La ciencia, por su propia naturaleza, se fundamenta en la evidencia. Crédito: Quality Stock Arts / Shutterstock
Me complace enormemente regresar al Euro Weekly News, un medio que continúa ofreciendo un periodismo de alta calidad y que sigue siendo una fuente fiable de información en el actual panorama digital, cada vez más saturado. Durante mi ausencia, se han producido avances genuinamente emocionantes y potencialmente revolucionarios en la ciencia y la medicina. Con frecuencia, asuntos que podrían parecer sencillos derivan en complejos debates éticos. Esto no es necesariamente negativo; sin embargo, la era digital también ha creado un espacio en el que individuos con intereses particulares pueden ejercer una influencia desproporcionada.
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Mi primer acercamiento a este periódico ocurrió durante la pandemia de Covid, un período marcado por la incertidumbre y el auténtico temor. Aquel entorno permitió que la pseudociencia y la desinformación florecieran. En un momento dado, incluso llegamos a ver cómo un líder mundial sugería que las personas infectadas podían ingerir lejía como cura. En contraste, la ciencia detrás del desarrollo de las vacunas es notablemente elegante, aunque algo compleja, y reconozco sin reservas que puede resultar difícil de comprender para quienes no cuentan con formación científica.
De manera similar, propuestas como la desinfección de las hamacas en nuestras playas fueron, desde un punto de vista científico, erróneas y supusieron un gasto innecesario de tiempo y recursos. El virus responsable del Covid se inactiva con la luz ultravioleta y pierde su eficacia al desecarse a las temperaturas cálidas propias de nuestra región. No obstante, en aquel momento esto no era ampliamente conocido, y en el debate público se hablaba a menudo de “matar” al virus del mismo modo que se elimina a una bacteria. Un virus no es un organismo vivo, por lo que, técnicamente, no puede ser “matado”. Explicar y justificar plenamente esa afirmación llevaría considerable tiempo, lo que ilustra el desafío al que se enfrentan los responsables políticos, quienes deben tomar decisiones basándose en principios científicos que quizá no comprendan en su totalidad.
En los próximos meses, planeo explorar algunos de los desarrollos más interesantes en medicina y explicar la ciencia que los sustenta con un lenguaje claro y accesible. Mi objetivo es proporcionar contexto para que puedan formarse sus propias opiniones con conocimiento de causa. También abordaré problemas de salud comunes que afectan a muchos de nosotros, como la presión arterial, las cardiopatías o la gripe estacional, y expondré qué podemos hacer para mantenernos saludables.
Los periódicos cuentan con editores cuya responsabilidad es garantizar que el contenido publicado sea justo, equilibrado y preciso. Lamentablemente, los mismos estándares no se aplican a la ingente cantidad de *influencers* y creadores de contenido que pueden difundir sus propias versiones de la “verdad” y los hechos en línea sin ningún tipo de supervisión.
Por estas razones, me encuentro verdaderamente encantado de estar de vuelta. Si bien, por razones legales y éticas, no puedo responder a consultas médicas individuales, sí que agradezco sugerencias sobre temas que les gustaría que tratara. Pueden contactar conmigo en [email protected], y yo me encargaré del resto.
Les deseo un 2026 muy feliz y saludable.
Dr. Marcus Stephan
La información proporcionada en esta columna tiene fines exclusivamente educativos e informativos, y no constituye asesoramiento médico. No sustituye una consulta, diagnóstico o tratamiento profesional. Consulte siempre a su propio médico u otro proveedor de salud calificado ante cualquier duda relacionada con una condición médica.