Si bien el estudio se centra en los residentes en España, el aislamiento social también es un reto reconocido para los expatriados que viven lejos de sus países de origen. Crédito de la foto: David Michael Bellis/Shutterstock
Más de la mitad de la población española considera que los recursos diseñados para combatir la soledad no deseada son inaccesibles, según una nueva investigación que pone de relieve persistentes barreras en los sistemas de apoyo social. El estudio reveló que un 58% de los encuestados considera que las medidas existentes son difíciles de acceder, mientras que una mayoría significativa también opina que el apoyo actual es insuficiente para abordar la magnitud del problema.
Estos hallazgos proceden de una encuesta nacional realizada por la Fundación Santa María la Real, con el apoyo del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, que examinó la percepción pública sobre la soledad, el envejecimiento y la intervención social. Un total de 1.509 adultos en toda España participaron en el estudio, ofreciendo una amplia panorámica de las actitudes hacia la soledad y la efectividad de las respuestas disponibles.
La soledad no deseada ha sido reconocida crecientemente como un desafío de salud pública y social en España, particularmente entre las personas mayores, aunque el estudio deja claro que el problema trasciende grupos de edad y estratos sociales.
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La percepción de un apoyo insuficiente está muy extendida
Los encuestados citan falta de información y accesibilidad
Más allá de la preocupación por la accesibilidad, el estudio revela un descontento más profundo con respecto a cómo se aborda la soledad no deseada. Aproximadamente dos de cada tres participantes consideran que el apoyo actual disponible es insuficiente, lo que sugiere una desconexión entre las iniciativas políticas y la experiencia vivida.
Uno de los principales obstáculos identificados es la falta de información, pues muchos encuestados afirman desconocer qué recursos existen o cómo acceder a ellos. Otros señalaron la complejidad administrativa, la disponibilidad limitada a nivel local y la pobre coordinación entre los servicios públicos y las organizaciones comunitarias.
Los investigadores señalan que, aunque España ha ampliado en los últimos años los programas sociales dirigidos a personas mayores y grupos vulnerables, estas iniciativas no siempre se traducen en un apoyo visible o fácilmente accesible a nivel local. Advierten que la percepción de inaccesibilidad puede disuadir a las personas de buscar ayuda, incluso cuando los servicios están técnicamente disponibles.
La soledad no se limita a la tercera edad
El estudio desafía suposiciones comunes
Aunque la soledad no deseada se asocia a menudo con las personas mayores, la investigación indica que el problema afecta a múltiples generaciones. Adultos jóvenes y de mediana edad también reportaron sentimientos de aislamiento social y dificultades para acceder a apoyo, particularmente en entornos urbanos y entre quienes experimentan vulnerabilidad económica o digital.
El estudio subraya el rol de la brecha digital como factor contribuyente. A medida que más servicios migran al entorno digital, las personas con habilidades o acceso limitado pueden verse excluidas de las redes de información y apoyo, lo que refuerza el aislamiento en lugar de aliviarlo.
Los expertos involucrados en la investigación enfatizan que la soledad no debería verse únicamente como un problema individual, sino como una cuestión estructural vinculada a la vivienda, el empleo, la planificación urbana y la cohesión comunitaria.
Reclamo de enfoques coordinados y preventivos
Énfasis en soluciones basadas en la comunidad
El informe aboga por una estrategia nacional más coordinada que combine servicios públicos, autoridades locales y organizaciones del tercer sector. Argumenta que abordar la soledad no deseada con efectividad requiere una identificación temprana, acción preventiva y un compromiso comunitario sostenido, en lugar de intervenciones reactivas o fragmentadas.
Los investigadores también subrayan la importancia de iniciativas a nivel vecinal, como espacios de encuentro social, programas intergeneracionales y redes locales, que pueden reducir el aislamiento antes de que se vuelva crónico. Formar a profesionales para detectar signos tempranos de soledad y derivar a las personas al apoyo adecuado también se identifica como una prioridad.
Este estudio forma parte de una conversación más amplia en España sobre cómo responder al envejecimiento demográfico, la fragmentación social y los cambios en las estructuras familiares, factores todos que están reconfigurando los sistemas tradicionales de apoyo.
La experiencia de aislamiento social de los expatriados
Retos para quienes viven en el extranjero
Si bien el estudio se centra en los residentes en España, el aislamiento social también constituye un reto reconocido para los expatriados que viven lejos de sus países de origen. Emigrar puede trastocar las redes sociales establecidas, y algunos expatriados experimentan un contacto social reducido debido a diferencias lingüísticas, culturales o de familiaridad con las comunidades locales.
Para estos individuos, acceder a redes de apoyo puede ser más difícil, en particular cuando los servicios no están diseñados teniendo en cuenta a los residentes foráneos. La integración social y la participación en actividades comunitarias pueden requerir un esfuerzo adicional, y la falta de información sobre recursos locales puede exacerbar la sensación de aislamiento.
Aunque se precisa más investigación para cuantificar la magnitud de este problema entre los expatriados en España, la evidencia anecdótica sugiere que reproduce algunos de los desafíos que enfrentan los residentes españoles, vinculándose la soledad a menudo con barreras estructurales más que con una elección personal.
**Puntos clave**
* El 58% de los españoles cree que los recursos para combatir la soledad no deseada son inaccesibles.
* Aproximadamente dos tercios afirman que el apoyo actual es insuficiente para abordar el problema.
* El estudio encuestó a 1.509 adultos en toda España.
* La falta de información y las barreras administrativas fueron citadas como los principales obstáculos.
* La soledad afecta a múltiples grupos de edad, no solo a las personas mayores.
Creciente atención a la soledad como cuestión social
Es probable que se intensifique la atención política
La soledad no deseada ha ganado cada vez más atención política e institucional en España, particularmente en el contexto del envejecimiento, la salud mental y la cohesión social. Los hallazgos de este estudio probablemente reforzarán los llamamientos a favor de estructuras de apoyo más claras, visibles y accesibles.
Mientras los responsables políticos siguen explorando nuevos marcos para el cuidado social y el bienestar comunitario, la investigación sugiere que el éxito dependerá no solo de la financiación y los programas, sino de garantizar que las personas puedan realmente encontrar, comprender y utilizar la ayuda que existe.
Para muchos españoles, el reto no es la ausencia de iniciativas, sino la brecha entre la intención política y la realidad cotidiana.