El Aeropuerto de El Prat de Barcelona ha comenzado a restringir el acceso a sus terminales a quienes no presenten comprobante de tarjeta de embarque, en un esfuerzo de las autoridades por controlar los problemas de personas sin hogar y delincuencia menor en el segundo aeropuerto más concurrido de España.
La operadora aeroportuaria española Aena ha modificado las normas de acceso a Barcelona El Prat con el objetivo de mejorar la seguridad en el principal aeropuerto de la capital catalana.
Las autoridades pretenden evitar que personas sin hogar pernocten en las instalaciones, además de restringir el acceso a carteristas, ladrones de equipaje, conductores sin licencia y envolvedores de maletas no autorizados.
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Para acceder a las terminales, los pasajeros deberán mostrar ahora su billete electrónico o su tarjeta de embarque en papel al personal de seguridad privada en las entradas principales. Los familiares y amigos que acudan a recoger viajeros también tendrán que presentar una prueba de la tarjeta de embarque de su contacto.
La operadora ha implementado controles en las salidas del metro y del tren, y ha reducido el número de accesos a los edificios del aeropuerto.
Esta medida forma parte de la nueva legislación aprobada a principios de este año para todos los aeropuertos españoles gestionados por Aena.
Según el diario La Vanguardia, algunas de estas disposiciones ya están en vigor en el aeropuerto de Barcelona desde hace tres semanas, y muchas personas tuvieron que presentar sus billetes durante el largo fin de semana de diciembre.
También se han establecido controles en la sala de llegadas de la Terminal 1, donde se pregunta a las personas a quién van a recibir.
Estos controles han comenzado igualmente en la Terminal 2, aunque con menor frecuencia debido al volumen de pasajeros más reducido en comparación con la Terminal 1.
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Los conductores de taxi y de servicios de traslado han sido de los primeros en experimentar estos nuevos controles en llegadas, que exigen presentar los datos del cliente y la información del vuelo, además de la licencia de taxi, antes de poder ingresar.
El aeropuerto de Barajas, en Madrid, ha registrado en los últimos años un aumento acusado en el número de personas sin hogar y mendigos que pernoctan en sus instalaciones, así como de carteristas, bandas criminales y prostitutas.
Los trabajadores del aeropuerto afirman que lo convirtieron en una “ciudad sin ley”, con mendigos durmiendo en ascensores o montando tiendas, basura acumulada por doquier, malos olores, infraestructura deteriorada y baños en un estado lamentable.
Como consecuencia, desde mayo de este año, los guardias de seguridad allí también solicitan a pasajeros y familiares una prueba del viaje para permitirles el acceso a las terminales.
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Una situación similar ha tenido lugar en El Prat, de ahí las nuevas medidas de control. Se estima que alrededor de un centenar de personas dormían cada noche en las terminales del principal aeropuerto barcelonés. Algunas de estas personas sufren problemas mentales, otras adicciones, y las autoridades no han logrado hasta ahora ponerse de acuerdo sobre qué hacer para solucionar el problema, sin que ningún organismo concreto quiera asumir la responsabilidad.
Otros aeropuertos españoles con gran afluencia, como los de Málaga y Palma de Mallorca, también se enfrentan a problemas de seguridad y sinhogarismo, por lo que es probable que pronto sigan el ejemplo e implementen controles en las entradas. De hecho, las autoridades de ambos aeropuertos ya restringen el acceso durante la noche.
Aunque no existen datos oficiales sobre robos cometidos específicamente en aeropuertos, en los últimos años se han denunciado hurtos de forma esporádica en los aeropuertos de Barcelona El Prat, Madrid Barajas, Valencia, Alicante-Elche, Palma de Mallorca y Tenerife, entre otros.
Se dio el caso de dos ladrones en El Prat que sustrajeron una maleta con joyas por valor de ocho millones de euros, dos ancianos carteristas que operaban en el aeropuerto de Alicante disfrazados de turistas, y un ladrón especializado en robar maletas en los autobuses aeroportuarios de Gran Canaria.