Una semana antes de que Sally –un documental sobre la primera mujer estadounidense en viajar al espacio– llegase al festival de Sundance en enero, los empleados de la NASA recibieron correos informándoles cómo los recortes de Donald Trump en diversidad, equidad e inclusión (DEI) entrarían en vigor.
Los contratos y oficinas vinculados a programas DEI serían cancelados. El personal recibió instrucciones orwellianas de informar al gobierno sobre cualquier intento de ocultar estas iniciativas con "lenguaje codificado o impreciso". En las semanas siguientes, la NASA retiró su promesa de enviar a la primera mujer y persona de color a la Luna. Mientras tanto, se dice que los empleados esconden banderas arcoíris y otros símbolos de apoyo a la comunidad LGBTQ+, supuestamente por órdenes superiores, aunque la NASA lo niega.
"La bandera del orgullo voló en el espacio hace unos años", comenta Cristina Costantini, directora de Sally, en una llamada con The Guardian. "Ahora piden a los empleados de la NASA que quiten cualquier representación del orgullo".
Costantini considera estos hechos tristes, especialmente porque este silencio dañino contribuye al mismo ambiente que llevó a la protagonista de su película a ocultar su identidad queer durante su carrera. Sally Ride, quien hizo historia al viajar en el transbordador Challenger el 18 de junio de 1983, era lesbiana. El público y muchos de sus conocidos solo supieron esta parte de su legado cuando murió de cáncer en 2012. Su obituario mencionó a Tam O’Shaughnessy como su pareja durante 27 años.
O’Shaughnessy es una voz clave en Sally, un documental de National Geographic que revisa lo que sabíamos de Ride: desde sus logros astronómicos hasta el sexismo que enfrentó en la NASA y los medios, con preguntas sobre su ropa, si el viaje espacial afectaría sus ovarios o si lloraría ante desafíos. Pero ahora hay otra dimensión: la parte de Ride oculta por la homofobia institucional que resurge hoy. "Hicimos esta película sin pensar que sería polémica", dice Costantini. "No sabíamos que sería tan relevante".
Costantini habla desde su oficina en Los Ángeles, con fotos del transbordador y Ride en la misión Challenger detrás de ella. La periodista, que soñaba con ser científica y debutó como directora con Science Fair, describe a Ride como una gran influencia. Recuerda investigar sobre ella en una enciclopedia digital para un trabajo escolar. En tercer grado, pintó a Ride junto a Brett Favre y Michael Jordan en un mural de héroes.
"La película entrelaza dos historias", explica Costantini. "La Sally pública, muy documentada –tuvimos que revisar 5.000 rollos del archivo de la NASA–, y la privada, sin casi registros. Solo tenemos cinco fotos buenas de Sally y Tam. No puedes contar una historia de amor repitiendo las mismas imágenes. Inventamos un lenguaje cinematográfico romántico".
El documental combina narraciones de O’Shaughnessy y allegados con animación y imágenes en 16mm, mostrando el amor, la emoción, el peso del secreto y momentos confusos en la conducta de Ride, conocida por su reserva emocional.
"Es una protagonista compleja", dice Costantini, citando un episodio donde Ride saboteó un ejercicio de la astronauta Kathryn Sullivan. ¿Fue una broma o competencia despiadada? "No dejó diarios detallados. Interpretamos sus decisiones".
Costantini también menciona el matrimonio de Ride con el astronauta Steve Hawley, visto como una traición a su identidad, pero también un sacrificio para cumplir su sueño. "No querían mujeres en el espacio, y menos solteras". Algunos de los astronautas hombres pensaban: "Bueno, era mejor que ella no estuviera soltera en el espacio".
Cuando Ride finalmente llegó al espacio en su misión histórica, hubo un momento catártico donde los conflictos internos—o impuestos—se resolvieron o abandonaron, aunque fuera temporalmente.
"Me encantó la ingravidez", dijo Ride, y sus palabras grabadas cobran un nuevo significado al entender todo lo que cargaba. "Es una sensación de libertad".
"Ella escapó de la órbita terrestre—de su gravedad—también metafóricamente", comenta Costantini sobre ese momento clave en la historia de EE.UU. y en la vida de Ride. "Al ver la Tierra desde el espacio, por primera vez reflexionó sobre las líneas imaginarias que creamos. Le impactó que los países tuvieran fronteras definidas. Son construcciones humanas. Como dice Tam en la película, las líneas entre géneros, razas, países, incluso a quién amar, son construcciones sin sentido.
"El espacio la transformó. Al volver a la Tierra, por fin se permitió ser quien era y amar a quien realmente amaba".
