El actor Robert Redford, una leyenda de la pantalla de Hollywood reconvertido en director, productor e influyente defensor del cine independiente a través de su Sundance Institute, falleció el martes a la edad de 89 años, según informó The New York Times, citando a su publicista. Murió en su sueño en su hogar de Provo, Utah, de acuerdo con un comunicado de su firma de publicidad Rogers & Cowan PMK, reportó el periódico. Su representante no estuvo disponible de inmediato para comentar.
Redford se convirtió en uno de los rostros más icónicos del cine hollywoodiense en las últimas décadas, aunque lo que poca gente sabe es la conexión del actor estadounidense con Mallorca, que sirvió como su hogar intermitentemente y donde disfrutó de las hermosas playas de Puerto Alcudia. La historia de Redford con la isla se remonta a su juventud, cuando, a los 20 años, con la idea de llevar la vida de un artista, decidió viajar a España para dedicarse al mundo de la pintura, como afirmó en 2012 al presentar el Festival de Cine de Sundance en Madrid: “Vine por primera vez aquí cuando tenía 19 años.
“Estaba estudiando una carrera, quería ser artista, y vine a España”. Uno de sus destinos no fue otro que Mallorca, donde se alojó en Palma y Alcudia, persiguiendo su sueño de convertirse en artista. Sin embargo, como relata, fue una estancia temporal, y transcurrieron unos diez años hasta que volvió a pisar suelo mallorquín, en 1965.
Fue tras rodar la película *Situación desesperada, pero menos* en Múnich, donde terminó hastiado de sus colegas y el guion, que sintió la necesidad de un cambio de aires, en parte para reconectar con sus hijos, que fueron su gran apoyo durante su mala experiencia en Alemania. Así, el actor tomó a su familia y partió hacia Mallorca. ‘Espero llegar a España y alquilar una villa donde, con suerte, todo terminará: las horas de insomnio y presión, los nervios y la ansiedad innecesarios’, escribió en su diario, según reportó Vanity Fair.
Su primera estancia fue en el barrio palmesano de Can Pastilla en 1965, un lugar que conocía bien pues había visitado el pueblo años antes cuando quería dedicarse a la pintura. No obstante, su vida allí fue efímera, ya que una valla publicitaria bloqueó su vista al mar y ese mismo año decidieron mudarse a Puerto Alcudia, donde pasaron la mayor parte del tiempo y el actor pudo dedicarse a sus dos grandes aficiones: la lectura y la pintura: “Nos quedamos en Puerto Alcudia, un pequeño pueblo de pescadores. Fue genial, porque quería educar a mis hijos en contacto con otras culturas”, dijo.
Mallorca fue un lugar para desconectar y lidiar con el hastío que sentía en aquel momento. Sin embargo, sus proyectos profesionales en Hollywood ese año, concretamente *The Long Goodbye* y *The Human Pack*, le obligaron a abandonar Mallorca, y en 1966, cuando tuvo la oportunidad de volver a España, se decidió por Málaga, una casita entre la Sierra de Mijas y Fuengirola. En cualquier caso, el actor nunca olvidó su vida idílica en Alcúdia con sus hijos y su esposa Lola van Wagenen. Como el propio Redford afirmó, ‘fue maravilloso mientras pude convencerme a mí mismo de que duraría’.
