloria, un vehículo similar a un tranvía que ha transportado pasajeros por una de las colinas más empinadas de Lisboa durante más de un siglo, se descarriló en su descenso. El vagón perdió el control antes de colisionar contra estructuras cercanas, dejando a su paso una maraña de chatarra en una ruta que suele estar bulliciosa por comerciantes y turistas. Los servicios de emergencia desplegaron una respuesta rápida. Más de 60 rescatistas y 22 vehículos se desplazaron al lugar de los hechos en el centro de Lisboa, extrayendo supervivientes de entre los escombros y atendiendo a los herridos.
Las primeras informaciones sugerían un balance de víctimas menor, pero conforme caía la noche, las cifras se revisaron drásticamente al alza. Entre los 28 heridos, se informa de que cinco se encuentran en estado grave, y un menor figura entre los hospitalizados. El Instituto Nacional de Emergencia Médica confirmó que un número por determinar de los heridos son extranjeros, incluido el turista británico. Las autoridades aún no han hecho públicas las identidades de las víctimas. Los oficiales confirmaron 15 fallecimientos, subrayando que la cifra podría incrementarse a medida que progresen las investigaciones. La línea de la Gloria, que conecta la Plaza de los Restauradores con el barrio Alto, no es solo una pieza funcional de la infraestructura de transporte, sino también una de las atracciones más fotografiadas de Lisboa. Declarada monumento nacional, ha estado en funcionamiento desde 1885 y es operada por la empresa municipal de transportes Carris. Para muchos residentes y visitantes, representa tanto la historia como el carácter de la ciudad.
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El Presidente Marcelo Rebelo de Sousa expresó su pesar por las vidas perdidas y trasladó sus condolencias a las familias. El alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, visitó el lugar y calificó el descarrilamiento como “una tragedia devastadora para Lisboa”. El gobierno ha anunciado un día de luto nacional, con las banderas ondeando a media asta en memoria de las víctimas.
Investigadores de la autoridad de seguridad de transporte de Portugal ya examinan los restos para determinar las causas del fallo. Las primeras indicaciones apuntan a un posible fallo en el cable, aunque los oficiales han subrayado que no se extraerán conclusiones definitivas hasta que se complete una investigación exhaustiva. Se prevé que los equipos técnicos revisen el sistema de frenado del funicular, el estado de la vía y los registros de mantenimiento. El funicular de la Gloria siempre ha sido considerado seguro, a pesar de operar en una de las pendientes urbanas más pronunciadas de Europa. A lo largo de los años, la línea ha sido modernizada manteniendo su apariencia histórica, lo que la convierte en un importante atractivo tanto para los residentes de Lisboa como para el turismo internacional.
Tras el accidente, todos los servicios de los funiculares y tranvías históricos de Lisboa han sido suspendidos pendientes de las inspecciones de seguridad. Las autoridades se han comprometido a revisar la infraestructura de toda la red antes de reanudar las operaciones. Para Lisboa, el incidente no solo se ha cobrado vidas, sino que también ha sacudido la confianza en un sistema de transporte que es a la vez práctico y simbólico. Para muchos residentes, la línea de la Gloria era parte del tejido de la vida diaria de la ciudad. Su súbito descarrilamiento ha planteado preguntas urgentes sobre el mantenimiento, la supervisión y el desafío de equilibrar el patrimonio con la seguridad en una capital moderna.
Mientras Portugal llora a las víctimas, el foco permanece firmemente puesto en los supervivientes, sus familias, y en las respuestas que puedan prevenir que una catástrofe así vuelva a suceder.
