La vida de Bardot tras su retiro actoral estuvo dominada por el activismo, incluyendo campañas contra la caza de focas, las corridas de toros, la ganadería intensiva y otras formas de explotación animal. Crédito de la foto: Fundación Brigitte Bardot.
Brigitte Bardot, la actriz francesa y defensora de los derechos de los animales, falleció el 28 de diciembre a los 91 años tras luchar contra una grave enfermedad. Dejó una fortuna considerable, estimada en unos 65 millones de euros, que incluye múltiples propiedades en Saint-Tropez, Cannes y París, así como ingresos por derechos cinematográficos, de imagen y regalías derivadas de su extensa carrera fílmica.
El patrimonio, que en gran parte estaba destinado a financiar su Fondation Brigitte Bardot, se encuentra ahora en el centro de una disputa legal entre su hijo, Nicolas‑Jacques Charrier, y la fundación que ella estableció en 1986 para apoyar el bienestar animal. Bardot donó propiedades y activos a la fundación en vida, incluida su famosa finca de Saint-Tropez, La Madrague, donde conservó el derecho a residir hasta su muerte. Su meticulosa planificación sucesoria reflejaba su compromiso de larga data con la causa animal, pero la ley de herencias francesa plantea complicaciones.
Fortuna y filantropía
Patrimonio e inversiones
La riqueza de Bardot incluía una mezcla de bienes inmuebles, joyas, propiedad intelectual y activos líquidos. Entre sus posesiones más notables destacaban La Madrague, su hogar en Saint-Tropez; La Garrigue, un santuario animal de 10 hectáreas; una villa en Cannes valorada en unos 6 millones de euros; y varios apartamentos en París. A lo largo de décadas, acumuló ingresos sustanciales procedentes del cine, apariciones televisivas, regalías y endorsements, lo que la convirtió en una de las actrices francesas con mayor éxito financiero.
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Su fundación recibió una financiación significativa mediante subastas de sus joyas, donaciones y ventas de objetos personales. Esto le permitió operar programas de rescate, proporcionar atención veterinaria y hacer campaña contra la crueldad animal. La vida de Bardot después del cine estuvo dominada por el activismo, con una férrea oposición a la caza de focas, las corridas de toros, la ganadería industrial y otras formas de explotación. Su filantropía reflejaba tanto su pasión personal como un deseo de crear un legado perdurable más allá del celuloide.
La disputa hereditaria
La legislación francesa de sucesiones
El código civil francés impone una “réserve héréditaire”, que garantiza a los hijos una porción reservada del patrimonio de los padres. Como único heredero legal de Bardot, Nicolas‑Jacques Charrier tiene derecho automático al 50% de la herencia residual, independientemente de los deseos personales que Bardot pudiera haber expresado en favor de su fundación.
Los activos ya transferidos a la fundación, como La Madrague, están protegidos de reclamos legales, pero la división de las propiedades restantes, regalías y otros fondos debe ahora dilucidarse ante los tribunales. Los expertos legales anticipan que el proceso se extenderá durante meses o incluso años, dada la complejidad de las transferencias en vida y la mezcla de activos personales y filantrópicos involucrados.
Tensiones familiares
La relación de Bardot con Nicolas‑Jacques llevaba mucho tiempo siendo complicada. En su autobiografía de 1996, describió su embarazo de él como “un tumor que se había alimentado de mí”, lo que provocó una demanda de su hijo y de su padre por invasión de la privacidad. Los tribunales finalmente otorgaron daños y perjuicios modestos a Nicolas‑Jacques y a su padre, subrayando la profundidad del distanciamiento personal.
Aunque posteriormente hubo cierta reconciliación, con visitas esporádicas de su hijo a La Madrague, la disputa hereditaria ha reavivado el interés público por su tensa relación. La combinación de tensiones legales y personales convierte esta batalla sucesoria en un raro ejemplo de un conflicto de alto perfil entre familiares de una celebridad y organizaciones benéficas en Francia.
La Fundación Brigitte Bardot en París, Francia. Crédito de la foto: Molly Grace
El papel de la fundación
Financiación del bienestar animal
La Fondation Brigitte Bardot ha sido durante mucho tiempo el principal vehículo de su labor filantrópica. Sigue dirigiendo campañas contra la crueldad animal, operando programas de rescate y veterinarios, y apoyando iniciativas de protección de la fauna. Bardot donó propiedades significativas y activos financieros a la fundación en vida, asegurando que continuaría su misión tras su muerte.
Los analistas legales señalan que, si bien los activos de la fundación están mayoritariamente protegidos, otras partes del patrimonio siguen sujetas a división, por lo que la asignación final equilibrará los derechos hereditarios estatutarios con las intenciones filantrópicas de Bardot.
Resumen de la disputa y el legado
Bardot dejó un patrimonio de 65 millones de euros, que incluye propiedades en Saint-Tropez, Cannes y París, además de regalías y otros activos.
Su hijo Nicolas‑Jacques Charrier tiene derecho legal al 50% de la herencia residual según la ley francesa, independientemente de sus deseos.
La Fondation Brigitte Bardot recibió importantes activos en vida de Bardot para continuar su trabajo en pro del bienestar animal.
Los comentarios en las memorias de Bardot, donde describía a su hijo como “un tumor”, provocaron acciones legales en los años noventa, ilustrando las tensiones familiares de larga data.
La herencia representa tanto un campo de batalla financiero como simbólico, que balancea las obligaciones familiares de Bardot y su visión filantrópica.
Los activos ya transferidos a la fundación, como La Madrague, probablemente permanecerán protegidos de los reclamos de su hijo.
Perspectivas de futuro
División del patrimonio y futuro de la fundación
Si bien a Nicolas‑Jacques Charrier le está garantizada la parte estatutaria del patrimonio, los activos restantes están destinados a apoyar a la Fondation Brigitte Bardot, asegurando la continuidad de su labor. Los procedimientos legales aclararán cómo interactúan las donaciones en vida y las intenciones testamentarias con la ley de sucesiones francesa.
El patrimonio de Bardot representa ahora tanto un campo de batalla financiero como simbólico, que refleja su dedicación al bienestar animal junto con sus responsabilidades familiares. Se espera que su fortuna y propiedades sigan financiando campañas de protección animal durante años, mientras que su complejo legado familiar y legal continúa siendo un tema de fascinación pública.